Aránzazu Gálvez
La selección española afrontará la Eurocopa de Francia con
una presión similar a la de hace cuatro años en Ucrania y Polonia, ya que
deberá defender el título de campeona, pero aunque lo hará ya sin ser aquel
combinado inmerso en una tremenda dinámica ganadora y con una necesaria y
obligada renovación que tendrá su primer gran examen. El torneo continental,
que arranca este viernes con la disputa del encuentro entre la anfitriona y
Rumanía, cuenta con tres favoritas destacadas en las casas de apuestas: Francia
(4 a 1), Alemania (5 a 1) y España (6 a 1)
España hizo lo impensable en 2012 con la conquista de su
tercer título continental, renovando la corona de 2008 en Austria y Suiza, la
cual terminó por quitar complejos e inició unos años de gloria y éxitos
culminados en el Olímpico de Kiev. Allí, arrolló a una histórica, Italia, y
consiguió lo que nadie había logrado nadie, encadenar
Eurocopa-Mundial-Eurocopa.
La ‘Roja’ estaba subido en la ola y se había convertido en
la rival a batir por todos, admirada por su fútbol de toque y de exquisito
nivel técnico. Sin embargo, todo tiene una fecha de caducidad en el mundo
futbolístico y la del combinado nacional tuvo lugar en la siguiente gran cita,
el Mundial de Brasil de 2014. Los hombres de Vicente del Bosque buscaban
defender título, pero ni siquiera superaron la primera fase, minimizados por
Holanda, que saboreó su venganza, y por la dura y competitiva Chile, que
dejaron en nada el último partido ante Australia.
Ese partido en Curitiba puso fin no sólo a la andadura
mundialista mucho antes de lo esperado sino que terminó con el periplo
internacional de algunos de los jugadores claves del dominio de la tricampeona
de Europa. Xavi y Xabi Alonso, pilares en el centro del campo, y David Villa,
el goleador que ha terminado por ser casi insustituible, se despidieron de la
camiseta nacional en Brasil, siguiendo un camino que antes ya había tomado, por
las lesiones, Carles Puyol.
Era el momento de iniciar la renovación en el vestuario, que
se llevó también a un futbolista como Fernando Torres, héroe en 2008 en Viena.
Con el aval de una potente cantera, reflejado en los éxitos de las categorías
inferiores, sobre todo de la Sub-21, y una base aún con recorrido para llegar
en plenitud a la Eurocopa, parecía que la tarea para Vicente del Bosque sería
sencilla, pero nada más lejos de la realidad y desde la Copa del Mundo han
aumentado más las dudas.
La fase de clasificación fue más sufrida de lo esperado, sin
contar con la pobre imagen dada en los amistosos a domicilio, ahora sí más
necesarios por la obligatoriedad de retomar la confianza de una afición,
ansiosa ahora de más éxitos olvidando lo complicado que había sido alcanzar la
cima.
Encuadrada con un asequible grupo formado por Eslovaquia,
Ucrania, Macedonia, Bielorrusia y Luxemburgo, la situación se agravó con la
derrota en Zilina ante los eslovacos, que produjo una alarma quizás un tanto
irreal porque había dos billetes directos en juego. De todos modos, España no
falló más y lo ganó todo hasta el final, aunque sin conseguir una regularidad en
su fútbol y con ciertos problemas en la maquinaria ofensiva, que quedaron
patentes en el último amistoso antes de viajar a Francia, cuando los de Del
Bosque perdieron en Getafe ante la débil Georgia (0-1).
Con todo, la ‘Roja’ llega a Francia, donde ya brilló hace 32
años jugando la gran final ante una anfitriona liderada por Michel Platini y
con el recordado fallo de Luis Miguel Arconada ante el ’10′ francés, sabedora
que de todas quieren su trono, mucho más difícil de defender, aunque el primer
grupo no debería representar excesivos escollos, más allá de una Croacia capaz
de todo.
La imprevisible Turquía y la rocosa República Checa, rival
de un debut que marcará su camino, se presentan como rivales accesibles para
alcanzar los octavos, donde comenzará la hora de la verdad para un equipo que
hace cuatro años fue de menos a más hasta acabar exhibiéndose ante la histórica
Italia.
Repiten 13 del Mundial y 10 del título europeo en Kiev
Del Bosque ha vuelto a confiar en su columna vertebral, con
13 que ya estuvieron en el pasado Mundial, y 10 que defenderán título, por
encima de su estado de forma, lo que ha permitido la inclusión de jugadores ya
muy expertos con ‘savia nueva’ como Nolito, Bellerín, Bruno Soriano, Morata o
Lucas Vázquez.
El principal dilema para el salmantino reside en la portería
donde debe decidir entre el aura que desprende el capitán Iker Casillas o la
pujanza de su seguro relevo que representa David de Gea, ya presente en Brasil.
Atrás, sin apenas centrales, Sergio Ramos y Gerard Piqué deberán aparcar sus
‘diferencias’ para formar una potente dupla respaldada por dos laterales
ofensivos como Juanfran y Jordi Alba.
En el centro del campo aparece mucha variedad, pero parece
que son ‘intocables’ Busquets, en un gran estado de forma y sin tener que
pensar en su futuro, Iniesta, llamado a ser el líder del combinado nacional, y
Silva, con muchas alternativas con Bruno, Thiago, Koke y un Cesc que no ha
tenido su mejor año pero que siempre puede ser el recurrido ‘falso 9′.
