jueves, 27 de abril de 2017

EL ARTE HECHO FÚTBOL

Enésima exhibición de la temporada de Isco acompañado por un colosal  Marco Asensio y una grandiosa “unidad B” del Real Madrid que merece muchísimo más que partidos sueltos

Antonio Blanca

Tres días después del fatídico Clásico perdido en el último minuto, el Real Madrid visitaba un estadio complicado en su historia. El equipo blanco estaba sobre aviso tras la goleada del Barcelona a Osasuna (7-1), y serían los Isco, Morata y Asensio los que tendrían que recuperar el pulso en La Liga. Con el primero de ellos al mando, las dudas desaparecieron en el minuto uno. Riazor disfrutó de un recital de Isco.

Las rotaciones de Zidane, dejando a Ronaldo y a Kroos en Madrid, no se notaron en el conjunto blanco. Más bien pusieron de manifiesto que el plan B del técnico francés tiene en sus botas fútbol a raudales.

Los primeros 20 minutos fueron un espectáculo de los madridistas comandado por el mejor Isco. No se había llegado ni al minuto 1 y el malagueño ya había puesto un balón al hueco para que Morata hiciese el 0-1, y eso solo fue el principio.

La presión en tres cuartos de campo ahogó al Depor provocando que en el espacio de 10 minutos el Madrid gozase de oportunidades para sentenciar. No lo hizo pero sí aumentó su renta con una pared entre Lucas Vázquez y James que el colombiano envió al fondo de la red.

Media hora de juego en Riazor y su equipo no había comparecido todavía. Su bagaje había sido un tiro alto de Guilherme desde la frontal, aunque ya se sabe que el fútbol puede cambiar en cuestión de segundos.

Tras una brutal parada de Lux a Morata con la cara, Andone no perdonó cazando un chut desviado de Kakuta para marcar el 1-2. De repente, tras un asedio en el que podía haber encajado cuatro goles, el Dépor creía.

Casilla se sumó al empuje blanquiazul sin quererlo. Al guardameta blanco se le escapó una pelota por alto y solo la suerte evitó que el remate de Sidnei involuntario no empatase el partido.

Habían jugado con fuego, casi se habían quemado pero llegó Lucas Vázquez para disipar las dudas. El gallego ajustició a sus paisanos rematando en el corazón del área un pase de Marcelo tras una jugada con ruleta incluida de Isco. Cada vez que aparecía el de Arroyo de la Miel, la magia futbolística fluía en A Coruña.

Comenzaba la segunda parte con más malas noticias para el Depor. Tyton sustituía a Lux en la portería por una sobrecarga en el músculo y Pepe Mel movía ficha dando entrada a Navarro por Kakuta. Un cambio defensivo que metió al Dépor todavía más atrás.

El Madrid jugó un rondo en la segunda mitad y tan solo era cuestión de tiempo que llegasen más goles. La goleada la pudo ampliar Lucas Vázquez gracias a Asensio.

Una diagonal marca de la casa de uno de los héroes contra el Bayern finalizó con un pase que dejó solo a Lucas ante Tyton. Esta vez no acertó y su disparo rozó el poste izquierdo.

Isco prosiguió con su recital, Kovacic se abonó a los taconazos y el 1-4 llevó la firma de James. Otro pase al hueco de Isco dejó a Morata solo ante el guardameta y el ariete mostró su generosidad. Cedió la pelota para que James hiciese a placer su doblete particular.

El único tanto que faltaba era el del rey de la pista. La endeble defensa local sucumbió a su magia llevando su firma el 1-5. Isco superó a Tyton por el primer palo y se retiró ovacionado por medio Riazor. Joselu marcó el segundo del Dépor y Casemiro cerró la fiesta tras una actuación magistral de Isco que permite al Madrid no ceder en la lucha por La Liga. El Barcelona sigue líder con los mismos puntos que el Madrid (78) pero con un partido más.

