Antonio Blanca
El
Real Madrid, dominador de las tres últimas ediciones de la Copa de Europa,
inició un nuevo camino a la historia con una exhibición de fuerza en su mejor
encuentro con Lopetegui, con un fútbol coral que atropelló a un semifinalista
de la pasada edición, la Roma, tumbado por Isco, Bale y Mariano amen de un
Modric sencillamente excelso.
Su
primer examen no era sencillo. La Roma, que llegó a semis el año pasado, está
ahora en la búsqueda de un estilo propio, añorando las figuras de Nainggolan y
Strootman en su centro del campo, donde tampoco ayudó la baja de Pastore. Le
quemó el balón y no encontró salida nunca a la presión madridista. Modric
adelantó unos metros y al unísono se movieron las líneas para recuperar balón
en terreno contrario y generar peligro continuo.
Hasta
dieciséis remates madridistas precedieron al primer gol. Cuando Olsen se erigía
como el héroe de la noche y clavado sobre el césped, seguía con la mirada el
toque de magia de Isco de falta. Suave para caer muerto a la red tras superar
la barrera y hacer justicia en el último suspiro del primer acto.
Lopetegui
devolvió la portería a Keylor Navas y el debate se incendió por su firmeza. El
castigo a un portero que este año no ha fallado habría sido excesivo en caso de
quedarse solo con la Copa del Rey tras ceder el testigo a Courtois en Liga.
Campeón de las tres últimas Champions
disfrutó de una gran noche, la primera en la que Marco Asensio comenzó en el
banquillo. No entran todos e Isco tras dos suplencias consecutivas, llamaba a
la puerta.
Un
Real Madrid comprometido, unido en el esfuerzo, trabajado tácticamente con
retoque de Julen para dar al fin libertad a Isco, dejándole disfrutar por el
centro, a costa de renunciar a su tridente.
Jugar
con dos arriba dio mayor libertad a Modric para inventar, dejó solo a Isco en
un mano a mano que salvó con manopla abajo Olsen, a Kroos para probar suerte
con continuos disparos desde la frontal y Bale tuvo espacios para correr y
soltar disparos peligrosos. Ramos se sumaba siempre peligroso en sus remates a
balón parado. Los laterales Marcelo y Carvajal acariciando el gol. El recital
de ocasiones llegaba por todos los flancos, hasta 10 disparos en menos de media
hora.
Se
mantuvo en pie lo que pudo el conjunto italiano, que cuando llegó a área rival
se topó con Keylor. Nzonzi era el primero en probar la seguridad de un portero
que no bajará los brazos. Arrancaba el segundo acto con un paradón a zurdazo de
Under cuando el Roma adelantó metros y comprobó los registros que maneja el
nuevo Real Madrid.
Tan
cómodo con el balón como al contragolpe, la sentencia llegó con espacios que
devora Bale en una acción que lo define a la perfección. Había perdona la
primera contra, el travesaño evitaba su tanto en otra ocasión y a la tercera,
tras mostrar su velocidad punta, definió pegado al poste imparable para Olsen.
El
madridismo se divirtió tanto como sus jugadores sin que un solo espectador se
acordase del rey destronado. Pedía el Balón de Oro desde la grada para Modric,
despedía en pie a Benzema y Bale, de silbados hace meses a admirados, se
asombraba ante gestos de Isco y Asensio y recibía con honores a Mariano en su estreno.
Mientras,
Keylor seguía a lo suyo con tres paradas más que frenaban cualquier atisbo de
reacción italiana y Olsen se lucía ante Kroos y evitando el tanto de la noche.
Asensio dejaba una ruleta en área chica y tocaba con delicadeza el balón
buscando el broche que puso Mariano mostrando su hambre de éxito, con rosca a
la escuadra, en una noche de esperanza renovada para el campeón.