Tras
otro sonoro fracaso de la selección entrenada por Del Bosque, el Marqués sigue
aferrado al banco y no deja el cargo
Antonio Blanca
La
España de Vicente Del Bosque ha acabado. Bueno, ya debió finiquitarse dos años
atrás tras el fiasco de Brasil en lo que fue la peor participación en la
historia de España en una Copa del Mundo, pero por ternura hacia lo que había
conseguido con anterioridad se le dio un voto de confianza a un proyecto que
estaba muerto. El resultado es un epílogo paupérrimo y triste.
Decir
que Vicente Del Bosque no debe continuar y que no merece continuar no significa
que no se valore lo que hizo seis y cuatro años atrás. Parece que decir que Del
Bosque ha cometido muchos errores que nos han llevado a dos desilusiones
consecutivas (Mundial y Eurocopa, sin contar la Confederaciones que se perdió
en la final ante Brasil) es decir que Del Bosque es un inútil o un mal
entrenador. No es así. Los equipos necesitan reciclarse con el tiempo y lo
entrenadores también. Del Bosque no ha variado nada el juego de España y a la larga
eso nos ha perjudicado, amén de decisiones cuestionables sin tratar por el
mismo rasero a los jugadores, adocenando a un grupúsculo intocable hiciera lo
que hiciera, su lapidaria frase, “ser uno de los nuestros” así lo confirma.
Hay
dos cosas que España debe cambiar sí o sí para volver a la senda del triunfo.
La primera es el malhadado “tiki-taka”. Sí, para muchos hablar de cambiar el
sistema de juego es tema tabú, pero es algo que debe ocurrir. En el Barcelona Luis
Enrique lo ha hecho. Ha imprimido más velocidad en las transiciones y ha
enseñado al equipo a contraatacar, dándole más opciones de juego.
La otra cosa que debe cambiar es el alma y el
carácter del equipo. En otras palabras, debe cambiar el entrenador. Del Bosque
no le ha aportado ni ilusión ni carácter a la selección española. En el partido
de Italia se vio claramente. Los transalpinos nos pasaron por encima en la
primera parte porque morían en cada balón. A los españoles parecía que no les
iba la vida en ello. Es necesario un entrenador que le aporte ese espíritu
combativo al equipo.
La
gran pregunta es, ¿quién debe ser el nuevo seleccionador? Afortunadamente,
actualmente hay una gran gama de buenos entrenadores españoles. Algo que
funciona como arma de doble filo de cara a la Selección. Por un lado es una
gran noticia, pues lo normal es que el elegido, salvo sorpresa, sea un gran
técnico. Por otro lado, será difícil elegir a uno de los mejores ya que
prácticamente todos tienen equipo en este momento.
Paco
Jémez, Emery, Ernesto Valverde, Quique Sánchez Flores, Lopetegui o Marcelino
son los nombres que más podrían ilusionar a la afición española. Pero todos
ellos tienen equipo actualmente. Sin embargo, entrenadores como Roberto
Martínez o Míchel se encuentran sin equipo y podrían ser algunos de los
candidatos al puesto.
Lo
importante es que España tiene margen de mejora y mucho futuro. Jugadores como Isco,
Bellerín, Gayá, Koke, Saúl, Lucas Vázquez, Marco Asensio o Denis Suárez
ilusionan el futuro de la Selección. Sólo falta que el nuevo seleccionador se
atreva a llevárselos y a ponerlos. No en vano hemos sido campeones (como casi
siempre) en categorías inferiores.
Ahora
mismo nada es seguro, pero los vientos de cambios resuenan con más intensidad
que nunca. España necesita un cambio de timonel para volver al rumbo adecuado.
A Del Bosque se le han acabado las ideas y está con el agua al cuello. Se ha
quedado sin el crédito y la confianza de los españoles. Una pena que siga
aferrado al cargo, la dignidad que se le presume debería haberle hecho dimitir,
pero ahí sigue.
Con
él tocamos el cielo que jamás soñamos y hemos vuelto a ser lo que fuimos.