BANQUETE BLAUGRANA Y OSASUNA SE DESPIDE DE PRIMERA

Jordi Grimau

El Barcelona volvió a endosar una goleada a Osasuna (7-1) en un partido sin brillo de los de Luis Enrique y dejó el conjunto navarro con los dos pies en segunda división. Después de un 7-0 el curso pasado, un 5-1 el anterior y un 8-0 hace tres, el Barcelona se ha abonado a someter a Osasuna en el Camp Nou con una nueva goleada (7-1), gracias al acierto en la segunda parte del equipo catalán, que cuajó unos primeros 45 primeros minutos de muy bajo nivel, a pesar de haber ejercido un control casi exclusivo con el control del balón.

La primera parte fue un monólogo de los azulgranas, que, aunque no cuajaron un partido para enamorar, no permitieron nada a Osasuna, cuyo único momento álgido fue un disparo desde el centro del campo de Roberto Torres en el minuto 10 con el que quiso sorprender a un adelantado Ter Stegen. Sin embargo, su tiro careció de puntería y de fuerza.

Al margen de ese intento, Osasuna no ofreció nada más que un repliegue como pudo en defensa e intentó salir sobre Messi cada vez que el argentino recibía en la frontal. Parecía que la única consiga era que, ante las bajas de Luis Suárez (descanso) y Neymar (sanción), a Messi había que impedirle que generase fútbol.

La idea expresada con ironía por Petar Vasiljevic, de que para parar a Messi se necesitaban "esposas y pistola", la entendieron bien algunos de sus jugadores, como Roberto Torres y Fausto Tienza, que intentaban vivir cerca de la zona de influencia del argentino para 'secarle' en la medida de lo posible.

El '10' azulgrana presionó con acierto en un pase de Fausto hacia atrás y se encontró con el balón en los pies y todo el campo para llegar sin obstáculos a la meta de Sirigu, al que batió tras prepararse la pelota con tranquilidad (1-0). Con ese tanto, a Osasuna no sólo se le oscurecía la noche, nublada, fría y lluviosa, sino que encajaba su gol 76 en esta Liga, el peor registro de su historia.

Volcado el Barcelona sobre el área de Osasuna, el partido cayó en una monotonía que aburrió incluso a los jugadores. Sólo Messi se atrevía a arriesgar, con jugadas individuales o con intentos de marcar un segundo tanto.

La falta de sus socios habituales (Neymar y Luis Suárez) llevó al argentino a vivir de los pases de Busquets y Rakitic para arrancar alguna acción desde el centro.

Con una línea de cuatro defensas y cinco hombres a pocos metros, y con Sergio León descolgado adelante, Osasuna vivió atrincherado a la espera de que el Barcelona no apretase el acelerador, después de los episodios de anteriores temporadas.

A la media hora, el Barcelona marcó el segundo, obra de André Gomes (2-0), tras haber recuperado el balón Busquets en un córner en la meta navarra y después de un nuevo centro preciso de Rakitic.

De la apatía de la primera parte despertó en la segunda Osasuna con una primera aproximación al área azulgrana que frenó en falta Busquets. Roberto Torres fue el encargado de lanzarla y en la ejecución directa dejó clavado a Ter Stegen, que vio cómo le entraba por la derecha el balón (2-1).

Dos minutos más tarde, en el 51, el Barça pudo haber vuelto a la senda goleadora en un remate de Mascherano, que acabó con el balón en un poste, después de que lo desviase Sirigu.

Osasuna había hecho despertar al Barcelona, pero también se había metido de lleno en el partido, pues una nueva aproximación acabó con el balón suelto por la izquierda de Ter Stegen que recogió Torres, quien a bote pronto envió un trallazo al que el alemán respondió con un despeje acertado.

Steven jugó al límite en una carga dentro del área a Rakitic, que pudo haber acabado en penalti, y poco después el Barcelona remató a un poste tras un disparo de Piqué y el rechace lo recogió André Gomes para marcar su segundo tanto (3-1).