Arriba está la otra gran duda. Del Bosque descartó, contra
todo pronóstico al discutido Diego Costa, su apuesta para el Mundial, y a
Alcácer, una de las apuestas para la renovación, confiando el ’9′ a un joven
como Morata, brillante con la Sub-21 y maduro tras su marcha a la Juventus, y
todo un veterano como Aduriz, gran goleador nacional a sus 35 años y ante su
gran oportunidad. Ellos deben ser la referencia ofensiva, acompañados por un
Nolito, un jugador ‘distinto’, con gol, desborde y desparpajo, dispuesto a
ejercer ese papel de sorpresa que el seleccionador ya usó con Busquets, Pedro o
Alba.
La anfitriona se encomienda a Griezmann
La selección francesa afronta ‘su’ Eurocopa con la necesidad
de pelear por el título tras los últimos sinsabores, pero sobre todo relanzada
en el último año por el potencial de jugadores como el atlético Antoine
Griezmann y el juventino Paul Pogba tras la consabida ausencia de la estrella
blanca Karim Benzema.
El conjunto dirigido por Didier Deschamps confía en
reverdecer viejos laureles ante su público, recordando que las tres últimas
veces que han sido anfitriones han salido vencedores. Ganaron la Eurocopa de
1984, con Platini, Giresse y compañía, el Mundial de 1998 con aquella
generación encabezada por Zidane, y también la Copa Confederaciones de 2003.
Dieciséis años después de aquella conquista y con el capitán
de aquel equipo en el banquillo, el reto de los ‘bleus’ pasa nuevamente por
alzar el título el próximo 10 de julio. Los pupilos de Deschamps esperan no
lamentar la ausencia de su goleador Benzema, ni la del también madridista
Raphael Varane –que se lesionó a falta de dos semanas para la cita– un
contratiempo para el conjunto francés solventado con la llamada del sevillista
Adil Rami.
Tras su eliminación en los cuartos de final en el último
Mundial y en la última Eurocopa, donde ofrecieron un nivel muy por debajo de
las expectativas, los bicampeones del Viejo Continente triunfaron por última
vez en un gran torneo en el año 2000, en la Euro celebrada en Bélgica y los
Países Bajos, con un equipo en el que también estaba el actual seleccionador.
Francia, liberada de la fase de clasificación, disputó
amistosos en las fechas FIFA, entre ellos con España y Portugal, a las que
derrotó con apuros pero con solvencia, mientras que perdió en sus duelos de más
entidad con Inglaterra y Bélgica. Su camino a la Eurocopa, lleno de luces y
sombras, no mide el nivel real de una selección cuya principal fuerza será
jugar al calor de los suyos.
La Francia actual está diseñada en torno al talento y la
juventud, aunque su media de edad se eleve hasta los 27 años. Jugadores como
Patrice Evra o Bacary Sagna, en defensa, los porteros Hugo Lloris y Steve
Mandanda, habituales desde antes del descalabro en Sudáfrica 2010. Quién no
estará es el exmadridista Lassana Diarra, sustituido por Morgan Schneiderlin,
del United, a última hora.
Un equipo que pone sus esperanzas en los goles de Griezmann
y en la aportación de Pogba. El centrocampista juventino, codiciado por media
Europa, no ha vivido su mejor temporada en el Calcio, pero su prodigioso físico
y su juventud le pueden ayudar a cotizarse aún más, mientras que el colchonero
ha acabado el curso con 32 dianas y a un gran nivel, aunque vendrá más
‘cargado’ por la final de la Liga de Campeones.
De todos modos, la situación cambió para Francia cuando
Karim Benzema quedó apartado definitivamente de la selección el pasado mes de
abril. La polémica generada a finales de 2015 en torno al supuesto chantaje con
un vídeo de contenido sexual en el que aparecía su compañero Mathieu Valbuena,
le terminó por privar de una cita en la que el jugador del Olympique de Lyon,
también habitual para Deschamps, tampoco estará.
Alemania, con más hambre de gloria
La selección alemana afronta la Eurocopa de Francia con la
vitola de máxima favorita, un privilegio que le concede tanto su pasado, ya que
el único tricampeón junto con España, como su presente, con un equipo muy
poderoso y conjuntado que se proclamó campeón mundial hace dos años en Brasil
al mando de su gran artífice, Joachin Löw.
La ‘Mannschaft’ es el valor seguro por excelencia en el
fútbol de selecciones, ese equipo que, independientemente de la calidad de su
plantilla, siempre rinde al máximo nivel, una condición histórica que ha
refrendado bajo el mando de Löw, quien esta a punto de cumplir una década en el
cargo.
Desde que el técnico de Schönau se hizo cargo de la
selección sustituyendo a Jürgen Klinsmann, Alemania siempre ha alcanzado como
mínimo las semifinales de los cinco grandes torneos disputados en este periodo,
pero solo logró tocar la gloria en Brasil, donde superó a Argentina con un gol
de Mario Götze en la prórroga (1-0).
La histórica goleada en semifinales de aquel Mundial ante la
anfitriona (1-7) fue la sublimación de una generación macerada durante años con
nombres propios muy claros: Manuel Neuer, Bastian Schweinsteiger, Thomas
Müller, Mesut Özil, Toni Kroos o el capitán Philipp Lahm, que abandonó la
selección tras el Mundial.
En la Eurocopa, Alemania lleva dos décadas sin saborear la
gloria -en parte por culpa de España- después de proclamarse campeona en 1972,
1980 y por última vez en 1996, con la única final que se resolvió por ‘gol de
oro’, anotado por Olivier Bierhoff ante la República Checa (2-1). Ahora,
buscará el cuarto entorchado en su duodécima participación, para la que se
clasificó como primera del Grupo D.