viernes, 10 de junio de 2016

FRANCIA 2016

Aránzazu Gálvez

La selección española afrontará la Eurocopa de Francia con una presión similar a la de hace cuatro años en Ucrania y Polonia, ya que deberá defender el título de campeona, pero aunque lo hará ya sin ser aquel combinado inmerso en una tremenda dinámica ganadora y con una necesaria y obligada renovación que tendrá su primer gran examen. El torneo continental, que arranca este viernes con la disputa del encuentro entre la anfitriona y Rumanía, cuenta con tres favoritas destacadas en las casas de apuestas: Francia (4 a 1), Alemania (5 a 1) y España (6 a 1)

España hizo lo impensable en 2012 con la conquista de su tercer título continental, renovando la corona de 2008 en Austria y Suiza, la cual terminó por quitar complejos e inició unos años de gloria y éxitos culminados en el Olímpico de Kiev. Allí, arrolló a una histórica, Italia, y consiguió lo que nadie había logrado nadie, encadenar Eurocopa-Mundial-Eurocopa.

La ‘Roja’ estaba subido en la ola y se había convertido en la rival a batir por todos, admirada por su fútbol de toque y de exquisito nivel técnico. Sin embargo, todo tiene una fecha de caducidad en el mundo futbolístico y la del combinado nacional tuvo lugar en la siguiente gran cita, el Mundial de Brasil de 2014. Los hombres de Vicente del Bosque buscaban defender título, pero ni siquiera superaron la primera fase, minimizados por Holanda, que saboreó su venganza, y por la dura y competitiva Chile, que dejaron en nada el último partido ante Australia.

Ese partido en Curitiba puso fin no sólo a la andadura mundialista mucho antes de lo esperado sino que terminó con el periplo internacional de algunos de los jugadores claves del dominio de la tricampeona de Europa. Xavi y Xabi Alonso, pilares en el centro del campo, y David Villa, el goleador que ha terminado por ser casi insustituible, se despidieron de la camiseta nacional en Brasil, siguiendo un camino que antes ya había tomado, por las lesiones, Carles Puyol.

Era el momento de iniciar la renovación en el vestuario, que se llevó también a un futbolista como Fernando Torres, héroe en 2008 en Viena. Con el aval de una potente cantera, reflejado en los éxitos de las categorías inferiores, sobre todo de la Sub-21, y una base aún con recorrido para llegar en plenitud a la Eurocopa, parecía que la tarea para Vicente del Bosque sería sencilla, pero nada más lejos de la realidad y desde la Copa del Mundo han aumentado más las dudas.

La fase de clasificación fue más sufrida de lo esperado, sin contar con la pobre imagen dada en los amistosos a domicilio, ahora sí más necesarios por la obligatoriedad de retomar la confianza de una afición, ansiosa ahora de más éxitos olvidando lo complicado que había sido alcanzar la cima.

Encuadrada con un asequible grupo formado por Eslovaquia, Ucrania, Macedonia, Bielorrusia y Luxemburgo, la situación se agravó con la derrota en Zilina ante los eslovacos, que produjo una alarma quizás un tanto irreal porque había dos billetes directos en juego. De todos modos, España no falló más y lo ganó todo hasta el final, aunque sin conseguir una regularidad en su fútbol y con ciertos problemas en la maquinaria ofensiva, que quedaron patentes en el último amistoso antes de viajar a Francia, cuando los de Del Bosque perdieron en Getafe ante la débil Georgia (0-1).

Con todo, la ‘Roja’ llega a Francia, donde ya brilló hace 32 años jugando la gran final ante una anfitriona liderada por Michel Platini y con el recordado fallo de Luis Miguel Arconada ante el ’10′ francés, sabedora que de todas quieren su trono, mucho más difícil de defender, aunque el primer grupo no debería representar excesivos escollos, más allá de una Croacia capaz de todo.

La imprevisible Turquía y la rocosa República Checa, rival de un debut que marcará su camino, se presentan como rivales accesibles para alcanzar los octavos, donde comenzará la hora de la verdad para un equipo que hace cuatro años fue de menos a más hasta acabar exhibiéndose ante la histórica Italia.

Repiten 13 del Mundial y 10 del título europeo en Kiev
Del Bosque ha vuelto a confiar en su columna vertebral, con 13 que ya estuvieron en el pasado Mundial, y 10 que defenderán título, por encima de su estado de forma, lo que ha permitido la inclusión de jugadores ya muy expertos con ‘savia nueva’ como Nolito, Bellerín, Bruno Soriano, Morata o Lucas Vázquez.

El principal dilema para el salmantino reside en la portería donde debe decidir entre el aura que desprende el capitán Iker Casillas o la pujanza de su seguro relevo que representa David de Gea, ya presente en Brasil. Atrás, sin apenas centrales, Sergio Ramos y Gerard Piqué deberán aparcar sus ‘diferencias’ para formar una potente dupla respaldada por dos laterales ofensivos como Juanfran y Jordi Alba.

En el centro del campo aparece mucha variedad, pero parece que son ‘intocables’ Busquets, en un gran estado de forma y sin tener que pensar en su futuro, Iniesta, llamado a ser el líder del combinado nacional, y Silva, con muchas alternativas con Bruno, Thiago, Koke y un Cesc que no ha tenido su mejor año pero que siempre puede ser el recurrido ‘falso 9′.