El momento de Osasuna pareció más un fogonazo que una convicción, ya que una nueva acción azulgrana, con pase de Rakaitic, acabó habilitado en el centro de Messi, quien se fue preparando el balón hacia la izquierda hasta que encontró un hueco y desde fuera del área lo colocó con fuerza junto a un poste, en el cuarto gol local de la noche (4-1).

Después del tanto, Messi acabó sustituido para descansar y en la acción siguiente Paco Alcácer marcó el quinto de la noche (5-1), en pleno desbarajuste defensivo de Osasuna. La inocencia de Osasuna llevó a Roberto Torres a cometer un penalti cuando Denis Suárez le había recortado en la frontal del área. Sin Messi ni Neymar en el campo, el público reclamó que fuese Javier Mascherano el protagonista de la acción.

En su partido número 319, Mascherano marcó, de penalti, su primer gol como azulgrana (6-1). Alcácer cerró el encuentro con su segundo tanto (7-1), tras recibir una asistencia de Suárez y regatear al portero.

martes, 25 de abril de 2017

MESSI DA ALAS AL BARCELONA

Gol en el descuento del argentino ante un Madrid con 10 que no jugó con cabeza los últimos instantes del choque y se pone cuesta arriba volver a conquistar la Liga

Antonio Blanca

La jornada comenzó el viernes en el Sánchez Pizjuán, donde el Sevilla dejó casi sentenciado su puesto para Champions mientras dejaba casi hundido al Granada, en un derbi andaluz en el cuál el resultado nunca estuvo en entredicho.

La jornada de sábado comenzaba en la Rosaleda, donde, el Málaga dejó prácticamente sentenciada su permanencia en la 1ª División tras vencer a un Valencia, que desea terminar la temporada rápidamente.

En el Estadio de la Cerámica se vivió un partido muy duro para el Leganés. El conjunto pepinero fue capaz de empatar ante el Villarreal, pero en el último minuto un gol con la mano de Bakambú, derrotaba al Lega, que sigue marcando el descenso mientras el Villarreal se aferra a Europa.

En el Sadar se vivió un choque entre equipos muy necesitados, Osasuna fue capaz de adelantarse en el marcador y lograr una ventaja de 2 goles, pero el Sporting en dos minutos igualó el partido en los minutos finales. Ambos equipos pelearán por no descender en estas 5 últimas jornadas.


Un empate que no satisfizo a nadie.
En Cornellà, el Atlético mantuvo el pulso al Sevilla por la 3ª plaza con un solitario gol de Griezmann, mientras el Espanyol se encontraba constantemente con Oblak. Los periquitos aún con opciones europeas.

La jornada matinal de domingo comenzaba en Anoeta, donde la Real Sociedad fue superior al Deportivo aunque el resultado sólo marcase una victoria por la mínima. Los txuri–urdin se mantienen en puestos europeos mientras el Deportivo de la Coruña alarga su estancia próxima a los puestos de descenso.

En Balaídos, el Celta de Vigo pagó el desgaste europeo, el conjunto celeste fue inferior al Betis, que con la victoria deja sentenciada su permanencia.

En las Palmas se vivió un partido muy igualado entre la UD Las Palmas y el Alavés, el conjunto visitante igualó el encuentro y en los minutos finales ambos equipos pudieron llevarse los tres puntos.

La jornada de domingo terminó con un Clásico en el Bernabéu. Un partido igualado e intenso hasta el final, que se decidió con un gol de Messi en el último minuto para el Barcelona. Los culés son líderes igualados a puntos con el Real Madrid, que tiene un partido menos.

