jueves, 12 de octubre de 2017

UN SORTEO ENVENENADO

A pesar de la brillante clasificación de España para el Mundial de Rusia de 2018, el ránking FIFA es el que determinará la ubicación de los combinados nacionales en el sorteo del próximo 1 de diciembre

Antonio Blanca

Cuando España terminó su participación en Israel, con victoria gracias al gol postrero de Illarramendi, las caras del seleccionado reflejaban la relajación de aquel que se sabía ya clasificado para el Mundial, pero, ni mucho menos, aquellos rostros reflejaron la satisfacción del objetivo cumplido. Porque la meta, toda vez que se facturó con brillantez en billete a Rusia 2018 (en la penúltima jornada), el horizonte se situaba en ser cabeza de serie, una meta de la que no dependía el combinado español. Debían darse hasta cuatro condiciones, en una carambola poco probable, para que los nacionales evitaran a algún coco en la fase de grupos del Mundial del próximo verano.

Y es que el cómputo que rige quién es cabeza de serie y, por tanto, es incluido en el bombo de favoritos en el sorteo de la fase final del campeonato, está fijado por el ránking FIFA. Esa tabla ordena, por puntos, a todas las selecciones del mundo y las organiza, de mejor a peor según los parámetros siguientes: puntos obtenidos en cada partido (dependen de si se trata de un amistoso u oficial y de la posición que ocupe el oponente en dicho ránking), la división entre todos los partidos disputados en un año y todos los choques internacionales jugados, y, por último, se suman los puntos cosechados en los últimos cuatro años de manera ponderada (los de 2017 se multiplican por 1, los de 2016, por 0.5, los de 2015 por 0,3 y los de 2012, por 0,2).

De ese cálculo se extrae el listado de países que copan el balompié internacional y el resultado deja a España fuera de ese grupeto elitista, pues ha pagado en esta ocasión el declive del mandato de Del Bosque con sus eliminaciones prematuras en el Mundial de 2014 y la Eurocopa de 2016. Esos fiascos han dejado al bloque dirigido con mérito por Julen Lopetegui por detrás de Alemania -líder y vigente campeona del Mundial-, Brasil (impecable en fase clasificatoria y oro olímpico), Portugal (campeona de la Eurocopa), Argentina -finalista del último Mundial y las Copas América de 2015 y 2016-, Bélgica, Polonia y Francia. Todas ellas podrán ser rivales en la primera ronda de la cita rusa.

Finalmente, a ese listín también se añade Rusia, que entra en el primer bombo del sorteo como anfitriona. Los españoles, que han peleado y sacado con nota su entrada directa en el campeonato más elevado de este deporte sufrirán, empero, los errores del pasado y habrán de medirse a las primeras de cambio a una de las selecciones que han dominado la fase clasificatoria o los años pretéritos en los eventos precedentes. Lo que complica la batalla por el primer puesto y por alcanzar una buena perspectiva para el cruce de octavos de final.

La ecuación para resultar cabeza de serie y sumar más puntos que los conjuntos mencionados no era sencilla. Le urgía a la campeona del Mundial 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012 que se cumplieran cinco de los los ocho condicionantes expuestos a continuación: que Suiza no ganara a Portugal, que Gales no se clasificara para el Mundial, que Perú no venciese a Colombia, que Chile no triunfara en Brasil, que Polonia cayera en Montenegro, que Francia no doblegara a Bielorrusia, y que Ronaldo ni Messi llegaran a Rusia. Los cuatro últimos supuestos fallaron y han generado un desasosiego que sólo se resolverá toda vez que la repesca haya finalizado y el sorteo decida.