jueves, 27 de septiembre de 2018

ENCEFALOGRAMA DESCENDENTE

Noche de ensueño del Sevilla ante el Real Madrid que vapuleó por 3-0 con un verdadero recital de jugar al contragolpe

Antonio Blanca

El resbalón del Barcelona en Leganés sorprendió al Real Madrid en el verde del Sánchez Pizjuán. Con el calentamiento hecho de cara a su enfrentamiento ante el Sevilla, los jugadores capitalinos comprendieron que estaba en su mano acceder al liderato de La Liga. Quizá, se relajaron. Al menos, esa es la conjetura que sobrevendría como consecuencia de la puesta en escena durante la media hora inicial. Porque en ese trecho los andaluces volaron mientras que los visitantes querían anestesiar un tempo del que no dispusieron el timón.

Pablo Machín se la jugó en su planteamiento y le salió redondo. Ante la baja de sus dos mediocentros defensivos, salió con un 3-5-2 en el que Banega ejercía como ancla única. Con Navas y Arana en los carriles, Vázquez y Sarabia como interiores y Ben Yedder y Andre Silva en punta, los locales dispusieron una apuesta ofensiva, arriesgada y valiente. Porque confiaron en su capacidad defensiva y compromiso colectivo para amortiguar la amenaza a la contra de los merengues. Y esa maniobra estratégica les entregaría los tres puntos a las primeras de cambio.

Julen Lopetegui reprodujo su idea de posesión, recuperando a Marcelo, Kroos y Bale como titulares. Asensio y Benzema ejercerían como delanteros en un 4-3-3 que fue deglutido por la hiperactividad ajena. El regreso a la nómina de piezas característica -salvo la entrada de Nacho por Carvajal- sólo sirvió al preparador vasco para comprender la dimensión del envés de su colorido libreto si la intensidad y la concentración no abonan el terreno. Ante el Sevilla, que venía de meter 6 goles al Levante, su plan quedaría arrasado con estrépito.

A pesar de la ausencia de presión a cancha completa sevillana, los madridistas pretendieron sobrevivir con una circulación pausada, perenne y anestésica al vendaval. Por ende, sucumbieron. Tardarían 10 minutos en enlazar más de cinco pases y su tiro inaugural se registró en el 23, cuando Bale despertó y se sacó una acción individual en la que sentó a tres rivales y sacó un zurdazo que se estrelló en la madera. Hasta ese pico el bloqueo táctico ejecutado por los andaluces apagó el juego entre líneas y al hueco de los favoritos. Además, amortizó el agujero que se desnudó en la banda de Marcelo. Por flagrante inapetencia defensiva del carioca y la falta de ayuda de Asensio.

Treinta segundos demoró el hambriento escuadrón de Nervión en perforar por ese perfil. Sarabia abrió al espacio para sacar de sitio a un Varane dormido. Andre Silva se coló y, sin ángulo, chutó para el despeje precoz de Courtois. El arquero belga participaría también en la falta frontal lanzada por Banega que confluyó en un centro de Sergi Gómez y el testarazo a los guantes de Ben Yedder. Nada pudo hacer al cuarto de hora, cuando Navas ganó a Marcelo y puso un centro punzante que sacó bajo palos Nacho. Tampoco actuaría el mejor portero del Mundial ante el disparo a las nubes de Ben Yedder, en un córner defendido sin tensión por el gigante. Este último punto retrataría su desplome hacia el abismo.

No obstante, segundos después una pérdida injustificable del lateral zurdo dejó a Varane y Ramos contra tres atacantes. El colmillo afilado por Machín para tutear al campeón de Eurpa comenzó a hacer caja con el desborde de Navas y asistencia para que Andre Silva, sin marca, batiera a Courtois. Redundaría la distancia de concentración de manera oscena: un saque de esquina botado por Kroos generó un rechace que Navas tradujo en contragolpe fulgurante. Trazó una pared larga con Ben Yedder que le dejó en mano a mano con el meta belga (Marcelo quedó a decenas de metros del ex del City en la cobertura del despeje previo). Su derechazo fue repelido por el arquero, pero Silva surgió para embocar el 2-0.

El justificado alborozo de la tribuna pintó a Banega como plácido maestro de ceremonias. La verticalidad y fluidez que emanaba se transformaba en un ritmo combinativo mucho mayor que el contrincante. La fase defensiva merengue se inundó de dudas, y el esquema quedó partido ante la descoordinada presión. Un par de lanzamientos de Kroos -uno por encima del travesaño, a pase de Marcelo, y el otro desatinado, desde media distancia- constituyeron el intento de desperezarse de una medular anulada. Mas, lo que se subrayó fue la impotencia para conectar con a mediapunta y ganar superioridades exteriores. El Sevilla, inteligente, tumbaría del todo a los de Concha Espina antes del descanso.

Abrió boca una recuperación adelantada (fallo de Kroos) que lanzó Sarabia y remató al larguero el 'Mudo' Vázquez. En el 40 volvería a golpear a Lopetegui el fantasma de la complacencia. Banega botó un córner despejado por la zaga. La redonda quedó dividida y Vázquez le ganó el cuerpeo a un Marcelo lento. El cuero dibujó una parábola que recepcionó Ben Yedder. El francés enchufó una volea que inscribió el 3-0. En el 43, Sergi Gómez perdonó en el saque de una falta lateral del imperial Banega. El respigo postrero madridista no restaría oscuridad a la afrenta padecida porque Bale remató fuera, sin meta en el arco, un balón suelto en el área que propició la pizarra.

Más del 60% de posesión estableció el Madrid en un primer acto en el que no pasó del rol de sujeto pasivo. Su iniciativa no gozó de coherencia sin pelota y quedó en nada. No trabajaron los peones de Lopetegui para que su calidad fracturara el riesgo asumido por Machín. En la reanudación movió el vasco a sus piezas, sin sustituir a nadie. Imaginó una zaga de tres centrales (retrasando a Casemiro), para empatar la predominancia numérica sevillista en el ecuador del terreno, con Marcelo y Nacho devenidos en extremos. Un volantazo que no bastaría para arrancar un punto ni maquillar el paseo por el precipicio de su ideología.

Intercambiarían disparos inocuos Bale y Andre Silva antes de la cesión de metros local y la ganancia de confianza ofensiva madridista. Un gol anulado a Modric (buena actuación del VAR), un punterazo del croata que desvió Vaclik y una chilena fuera de tino de Ramos se amontonaron en tres minutos. Respondieron los sevillanos con un latigazo de Sarabia (vuelo de Courtois) y el despeje, in extremis, de Bale, para evitar el cuarto. Tras este fogonazo de fútbol alegre Lucas Vázquez y Mariano entraron por Nacho y Benzema. La latente fragilidad del cierre visitante no soltaría su esencia y el paisaje espectacular sería bordado por la carrera del galés que sacó Vaclik con una reacción de reflejos.

Se quemarían los minutos hacia el desenlace con la contemporización andaluza y la desesperación de un Madrid reducido a pesadilla a días del derbi colchonero. Participarían Promes, Ceballos, Nolito y Roque Mesa por Ben Yedder (enrachado), Modric (rotado), Arana (lesionado) y Banega (brillante y con espacios, a pesar de jugar sólo en el mediocentro). Y Mariano y Bale alternarían probaturas sin dirección a portería al tiempo que Marcelo se lesionaba. Con 10 jugadores, los de Chamartín sollozarían por el pitido final, con Vázquez rozando el 4-0. La noche se desataría con euforía para unos y resignación preocupante para los otros.