La jornada se cerró en Ipurúa con un derbi vasco, un partido muy igualado entre Éibar y Athletic, que se resolvió en la última jugada del partido, tras el Éibar quedar con 10. Los armeros con la derrota aún tienen posibilidades de Europa mientras el Athletic se acomoda en puestos europeos.

viernes, 21 de abril de 2017

EL SUEÑO CELESTE

Julio Candela

En 2001, el Celta de Mostovoi y Gustavo López caía derrotado en cuartos de UEFA ante el Barça de Rivaldo. 16 años después, el Celta de Iago Aspas y Pione Sisto hace historia y alcanza las semifinales de Europa League por primera vez.

Tocaba sufrir tras el 3-2 a favor de la ida, pero el fútbol le debe una al Celta, una que puede pasar por esta Europa League del segundo 'EuroCelta' de la historia. Porque ya no hay uno. Mostovoi y compañía ya han sido superados por el equipo de Berizzo.

Se esperaban unos primeros minutos complicados para los celestes ante la necesidad de marcar del Genk. El Luminus Arena estaba a rebosar con unos fans dispuestos a llevar en volandas a su equipo, pero muy pronto se dieron cuenta de que enfrente había un equipo difícil de torear.

Tanto fue así que a los 10 minutos la pelota solo pasaba por botas de jugadores del Celta. Radoja estuvo perfecto en la recuperación, Pablo el 'Tucu' Hernández hizo lo propio en la distribución y arriba Pione Sisto tiró de un tridente con Guidetti desaparecido y Aspas implicado en tareas defensivas.

El extremo danés paralizó por segundos a los belgas. Se orientó en la frontal y buscó un disparo con rosca al palo largo que se perdió por línea de fondo por pocos centímetros. El Celta ya mostraba sus credenciales y hacía buena la frase de Berizzo en rueda de prensa, había que "salir a ganar" en Bélgica.

Los de Berizzo provocaron los 'olés' del medio millar de aficionados gallegos desplazados a Genk con sus continuos toques de pelota, asfixiando a un rival perdido corriendo tras el cuero.

Pione Sisto pelea un balón durante el partido ante el Genk.Pione Sisto pelea un balón durante el partido ante el Genk.
Pione Sisto pelea un balón durante el partido ante el Genk. Getty Images.
Sin embargo, el dominio no se tradujo en grandes ocasiones y el duelo se igualó. Samatta tuvo una peligrosa volea a balón parado aunque lo cierto es que Sergio apenas tuvo que intervenir en los mejores minutos del Racing Genk.

La mala nueva llegó en forma de lesión de Guidetti en el 42'. El sueco se fue del terreno de juego con cara de pocos amigos y Beauvue entró en su lugar. Casi llega y besa el santo como se suele decir. Una acrobática volea obtuvo la respuesta de un paradón de Ryan, justo antes de que Sisto volviese a rozar la escuadra desde la frontal. Solo faltó el gol en los primeros 45 minutos.

Una segunda parte para hacer historia. Una segunda parte que el celtismo querría incluir entre sus recuerdos imborrables, y una segunda parte en el que pasar a semifinales no se concebiría sin sufrir.

Así es el Celta de Eduardo Berizzo. Un equipo que ataca como nadie y defiende mal como pocos, prometiendo un carrusel de emociones en cada partido.

En el minuto 62 tuvo lugar el primer capítulo de ese carrusel. Pione Sisto, que ya marcó en la ida, se subió a la moto y tiró su característica diagonal. La finalizó con un zapatazo que superó a Ryan por arriba y desató la locura tanto en el banquillo como en la grada celtiña.

Un gol muy merecido por los méritos del Celta, pero cuya alegría poco duraría por un error infantil de Cabral. Un salida de balón sin sentido que aprovechó Trossard para robar el cuero y batir a Sergio por el palo largo. Tocaba sufrir 20 minutos.

Jozabed entró por Wass para intentar arreglar a un Celta partido. El problema fue que el Genk se fue con todo arriba, dejando solo tres atrás en 10 minutos de una tensión casi insostenible en el Luminus Arena.