Arriba está la otra gran duda. Del Bosque descartó, contra todo pronóstico al discutido Diego Costa, su apuesta para el Mundial, y a Alcácer, una de las apuestas para la renovación, confiando el ’9′ a un joven como Morata, brillante con la Sub-21 y maduro tras su marcha a la Juventus, y todo un veterano como Aduriz, gran goleador nacional a sus 35 años y ante su gran oportunidad. Ellos deben ser la referencia ofensiva, acompañados por un Nolito, un jugador ‘distinto’, con gol, desborde y desparpajo, dispuesto a ejercer ese papel de sorpresa que el seleccionador ya usó con Busquets, Pedro o Alba.

La anfitriona se encomienda a Griezmann
La selección francesa afronta ‘su’ Eurocopa con la necesidad de pelear por el título tras los últimos sinsabores, pero sobre todo relanzada en el último año por el potencial de jugadores como el atlético Antoine Griezmann y el juventino Paul Pogba tras la consabida ausencia de la estrella blanca Karim Benzema.

El conjunto dirigido por Didier Deschamps confía en reverdecer viejos laureles ante su público, recordando que las tres últimas veces que han sido anfitriones han salido vencedores. Ganaron la Eurocopa de 1984, con Platini, Giresse y compañía, el Mundial de 1998 con aquella generación encabezada por Zidane, y también la Copa Confederaciones de 2003.

Dieciséis años después de aquella conquista y con el capitán de aquel equipo en el banquillo, el reto de los ‘bleus’ pasa nuevamente por alzar el título el próximo 10 de julio. Los pupilos de Deschamps esperan no lamentar la ausencia de su goleador Benzema, ni la del también madridista Raphael Varane –que se lesionó a falta de dos semanas para la cita– un contratiempo para el conjunto francés solventado con la llamada del sevillista Adil Rami.

Tras su eliminación en los cuartos de final en el último Mundial y en la última Eurocopa, donde ofrecieron un nivel muy por debajo de las expectativas, los bicampeones del Viejo Continente triunfaron por última vez en un gran torneo en el año 2000, en la Euro celebrada en Bélgica y los Países Bajos, con un equipo en el que también estaba el actual seleccionador.

Francia, liberada de la fase de clasificación, disputó amistosos en las fechas FIFA, entre ellos con España y Portugal, a las que derrotó con apuros pero con solvencia, mientras que perdió en sus duelos de más entidad con Inglaterra y Bélgica. Su camino a la Eurocopa, lleno de luces y sombras, no mide el nivel real de una selección cuya principal fuerza será jugar al calor de los suyos.

La Francia actual está diseñada en torno al talento y la juventud, aunque su media de edad se eleve hasta los 27 años. Jugadores como Patrice Evra o Bacary Sagna, en defensa, los porteros Hugo Lloris y Steve Mandanda, habituales desde antes del descalabro en Sudáfrica 2010. Quién no estará es el exmadridista Lassana Diarra, sustituido por Morgan Schneiderlin, del United, a última hora.

Un equipo que pone sus esperanzas en los goles de Griezmann y en la aportación de Pogba. El centrocampista juventino, codiciado por media Europa, no ha vivido su mejor temporada en el Calcio, pero su prodigioso físico y su juventud le pueden ayudar a cotizarse aún más, mientras que el colchonero ha acabado el curso con 32 dianas y a un gran nivel, aunque vendrá más ‘cargado’ por la final de la Liga de Campeones.

De todos modos, la situación cambió para Francia cuando Karim Benzema quedó apartado definitivamente de la selección el pasado mes de abril. La polémica generada a finales de 2015 en torno al supuesto chantaje con un vídeo de contenido sexual en el que aparecía su compañero Mathieu Valbuena, le terminó por privar de una cita en la que el jugador del Olympique de Lyon, también habitual para Deschamps, tampoco estará.

Alemania, con más hambre de gloria
La selección alemana afronta la Eurocopa de Francia con la vitola de máxima favorita, un privilegio que le concede tanto su pasado, ya que el único tricampeón junto con España, como su presente, con un equipo muy poderoso y conjuntado que se proclamó campeón mundial hace dos años en Brasil al mando de su gran artífice, Joachin Löw.

La ‘Mannschaft’ es el valor seguro por excelencia en el fútbol de selecciones, ese equipo que, independientemente de la calidad de su plantilla, siempre rinde al máximo nivel, una condición histórica que ha refrendado bajo el mando de Löw, quien esta a punto de cumplir una década en el cargo.

Desde que el técnico de Schönau se hizo cargo de la selección sustituyendo a Jürgen Klinsmann, Alemania siempre ha alcanzado como mínimo las semifinales de los cinco grandes torneos disputados en este periodo, pero solo logró tocar la gloria en Brasil, donde superó a Argentina con un gol de Mario Götze en la prórroga (1-0).

La histórica goleada en semifinales de aquel Mundial ante la anfitriona (1-7) fue la sublimación de una generación macerada durante años con nombres propios muy claros: Manuel Neuer, Bastian Schweinsteiger, Thomas Müller, Mesut Özil, Toni Kroos o el capitán Philipp Lahm, que abandonó la selección tras el Mundial.


En la Eurocopa, Alemania lleva dos décadas sin saborear la gloria -en parte por culpa de España- después de proclamarse campeona en 1972, 1980 y por última vez en 1996, con la única final que se resolvió por ‘gol de oro’, anotado por Olivier Bierhoff ante la República Checa (2-1). Ahora, buscará el cuarto entorchado en su duodécima participación, para la que se clasificó como primera del Grupo D.