Segunda
Copa América consecutiva para la Roja que venció en la tanda de penaltis a una
Argentina maldita que añora la época dorada de Diego Armando Maradona
Antonio Blanca
El
sueño argentino de nuevo se transmutó en pesadilla. La albiceleste tenía la
posibilidad de vengar la derrota sufrida el año pasado ante los mismos
verdugos, y volvieron a caer ante una correosa Chile, que se impuso nuevamente
en la tanda de penaltis. El tiempo reglamentario acabó con empate a cero, con
el árbitro y el juego duro como protagonistas del tiempo reglado. En la última suerte,
el mejor jugador de los argentinos, Leo Messi, no fue capaz de darle el título
a Argentina.
El
encuentro comenzó con intensidad. ‘La Roja’ original (que así llamaban a Chile
antes que a la selección española) planteó un partido brusco. No por falta de
talento, sino por exceso del rival. Pese a que el poco peligro lo llevaba
Argentina, la posesión la dominaban los chilenos. Con ambos conjuntos
enfrascados en una batalla de patadas y empujones, el colegiado del encuentro
decidió convertirse en protagonista. El chileno Marcelo Díaz se iba a la ducha
con menos de media hora de juego por dos entradas a Messi (muy protestada la
segunda) y para compensar, el argentino Marcos Rojo le seguía al vestuario por
una patada a Arturo Vidal que se debió quedar en menos. Ley de compensación
arbitral, y entre medias, la más clara para Higuaín, que volvía a fallar una
ocasión cantada de gol, mano a mano ante Claudio Bravo que marró el ariete del
Nápoles con un tiro cruzado en exceso. Con empate a cero se llegaba al
descanso, resultado justo para el esfuerzo realizado.
En
la segunda mitad se repetía el mismo escenario, con Chile que esperaba atrás
mientras Argentina era la que ponía las ocasiones. Volvió a fallar claramente
Higuaín, y Martino dio entrada a Agüero en la cancha. El del City tuvo la
victoria en su cabeza, pero un gran Claudio Bravo salvó a los suyos. Por los
chilenos tan solo Alexis Sánchez puso en aprietos a Romero, pero de forma
insuficiente. Cumplido el tiempo reglamentario y el de prórroga se llegó a los
penaltis, y nuevamente la suerte se puso del lado de los de rojo. Romero paraba
el penalti de Arturo Vidal, pero Messi desperdiciaba la ventaja que le había
dado su portero y mandaba el balón a las nubes. Con la devastación en la cara
de La Pulga, en los Chilenos marcaban Nico Castillo, Aránguiz y Beausejour,
mientras en Argentina hacían lo propio Mascherano y Agüero. Claudio Bravo,
premiado con el galardón de Guantes de Oro del torneo, detenía el lanzamiento
de Biglia y Silva, que repetía como máximo realizador del campeonato marcaba el
4-2 definitivo que le daba el trofeo a Chile.
La
derrota en la final, tercera en tres años tras la sufrida el año pasado también
frente a Chile y la del Mundial frente a Alemania, cuarta en el total de su
carrera, han pasado factura a Leo Messi. El astro argentino, visiblemente
afectado tras fallar su penalti, no podía evitar llorar al volver a ser incapaz
de guiar a los suyos al triunfo. Tras el partido, La Pulga declaró que "es
difícil, el momento es duro para cualquier análisis. En el vestuario pensé que
se terminó para mí la selección. No es para mí. Es lo que siento ahora. Es una
tristeza grande que me vuelva a pasar. Me tocó fallar el penalti a mí, era
importantísimo. Ya está, es por el bien de todos. No nos conformamos con llegar
a la final y no ganarla. Ya lo intenté mucho, ser campeón con Argentina. No se
dio, no lo pude conseguir”. El mejor jugador de la albiceleste pone así, al
menos temporalmente, fin a su ciclo con la selección nacional de Argentina, a
la que no fue capaz de llevar a la victoria en un gran torneo, el gran debe de
Messi, algo que el ‘10’ de Argentina, Maradona sí que le entregó a su país.