El Genk metió hasta a un central de delantero pero el fútbol le sigue debiendo una al Celta, y los de Berizzo saben que puede pasar este año por la Europa League. Aguantaron como jabatos para sostener un sueño que no tiene fin. El Celta, por primera vez en semifinales de la Europa League. Histórico.

jueves, 20 de abril de 2017

LOS CUATRO FANTÁSTICOS

Estos son los jugadores que más y mejor han jugado en la fantástica eliminatoria del Real Madrid contra el Bayern de Múnich

Antonio Blanca

El Real Madrid consiguió el martes la clasificación para las semifinales de la Champions League con un épico partido ante el Bayern de Múnich, de las grandes noches del Bernabéu. Los madridistas, tirando de épica, derrotaron a los de Ancelotti en un gran partido con polémica, goles y fútbol de alta tensión. Un duelo en el que varios jugadores madridistas salieron muy bien parados.

Marcelo. El brasileño fue probablemente el mejor de los suyos junto a Ronaldo. Siempre ejecuta la labor de arquitecto del juego blanco a pesar de su puesto de lateral. Desde la izquierda, dirigió buena parte de las acciones de ataque a pesar de tener ante él a un titán como Robben, que fue el mejor del Bayern tras su portero Neuer. La jugada del 3-2 de Cristiano, rompiendo líneas con talento y físico (en la prórroga) fue casi abusiva.

Carvajal, en el lado opuesto al de Marcelo, el '2' fue seguramente otro de los más destacados. No solo en el Bernabéu, sino en Múnich (a pesar del penalti que el colegiado se inventó y que estuvo a punto de dejarle marcado). La eliminatoria del canterano fue sobresaliente tanto en defensa como en ataque. Junto a su compañero, fue un puñal por la banda y también neutralizó a Ribery y después a Douglas Costa. Un partido para reafirmar al de Leganés como uno de los laterales diestros más en forma del mundo.

Cristiano Ronaldo. El luso ha demostrado que la política de rotaciones de Zidane y su puesta a punto ha tenido éxito, ya que se encuentra en plenitud física en el tramo más importante del curso. Si a eso se añade la inteligencia de jugar por el centro, el resultado es de la eliminatoria ante el Bayern: cinco goles en dos partidos. La progresión del portugués, aunque a veces él mismo no la vea con buenos ojos, es hacia el centro del ataque...y los hechos lo demuestran. Rematador nato, cuatro de los cinco tantos al Bayern fueron al primer toque y todos los transformó en zonas de delantero centro puro.

Asensio, el último, pero no por ello el menos importante. La irrupción del mallorquín en esta ronda de Liga de Campeones ha sido impresionante, le ha puesto en el disparadero. El '20', desde el banquillo, dejó un gol de mérito (rompiendo por tres veces a Hummels) y aportó una asistencia a Cristiano en la ida. El Real Madrid debe darle más protagonismo el próximo curso, está llamado a ser el timonel de la nave blanca y en un futuro nada lejano. 

NO VA MÁS

Jordi Gimau

El FC Barcelona cayó eliminado en Liga de Campeones después de que la Juventus hiciera valer el 3-0 de la ida con un empate sin goles este miércoles en el Camp Nou. La soñada remontada de los azulgrana se encontró con un rival que blindó el área de Buffon, anuló a Messi en el carril centró y evitó que los azulgranas apenas chutaran entre palos durante los noventa minutos.

"El fútbol es un estado de ánimo", decía Jorge Valdano. Y el mejor ejemplo lo ha dado el Barcelona cuando ha afrontado los dos partidos de vuelta en esta edición de la Liga de Campeones. Tras el 4-0 de París, que ese resultado nunca hubiera sido remontado no fue óbice para la conjura total del barcelonismo, que acabó logrando lo imposible. Sin embargo, tras el 3-0 de Turín, los ánimos no eran los mismos. El propio Luis Enrique parecía entregado a la eliminación cuando de primeras declaró que iba a ser muy difícil, contrapuesto al puño en la mesa que dio después de la debacle del Parque de los Príncipes, con el anuncio de su retirada del banquillo azulgrana tras la conclusión de la temporada incluido.

