Tras una sobresaliente temporada donde el equipo madrileño ha conquistado la Liga y ha sido subcampeón de Europa, el futuro se adivina algo incierto
Antonio Blanca
¿Berlín 2015? ¿Objetivo utópico del Atlético de
Simeone en la versión 3.0? Tras el sabor agridulce y la crueldad
máxima de repetir la forma de perder cuarenta años después la final de Champions, esta vez ante el peor enemigo
el Real Madrid en la infame noche de Lisboa, en la mente del equipo del Manzanares
ha quedado el intento de repetir gesta y llegar a tal cita, si bien con un
plantel poco o bastante diferente del presentado el 24 de mayo de 2015.
La
afición rojiblanca que aún se frota los ojos para cerciorarse de que no sueña
ni tiene visiones al ver a su equipo como campeón de Liga y dignísimo finalista
de la Copa de Europa, cree que tiene la piedra angular del proyecto para
seguir creyendo en la gloria: el “Cholo” Simeone. Desde la llegada del técnico
argentino, laureado como jugador en el club rojiblanco, todos los problemas
tornaron en posibilidades y las dificultades en oportunidades. Simeone y
su equipo técnico cogieron a un club triste, alicaído, con algunos restos de
triunfo circunstancial en la Europa
League y Supercopa europea de 2010, pero con el mismo espíritu y concepto de
pupas o equipo pequeño. Simeone creyó, y construyó un grupo temible y capaz de
todo.
Se
fue Radamel Falcao, uno de los
mejores arietes del panorama mundial, y emergió Diego Costa junto a la 'ganga' de un David Villa venido a menos. De la misma manera que antes se
fueron el “Kun” Agüero o Forlán, o antes de ellos Fernando Torres. Siempre el que
llegó después consiguió superar al anterior, y nadie hoy en el
Vicente Calderón recuerda con nostalgia al killer cafetero o al
gambeteador argentino. Ninguno de ellos ganó la Liga española ni han sido
finalistas de Champions League.
Una de las
cuestiones que tiene que controlar siempre el club rojiblanco es el techo
salarial. Por ahí se le escapa la posibilidad de retener a muchos jugadores
valiosos, pero también es una excusa válida para no retener a quien no se gane
el sueldo y generar salidas. El portugués Tiago Mendes, un tipo muy querido por la afición y muy peleado en
su día por el club, finiquitará su paso por Madrid después de cuatro cursos
exitosos. Los 33 años del centrocampista, su no convocatoria para el Mundial
con Portugal (posiblemente injusta), y los dos errores cometidos en sendos
primeros goles del Real Madrid en la finalísima de Lisboa, alejan
definitivamente a Tiago del Calderón. El mediocampista bajó su sueldo en la
pasada campaña, pero una nueva oferta de renovación a la baja parece que no
dejaría satisfecha a ninguna de las dos partes.
Junto a
él saldrá Diego Ribas. El
crack que deslumbrara en su primera etapa en Madrid (2011-2012), campeón de la Liga
Europa, no convenció en sus últimos seis meses al “Cholo”. Tan talentoso y
genial como poco trabajador y liviano en la superación personal, Diego Ribas
marchará rumbo a Turquía (Fenerbahçe) a disputar sus últimos años en la elite.
Claro que el
asunto delicado se centra en torno a siete jugadores, las auténticas estrellas
del equipo. Diego Costa tiene un precio
desorbitado en Europa y su venta se haría en el mejor momento. Todo
dependerá de la voluntad del futbolista. El Chelsea tiene ventaja para su
fichaje. Thibaut Courtois es la perla
mundial en la portería, pero no pertenece al club rojiblanco sino al
Chelsea de Mourinho. Joao Miranda
y Diego Godín se han convertido
en dos de los mejores centrales del mundo y tienen varios pretendientes. El
uruguayo estará en el Mundial mientras que Scolari no contará con el brasileño,
al que siguen clubes como el Barcelona o el Manchester United, como tampoco lo
hará con Filipe Luis, uno de los mejores laterales zurdos
del momento y muy del gusto del Chelsea. Por último, la joya de la cantera atlética, Koke, que estará en la lista de Del
Bosque y que apunta a marcar una era en el fútbol español, también es seguido
muy de cerca por el conjunto catalán. Tampoco resulta nada clara la situación
de David Villa, que termina su contrato
de un año en la entidad y que podría escuchar ofertas de Estados Unidos.
El Atlético 2014-2015 podría desmembrarse con estas más que posibles salidas,
por lo que necesitaría imperiosamente fichajes de cierta talla.
Además de
ellas, parece inviable la continuidad de José Sosa, por el que el club debería desembolsar 10 millones de
euros al Metalist ucraniano, la de Emiliano
Insúa (podría irse cedido), o la de “Cebolla” Rodríguez.
El nuevo
proyecto ilusionante más allá de la fe ciega en Diego Pablo Simeone, siempre
que hubiera salidas, reside en los fichajes. El Atlético oficializa la contratación del argentino Ángel Correa,
delantero de 19 años que abandona San Lorenzo este verano por una cantidad
cercana a los 8 millones de euros. Aunque ya se sabe que las
promesas argentinas suelen ser como los melones; no se sabe cómo de
buenos son hasta que se abren.
Más
allá de la llegada de Correa, el Atlético baraja la posibilidad de un
guardameta de garantías por si no pudiera retener al gigante belga. El
costarricense del Levante, Keylor Navas, sería el mejor colocado
para ocupar la portería del Vicente Calderón. Además, tras el verano se
incorporarán al equipo varios jugadores cedidos, como Leo Baptistao, Oliver Torres
o Saúl Níguez, todos ellos con muy buenas condiciones y un
futuro prometedor.
Más
allá de las posibilidades del jovencísimo Ángel Correa o de Keylor Navas en el
caso de la salida de Courtois, sonaron durante el año algunos futbolistas que
ilusionarían de verdad a la parroquia del Vicente Calderón. Fichajes casi tan
utópicos como repetir la temporada que recién termina. Iván Rakitic
es el futbolista que más resuena entre las paredes del feudo rojiblanco; un
jugón de talla intercontinental que termina una temporada brillante en Sevilla
y que afronta ahora el Mundial con Croacia.
Junto
a él, en una lista que dio mucho que hablar a mitad de temporada en España, el
lateral internacional Alberto Moreno (Sevilla), el habilidoso
carrilero Siqueira (Benfica), el stopper belga Witsel
(Zenit),
el talentoso francés Valbuena (Marsella). Por último, la
guinda más rimbombante y menos plausible, el todoterreno goleador uruguayo,
Luis Suárez (Liverpool).
Lo
que en la casa atlética está bastante dilucidado es que se vaya quien se vaya,
otro jugador llegará. Lo único que perdura son los colores y el escudo.