Aránzazu Gálvez
El 15 de octubre de 2015 es una fecha para la historia en el
madridismo y en el fútbol mundial. Es el día en el que Raúl González Blanco
anuncia que cuelga las botas en una decisión que él mismo califica de difícil.
Un paso complicado de dar, que le habrá tenido noches y noches de desvelos. Si
ha dado el paso es porque ya no le quedan más pilas, más fuerzas y porque las
piernas le han dicho que hasta aquí hemos llegado. La cabeza nunca le ha
frenado porque si algo tenía el gran Raúl es que era el más fuerte de todos
mentalmente. Indestructible en la adversidad e insuperable en la derrota. Con
esta mentalidad, sus valores, su pasión y su ambición hizo un Real Madrid para la
historia.
A sus 38 años pone fin a una trayectoria para enmarcar. Raúl
ha sido el mejor fichaje que ha hecho el Real Madrid en los últimos 20 años y
me quedo corto. Hay que darle las gracias a Jorge Valdano que, como ya es
sabido por todos, apostó ciegamente por este enclenque canterano que salió del
Atleti para hacer una carrera plagada de éxito en el Real Madrid. Valdano hizo
una advertencia cuando era entrenador del Real Madrid en el año 1996: “Quien se
quiera comer el mundo tiene las puertas abiertas del primer equipo”. Y el loco
de Raúl se devoró, nada más ni nada menos, que al emblema de la Quinta del
Buitre, a Emilio Butragueño.
Tres días antes de debutar con 17 años en La Romareda,
Valdano llamó al imberbe Raúl a su despacho en la Ciudad Deportiva antigua del
Real Madrid, donde hoy están las cuatro torres gigantes que se hacen llamar
Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham. En ese despacho de vestuario, Valdano le dijo
a Raúl: “¿Niño, estás preparado para cuando dé la alineación antes del partido
y diga tu nombre? No quiero que te desmayes”. Raúl contestó: “Míster, si quiere
ganar sólo tiene que ponerme”. Este era Raúl. El gran descarado, el ambicioso,
el incombustible y la mentalidad más voraz que he conocido como futbolista. Un
inconformista. Vivía el fútbol las 24 horas del día. Con un carácter fuerte,
ganador, carisma y un señor respetado por todos los rivales. Acaba su carrera
sin haber sido expulsado en ningún partido.
Me quedo para este día del adiós con una fotografía que
publica otro mito y rival como Puyol, el gran capitán del Barcelona, que puso
por la mañana, antes de que se hiciera oficial la retirada del ’7′, un abrazo
de los dos y el siguiente mensaje: #rivalesnoenemigos. Puyol ya lo sabía. Antes
que nadie. El resto de la historia ya lo conocen. Un palmarés histórico con
tres Champions, por ejemplo. Para mí, que viví muy de cerca toda su carrera en
el Real Madrid y en la selección, es principalmente el artífice de un fin de
ciclo en Europa. Con Raúl llegaron las Copas de Europa en color. La Séptima,
Octava y Novena. Y muchos más títulos. Me pongo en pie y le aplaudo. Gracias
Raúl.