Carlos de Blas
Tras una larga incertidumbre, el próximo 9 de abril será el
día en que el fútbol español elija al fin un nuevo presidente, tras 29 años de
hegemonía de Ángel María Villar. La junta gestora de la Real Federación
Española de Fútbol ha confirmado la fecha elegida para unas esperadas
elecciones que, sin embargo, aún podrían verse afectadas por el devenir de los
acontecimientos.
El ente federativo aún trata de recomponer sus pedazos tras
el terremoto que la Operación Soule provocó en julio. Su estallido destapó una
trama que condujo a la destitución de Ángel María Villar del cargo de
presidente que ocupó sin interrupción desde julio de 1988, acusado de presuntos
delitos de administración desleal, apropiación indebida y/o estafa, falsedad
documental y corrupción entre particulares. Antes de su cese en diciembre,
Villar había sido suspendido de forma cautelar por el CSD y sustituido por el
ex tesorero Juan Luis Larrea.
En noviembre, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD)
trasladó al Consejo de Estado el recurso extraordinario de revisión que, a su
vez, le había hecho llegar el Consejo Superior de Deportes (CSD). Aún a la
espera de su decisión, si el Consejo de Estado decidiera que las últimas
elecciones a la Asamblea fueron irregulares, Larrea se vería obligado a
convocar un proceso electoral completo, es decir, para los 140 miembros de la
Asamblea y, sólo después, las elecciones a la presidencia.
Si esto sucediese, la votación definitiva para elegir al
nuevo presidente podría retrasarse hasta otoño. No obstante, el veredicto del
Consejo de Estado -órgano consultivo del Gobierno que sólo se reúne los jueves-
se espera desde hace casi tres meses. A finales de enero, el Consejo pidió
retrasar la entrega de su informe para solicitar documentación adicional al
CSD.
Candidatos
Como anunció la propia RFEF en su calendario electoral, el
plazo para la presentación de las candidaturas se abrió el pasado 19 de febrero
y se extenderá hasta el 9 de marzo. Los aspirantes a la presidencia necesitan
contar con el aval del 15% de los asambleístas para formalizar su candidatura,
lo que supone un total de 21 apoyos.
Pese a todo, en la carrera hacia la presidencia ha habido
sorpresas. Emilio García Silvero, director de integridad de la Uefa, parecía
destinado a ser el líder de unas instituciones renovadas en el fútbol español.
No en vano, era el candidato de consenso que contaba con el apoyo de casi
todos, incluso del ex presidente Villar. Sin embargo, esgrimió que no percibe
las condiciones necesarias para regenerar la Federación, por lo que tomó la
decisión de renunciar.
Por el momento, los únicos candidatos confirmados son Juan
Luis Larrea y Luis Rubiales, ex presidente de la Asociación de Futbolistas
Españoles (AFE), cargo al que renunció en noviembre para aspirar a la
presidencia de la RFEF. De hecho, Rubiales presentó en noviembre una moción de
censura contra el ex presidente Villar, que fue archivada después de que el TAD
destituyese al dirigente a finales del pasado año.
Precisamente, el paso atrás de Silvero ha propiciado que
Larrea mantenga sus apoyos y decida presentarse. Además, Larrea solicitó en
nombre de la RFEF el acceso al Comité Ejecutivo de la Uefa, con la intención de
ocupar la plaza que dejó vacante Villar tras su renuncia. Con un único puesto
por cubrir y sólo su candidatura por el momento, parece claro que Larrea será
nombrado miembro de este organismo en la reunión del próximo 26 de febrero en
Bratislava.
Para entrar en este Comité Ejecutivo es necesario formar
parte de una federación nacional y, aunque Larrea tendrá que dimitir antes de
presentar su candidatura a las próximas elecciones, los tiempos son favorables
para el actual presidente, que podrá apurar el plazo hasta marzo, momento en el
que previsiblemente ya será miembro del Comité Ejecutivo de la Uefa.
En cuanto a terceras opciones, una de las más rumoreadas es
la de Manuel Llorente, el ex presidente del Valencia. Pese a que no ha
confirmado su candidatura, en el pasado Llorente ha dejado caer en varias
ocasiones su ambición de presidir la Federación. Entre sus avales, el que fuera
presidente valencianista también fue miembro de la Junta Directiva de la RFEF.
El proceso
La elección del presidente de la Federación corresponde a la
Asamblea General, que tiene 140 miembros: 20 de ellos son natos -el presidente
de la RFEF y los 19 líderes de las Territoriales- y los otros 120 son electos.
El 90% de estos representantes proceden del fútbol y el 10% restante del fútbol
sala. De esta forma, la Asamblea está compuesta por miembros de los diferentes
estamentos del fútbol nacional, con una proporción del 45% para los clubes, 30%
para los futbolistas, 10% para los árbitros y 15% para los entrenadores. Al
mismo tiempo, el 40% de estas plazas corresponde a clubes, jugadores, árbitros
y entrenadores que actúan en el fútbol profesional y el 60% al resto de
competiciones.
Este reparto provoca que, por ejemplo, sólo 20 equipos de 1º
y 2º división puedan votar en estas elecciones, quedando fuera de la actual
Asamblea algunos clubes históricos como Athletic, Real Madrid o Valencia, entre
otros. Por el contrario, son 29 los equipos del fútbol no profesional con
derecho a voto, entre los que sí figuran el Colindres cántabro o el Rusadir
melillense. Del mismo modo, mientras que sólo 13 jugadores profesionales -con
Iago Aspas, Pedro León o Miguel Ángel Moyá entre los más renombrados- tienen un
puesto en la Asamblea, 19 futbolistas de las categorías no profesionales podrán
votar al nuevo presidente de la Federación.