lunes, 3 de septiembre de 2018

EL MADRID SE GUSTA

Exhibición de setenta y cinco minutos del equipo de Lopetegui que realizó fases de fútbol excelso y combinativo

Antonio Blanca

Algo menos de puro domino ante un rival a la expectativa. Un tiempo en el que las ideas de Lopetegui para su equipo se esbozaron sobre el campo. Desde el pitido inicial, el Real Madrid tuvo la pelota en sus pies e hizo con ella lo que quiso. La libertad de los tres de arriba (Bale, Benzema y Asensio) para moverse allá donde querían más los toques rápidos hacían que el Leganés defendiera con la mirada.

El francés y el balear se venían hasta el centro del campo si era necesario para ayudar en el comienzo de las jugadas. Bale se dedicaba a intuir dónde iba a quedar el espacio libre para convertirse en el puñal que atacara el área. Las bandas, algo más contenidas con Marcelo y Carvajal en movimientos de arriba abajo, sin incursiones al interior que arriesgaran la espalda. Mientras, Modric y Kroos dirigiendo el tráfico desde el centro.

Con esta disposición, el Madrid no sufría. La novedad del día en la portería, Courtois, no había entrado en acción con sus manos. Por delante, la paciencia se vio recompensada finalmente con el gol. En el minuto 18, Ramos lanzó uno de sus clásicos balones largos al espacio, en este caso la banda de Carvajal, que ahora sí, cruzó hacia el interior para cazarlo y dejarlo con la cabeza hacia atrás, donde Bale apareció para dejar la pelota botar y mandarla al fondo de la red con una volea fuerte que hizo inútil el intento de Cuéllar.

Tras el tanto, no hubo reacción del rival y la dinámica se mantuvo. Un error de Casemiro fue el que derribó el castillo de naipes de Lopetegui. Primera llegada del Leganés al área local, recortó Eraso en el interior y el brasileño lo derribó con la rodilla. Penalti. Carrillo logró un empate venido de la nada y el partido cambió. Era un órdago a la paciencia exhibida por el Madrid con su estilo de pase. El Madrid sufrió una pájara. Con el empate, la movilidad vista hasta entonces desapareció. Apenas cambios de posición, jugadores completamente estáticos por delante de la pelota y acumulándose en el área mientras Modric, Kroos y las bandas apenas sabían qué hacer con él mientras sus atacantes se congelaban.

Esos minutos de desconcierto los aprovechó el Leganés para dejarse ver en campo rival. Eraso y El Zhar capitaneaban esas salidas aunque no terminaba de inquietar a la zaga blanca.

Con el paso de los minutos, el Madrid iba despertando del letargo aunque ya el reloj se acercaba al descanso. En esos minutos, de nuevo el trío de ataque se dejó ver, destacando un tiro inventivo de Benzema que forzó un paradón de Cuéllar en el 43’.

La mejora vista en los últimos instantes de la primera parte y los intentos infructuosos por encontrar el gol tuvieron en la reanudación suerte distinta. Minutos después de hacer rodar la pelota de nuevo, Asensio se sacó un centro medido desde la izquierda con Benzema en la recepción. El balón acabó en las mallas de un testarazo con firma francesa pero también su marcador en el suelo. VAR mediante y tras la pausa dramática pertinente, el gol se cantó por segunda vez pero de manera asertiva. El 2-1 subía al marcador.

Si el tanto del empate congeló el ataque, el estar por delante de nuevo liberó ahora a los blancos.

En busca de ahorrarse posibles sustos posteriores, los blancos mejoraron sus prestaciones e incluso a gustarse. No permitían al Leganés rearmar nada con una presión desde la misma línea de tres cuartos.

Así, Kroos en el 53’ estuvo cerca de culminar con un golazo una gran jugada, pero su chut desde la frontal saludó al poste desde el lado exterior de la portería. Pero ya en el 61’, otra combinación de tiralíneas con pared incluida entre Modric y Benzema acabó este vez en el 3-1. Ahora sí, la pelota cruzada del francés también desde la frontal lanzó otro saludo a la madera, pero la del lado opuesto y por donde traspasar la línea significa saque de centro.

La llamada al gol de los blancos continuó sin pausa (aunque ya sin Modric, que dejó su puesto a Isco). Apenas cinco minutos después, Asensio lanzaba una incursión en el área para acabar forzando el tercer penalti en lo que va de Liga. Ramos, erigido como sucesor de Cristiano Ronaldo desde los once metros, convirtió la pena máxima. 4-1.

Hasta el momento, las coincidencias con el partido anterior contra el Girona hacían que las firmas y el número de goles fueran también iguales: dos para Benzema y uno para Ramos y Bale.

El Real Madrid de Lopetegui llega al parón de selecciones con los deberes más que hechos. El liderato en la clasificación, el buen juego coral desplegado y la cantidad de goles sumada por Bale y Benzema (con el francés mandando el “pichichi”), hacen olvidar a las primeras de cambio la marcha de Cristiano Ronaldo. La larga sombra del portugués ponía dudas en el acierto goleador del equipo. Sin embargo, los focos le sientan de maravilla a la dupla formada por Karim Benzema y Gareth Bale.