Carlos de Blas
El Real Madrid levantó este sábado la décima
Copa de Europa de su historia en Lisboa, en el estadio Da Luz, después
de someter al Atlético de Madrid (4-1) a la peor de las tiranías,
equilibrar su ventaja cuando sólo faltaban 60 segundos para su primera
'Champions', con un cabezazo de Sergio Ramos, y apuntillarle con tres
goles más, obra de Bale, Marcelo y Cristiano, cuando el encuentro se
consumía.
Habían pasado 40 años desde Múnich, pero la historia volvió a ser
igual de cruel con los colchoneros. El capricho del fútbol asestó un
manotazo al esfuerzo rojiblanco, infinito y eterno durante una temporada
sobresaliente, pero el problema para los rojiblancos fue Sergio Ramos.
El sevillano se disfrazó de 'Katsche' Schwarzenbeck, aquel que
dejó sin recompensa la falta de Luis Aragonés, y mandó al limbo todo el
sudor atlético, seguramente en la temporada de sus vidas. La afición
lloraba una derrota podía entrar en sus planes, pero no cuando tenían
tan cerca la meta.
El alma del Real Madrid en esta temporada y quién ha brillado de
manera incontestable saltó al cielo de Lisboa, picó al césped y la
colocó al segundo palo en el último suspiro. Con esa habrían muerto los
de Ancelotti, que -tras ver las orejas al lobo-- afrontar la prórroga
como quien aprieta al líder en una carrera de fondo.
El Atleti, sin gasolina, optó por perder tiempo, retrasar la
puesta del balón en juego y dejar correr los minutos para celebrar la
que hubiera sido primera 'Champions' de su historia. El Madrid, el
listillo de la clase, terminó alcanzando a su presa con ese testarazo de
Sergio Ramos.
Los cambios de Marcelo e Isco resultaron vitales para que el
carácter merengue abandonase la condescendencia y abrazase el picante.
Algo bulló con la entrada del malagueño y la banda izquierda comenzó a
tener dos puñales: el incasable Di María, asistente del gol de la
remontada, y el propio Marcelo.
Fue entonces, sin la guillotina para el Madrid, cuando el partido
enloqueció y Bale, como ya hiciese en Mestalla, se tornó vital. El
galés, que había fallado tres ocasiones clarísimas durante los 90
minutos, recogió un centro de Di María y marcó de cabeza a placer. Ahí
se acabó la fiesta atlética y comenzó la merengue.
Marcelo, con el Atleti roto, logró el tercero con un disparo
fortísimo y Cristiano, de penalti, estableció el definitivo 4-1, todos
ellos en el tiempo de prórroga, con el Atleti desarmado, sin el espíritu
que le ha definido "partido a partido", el mismo que le ha encumbrado
hasta límites jamás pensados.
La final había comenzado bien para los rojiblancos, algo
minimizados por las apariciones de Bale, [y sobre todo una jugada de Di
María y Benzema]. Pero ahí demostró manejarse el Atleti a las mil
maravillas, abrazado en su área y arropado como una piña el centro del
campo. El 'abc' atlético que tantos réditos dio esta temporada.
Trabajo, por otro lado, favorecido por la escasa presencia de Sami
Khedira, la elección de Ancelotti pese a la lesión que le ha impedido
jugar desde noviembre. La medular del Atleti, sin embargo, destiló
coraje y corazón, como reza su himno, y se ensambló en el enorme fútbol
de Gabi, el mejor con diferencia, además de por el esfuerzo sobrehumano
de David Villa, incansable en la presión en su último intento por
convencer a Del Bosque.
Así que con esas llegó el gol de Godín, el que estuvo vigente
hasta el minuto 94, y con el atajo que más le gusta al flamante campeón
de Liga. Córner provocado por Varane, prolongación de Juanfran y remate
del central uruguayo.
Godín no cabeceó excesivamente fuerte, pero un error garrafal en
la salida de Casillas sirvió el tanto en bandeja de plata. El 0-1
endulzó el escenario para el Atleti, más que serio en defensa y con
mucho 'punch' en los metros finales.
Villa estuvo cerca de enganchar la sentencia, al comienzo de la
segunda mitad, pero nada más lejos de la realidad porque los blancos,
con toda la carne en el asador, manejaron el cuero y las ocasiones a
partir de ese momento, abanderado por la efervescencia de Di María,
inagotable incluso en el minuto 110.
Desde ahí, hasta la prórroga, no hubo más historia para el
Atlético, mientras que el Real Madrid no tenía otra que lanzarse a por
el partido. Ramos, sobre la bocina, forzó la prórroga. Bale, Marcelo y
Cristiano abrocharon la 'Decima', la obsesión de los blancos durante los
últimos 12 años, la misma que se enterró en Lisboa, y que alarga la
tiranía del Real Madrid en Europa. Hoy, ya ha nacido un nuevo sueño: la
'Undécima'.