Jaime Trevijano
Ocho años le ha durado a España el trono europeo y lo ha
entregado en octavos de final sin ser fiel al estilo que le dio dos Eurocopas y
un Mundial. La selección ha dejado en París una imagen muy parecida a la que
dejó en Brasil hace dos años, esta vez cayendo por 2-0 ante Italia. Sin ideas,
sin físico, sin fútbol y cometiendo los mismos errores que en el pasado más reciente,
demostrando ser un equipo indolente e incapaz de crear ocasiones de peligro. La
selección ha ido de menos a más en la Eurocopa y ha perdido con merecimiento
ante los dos rivales potentes a los que se ha medido. Adiós Vicente y gracias
por todo.
Italia, a la que muchos daban por muerta, jugó el partido
con tres marchas más que España, que por momentos jugaba su peor fútbol en la
última década.. Entre el chaparrón de agua, los resbalones de los jugadores
españoles y una empanada de órdago, el peligro era constante sobre el área de
España. Apenas habían pasado unos minutos y De Gea tuvo que aparecer para
salvar a la selección en dos ocasiones. Primero tras un cabezazo de Florenzi y
después en una chilena de Giaccherini que después rebotó en el palo, aunque el
linier anuló la jugada por juego peligroso.
El plan de Conte estaba saliendo en el terreno de juego como
había pintado en la pizarra y del de Del Bosque no había ni rastro. Italia
jugaba entre líneas, por dentro, por fuera, ganaba todas las segundas jugadas y
cada acercamiento era sinónimo de peligro. Parecía un partido de 15 contra 10:
tenían más defensas, total superioridad en el centro del campo y los dos
delanteros ganaban todos los balones a Piqué y Ramos para crear peligro.
España se limitaba a sacarse el balón con pelotazos y a
achicar agua ante las llegadas de cuatro italianos a los remates. Al cuarto de
hora, Iniesta se colocó junto a un Busquets, que estaba totalmente superado
tanto a la hora de defender como a la de construir. España igualó entonces algo
las fuerzas aunque las sensaciones no eran nada buenas. Todo a dos o más
toques, nada de primeras y velocidad de balón nula.
Hubo que esperar 28 minutos para saber si el portero de
Italia seguía siendo Buffon. Iniesta chutó blandito desde la frontal del área y
atrapó el portero. Y sí, era Buffon. Por entonces aún no habían aparecido ni
Silva, ni Morata ni Nolito, al que le tocaba ayudar a Jordi Alba en defensa por
las subidas de Florenzi por el carril derecho.
Ramos, ahogado por la tarjeta amarilla que vio ante la
República Checa (ya que si veía otra se perdería un partido), decidió ante
Croacia que no iba a meter el pie y ante Italia lo volvió a hacer. Y cuando lo
metió se equivocó al zancadillear a Pellè cuando estaba de espaldas en la
frontal. Eder chutó la falta, De Gea se equivocó al despejar, nadie acudió al
rechace y tras un revuelo, Chiellini anotó el primer gol de Italia.
El resultado hacía justicia a la intensidad, plan de juego y
ganas de ganar de una y otra selección. A España le quedaban 45 minutos y tenía
que cambiar algo para seguir en la Eurocopa. Del Bosque retiró a Nolito para
dar entrada a Aduriz y el equipo salió dispuesto a morder para buscar el
empate. En los primeros 10 minutos tiró a puerta más que en la primera parte.
Remató Morata a las manos de Buffon, Cesc arriba y Aduriz con la cabeza.
A igual nivel de intensidad, España demostró que era
superior, pero las ráfagas solo duraban unos minutos. Y Eder pudo sentenciar en
un mano a mano en el enésimo despiste de Ramos y Piqué, pero De Gea evitó el
segundo con el cuerpo. Poco después, el portero falló, se le escapó el balón y
no terminó en gol por muy poco.
España necesitaba un plan b para los últimos minutos y la
gran esperanza era Lucas. Entró para abrir el campo en sustitución de Morata
porque entrar por dentro era imposible y así creó alguna indecisión cerca de
Buffon. España, 'tiesa' físicamente, tiró de orgullo de campeón y creó tres
ocasiones de peligro con un voleón de Iniesta, un disparo de Piqué y un remate
al palo de Lucas Vázquez en fuera de juego.
España se la jugó a cara o cruz en busca de la heroica con
Aduriz fuera del campo por lesión y Piqué tuvo el empate en el minuto 90 tras
balón de De Gea, pero Buffon salvó a Italia. Ya en el añadido, la selección
entregó la cuchara y Pellè finiquitó el partido para tumbar al campeón de forma
más que merecida. El futuro pasa por Saúl, Lucas, Koke, Thiago y compañía y
parece que Del Bosque no será el encargado de volver a hacer campeón a España.