Julio Candela
El Atlético de Madrid se proclamó ayer en la tarde del
sábado campeón de la Liga BBVA, dieciocho años después, al lograr un
empate en el Camp Nou ante el FC Barcelona (1-1) en un partido que
resumió lo sucedido durante la temporada y sobre todo en los duelos
directos entre ambos, con un Barça apático e incómodo y un Atlético
trabajador, sacando provecho de sus armas para lograr un título del que,
por pundonor, es justo vencedor.
Fue un partido, hablando de fútbol, que ofreció poco. La base del
juego blaugrana fue la impotencia, el no poder crear su juego ante un
Atlético que es su bestia negra. Por parte 'colchonera', un juego
inteligente, sabiendo en cada momento dónde estaban, y sacando provecho
de su juego aéreo y su poderío defensivo. Pero sin destellos, sin magia,
tan solo los nervios a flor de piel por lo mucho que había un juego,
una Liga en 90 minutos.
Al final, quien destapó las botellas de cava no fue el Barça, sino
el Atlético, a domicilio y cerrando una Liga en que nadie parecía
ganar, y que hoy es rojiblanca en una final que acabó con el Camp Nou en
pie aplaudiendo la entrega del Atlético, ovacionando al campeón y a un
manteado 'Cholo' Simeone, despidiendo con silbidos a los suyos. El mundo
al revés.
El Barça se adelantó, fue campeón de Liga durante apenas 16
minutos, pero sin dar la sensación de poder rematar la faena, sin estar
cómodos, sin poder ayudar a la afición a creer y a animarles. Además,
salió con la segunda marcha puesta tras el descanso y el Atlético, si la
hubiera en coches normales, con la séptima. Lo pagaron los blaugranas
encajando el empate, y a partir de ahí el color de este duelo era
rojiblanco, total y absolutamente.
A diferencia de otros encuentros, no hubo tantas ocasiones, pero
la diferencia es que el Atlético quería esto, sabía que le beneficiaba y
que podía llevarles a ganar el título de Liga 18 años después, mientras
que el Barça, que buscaba revalidarla, no encontraba el camino. Ni los
jugadores, que tanto han ganado, ni un Martino que no revolucionó nada
desde la banda.
Los últimos minutos del partido, con 1-1, buscaron la épica. La
Liga quería poner un broche de oro, pero el Barça no lo supo encontrar, y
el Atlético solo pensaba en cantar el alirón aunque para ello tuviera
que encerrarse atrás y poner un 11-0 defensivo junto a Courtois. La Liga
la gana el equipo que la merece, la ha luchado como el que más el
Atlético de Madrid, y la ha ganado. Además, saliendo ovacionado del Camp
Nou, a gritos de 'Atleti, Atleti' y no solo por parte de sus
aficionados.
Pasada la media hora de juego, y sin buscarlo demasiado el Barça,
se pusieron por delante. Cesc templó el balón al interior del área para
Leo Messi, que intentó controlar con el pecho pero se le fue largo,
presionado por Godín. No obstante, el balón llegó de cara a Alexis, que
no se lo pensó dos veces y construyó el que es seguro uno de los mejores
goles de su carrera, por belleza y escenario. Su misil con la derecha
voló directo a la escuadra izquierda de Courtois, que cubría ese palo
pero no pudo detener el trallazo.
La sensación de que el Barça parecía estar cerca de pedir la hora
en el descanso, pese a ir ganando 1-0 y el palo brutal de las lesiones
de Costa y Arda Turan, se confirmó nada más salir los equipos del
descanso. Como si todavía no lo hubiera hecho el Barça, dormido y
perdido en su propia casa, sucumbió ante un Atlético que en cinco
minutos tuvo dos buenas ocasiones a pies de David Villa, desafortunado
el 'Guaje' ante su anterior equipo, y el gol de Diego Godín, toda una
muestra del poderío atlético en las jugadas de estrategia, rematando
picado abajo un córner libre de marca.
Con el empate el equipo 'colchonero' volvía a ser virtual campeón,
y tenía el partido controlado. Además del gol, del previo palo de Villa
que bien podría haber sido el empate, tenía más el balón, presionaba
arriba, atrapaba al Barça en su impreciso juego, y en definitiva tenía
las riendas del juego. Por contra, el Barça parecía no saber encontrar
la tecla de la revolución, en la sexta vez que jugaban contra Simeone,
sin haber ganado nunca antes.
Además, Leo Messi estaba ausente, sin tocar apenas el balón y
cuando lo hacía era sin peligro, ni sensación de poder crearlo. Cuando
Busquets pidió el cambio, por molestias, Martino decidió dar entrada a
Song, no a Xavi, sin arriesgar nada pese a necesitar cambior el
resultado y el guión del encuentro. Finalmente, el de Terrassa entró por
un desaparecido Cesc Fàbregas, pero casi 20 minutos después.
No obstante, en un momento de bajón físico del Atlético, para
coger aire más que por no poder más, el Barça se fue un poco arriba, con
algo menos de media hora por delante, a la busca del gol, pero sin
tener ninguna ocasión más allá de un tanto anulado, bien, a Leo Messi
por fuera de juego y un disparo lejano de Alves, que por lo menos hizo
que apareciera Courtois, seguro. Con el tiempo, este arreón catalán se
fue difuminando, pese a que Neymar entró y animó el cotarro.
No tuvo muchas apariciones el brasileño, pero fijó a Juanfran en
la derecha y provocó que los 'colchoneros' tuvieran que dividir sus
esfuerzos defensivos. Esto se incrementó cuando Gerard Piqué, en los
últimos diez minutos, se fue arriba en cuanto podía, haciendo de '9'
buscando el juego aéreo. Y es que el 4-5-1 con el que acabó el 'Atleti',
con entrada de Sosa por Adrián, cerró más los espacios, dando por bueno
el empate el 'Cholo' y buscando una contra que no hizo falta que
llegara.
La peor de la noticias para el Atlético llegó mucho antes del gol
en contra y en forma de lesiones de dos hombres clave como son Diego
Costa y Arda Turan. En 22 minutos les perdieron, con siete minutos entre
un cambio y el otro. Com en Liga de Campeones, el delantero
hispano-brasileño pidió el cambio obligado por molestias musculares,
esta vez al esprintar para salir a la contra.
Costa se fue al banquillo entre lágrimas, consciente de que además
de esta final podría perderse la del próximo sábado, cuando el Atlético
de Madrid se jugará la Liga de Campeones contra el Real Madrid en
Lisboa. En cuanto a Turan, también se fue muy tocado con un golpe en la
zona de la cadera, pensando también en el duelo de la capital lusa.