Julio Candela
Javier Tebas, el mismo que sanciona sistemáticamente a
cuanta grada profiere algún tipo de insulto o cántico a rivales, árbitros o
incluso jugadores propios, ha restado importancia al insulto de Mascherano que
le costó la tarjeta roja ante el Éibar. "Si fuese en Argentina lo
valoraría distinto.
Aquí no es un insulto grave en el entorno español. Luego
los comités lo valorarán. Sé que tengo fama de que me gusta saltar en todos los
charcos, pero ni sé qué hizo Mascherano ni estaba viendo el partido a estas
horas. Debió decir 'la concha de su madre', pero no lo sé. Me dolería que
Mascherano o cualquier jugador no pueda jugar el Clásico, pero no sé qué hizo
ni qué dejó de decir. Pero los árbitros deben consignar las faltas de respeto”.
Resulta sorprendente que el presidente de la Liga de Fútbol
Profesional, convertido en azote de las aficiones, relativice de esta manera el
insulto de un futbolista a un árbitro. Es más, es curioso que el futbolista sea
de uno de los dos grandes, en este caso del Barcelona, y estemos a las puertas
de un clásico. ¿Actuaría de igual forma si el insulto lo hubiese proferido un
jugador del Éibar? La respuesta parece clara.
El fútbol vive polarizado por los dos grandes equipos y por
los medios de comunicación de sus ciudades en los que figuran periodistas
militantes que defienden a 'sus' equipos más allá de lo periodísticamente
razonable (en el caso de que exista alguna razón por la que un periodista deba
defendar a un equipo, que la desconozco). El debate que se ha abierto a raíz de
este incidente, de altura, sin duda, retrata perfectamente el estado del fútbol
español: ¿Es más grave la concha de la madre que la concha de la hermana? El
tema no es baladí. Aseguran expertos llegados desde Barcelona, que lejos de ser
insulto es un menosprecio (lo que reduciría la sanción del Jefecito), porque se
refirió a su hermana y no a su madre, y acarrea más agravio nombrar a una madre
que a una hermana. Desde Madrid los mismos que defendían que Pepe menospreció a
Paradas Romero cuando le llamó "hijo de puta", han puesto el grito en
el cielo "por el insulto" de Mascherano. Alegan que esa expresión es
un insulto típico argentino y no una forma de menospreciar.
Algunos observamos incrédulos este espectáculo bochornoso en
el que se ha convertido el fútbol, alimentado por los intereses comerciales de
Tebas y Roures (ayer firmaban otro negociete para retransmitir la Copa por
Youtube) y los bajos instintos de algunos hooligans que han tomado las
redacciones en nombre "de la honestidad, porque la objetividad no
existe". Servidor, para resolverlo, ha decidido utilizar el viejo recurso
de acudir a las fuentes. Para ello he llamado a un viejo amigo argentino que
suele acudir a la popular de Monumental para bancar a River cada dos semanas.
Le lancé la pregunta: ¿Es más grave la concha de la madre que la concha de la
hermana? Se tomó su tiempo y respondió lo siguiente: "A ustedes también se
les pudrió el fútbol. La concha del business...".