Tampoco tuvo hoy lo que ayudó sobremanera en el 6-1. Aquella noche, el equipo de Emery salió al Camp Nou como los corderos entran al matadero y la bisoñez de su defensa acabó inspirando la gran remontada. Este miércoles, en lugar de tener un corderito enfrente tuvo al mismo carnicero. La Juventus no fue el PSG.

Chiellini y Bonucci demostraron esta noche que su vocación en efecto era ser defensa central. La labor de Khedira y Pjanic en el medio campo, ayudando a tejer un red que anuló a Messi, fue fundamental para capear los vientos de remontaba que entonaba el Camp Nou.

El Barcelona salió al campo sobreexcitado. El exceso de revoluciones de los jugadores acabó siendo un hándicap que se hacía visible con la protesta continua al árbitro, que se tuvo que contener para no enseñar la amarilla ante el acoso constante.

Las intenciones de Luis Enrique se cumplían, el Barcelona tenía la pelota y atacaba, con la banda de Jordi Alba siendo la puerta más abierta al área de Buffon. Sin embargo, cuando se trataba de hacer mella en los últimos metros, siempre aparecía una camiseta blanquinegra para abortar la ocasión.

Un cabezazo, una puntilla, una rodilla... cualquier parte del cuerpo era válida para lograr, por centímetros, que el balón llegara de manera clara a Suárez dentro del área. Con el uruguayo en una versión gris y Messi maniatado, Neymar volvió a echarse el equipo a la espalda, una vez más en lo que va de temporada. Pero las internadas del brasileño eran insuficientes.

Un balón de Alba por la izquierda que no atinó a controlar Suárez, en el minuto 19, le quedó franco a Messi dentro del área, pero el chut del argentino se marchó fuera. Eso fue lo más cerca que estuvo el Barcelona de anotar un gol, pues el resultado de ese disparo se repitió una y otra vez: todos, salvo uno, lejos de los tres palos de Buffon.

Así, en un partido que tenía que testar el talento del cancerbero de Carrara, la escasa participación de Buffon ponía de manifiesto el quiero y no puedo del Barcelona.

La Juventus no se contentaba sólo con defender y trató de aprovechar las diversas contras de las que dispuso para poner en apuros a Ter Stegen. La velocidad de Cuadrado volvió a dar dolores de cabeza a la zaga culé, pero esta vez el colombiano se mostró menos resolutivo que en la ida y no terminó de conectar con Dybala.

En la segunda parte, cuando ya cada segundo que pasaba aumentaba la dificultad de la empresa, se puso de manifiesto uno de los grandes problemas del Barcelona esta temporada: la falta de un banquillo de garantías. En el minuto 58 entró en el campo la única opción pura de ataque de los azulgrana: Alcácer por Rakitic. Luis Enrique sumaba efectivos al frente ofensivo pero seguía chocando una y otra vez contra el muro italiano.

Piqué tomó la iniciativa y se convirtió en un delantero más, con el visto bueno del técnico asturiano que dio entrada a Mascherano por Sergi Roberto para compensar el balance defensivo.

Pero tener más jugadores arriba no significaba obtener ocasiones más claras. La jungla de piernas y jugadores en los últimos metros se incrementaba y el único recurso que lograba sacar adelante el Barcelona eran los tiros de media y larga distancia. Todos fuera.

Allegri reaccionó blindando todavía más su defensa poniendo a Barzagli por Dybala. Con el cerrojo echado, ya sólo era cuestión de tiempo de agotar la arena del reloj para recoger los frutos. El 0-0 hizo más que válido el 3-0 de la ida y el Barcelona de Messi, Neymar y Suárez, sin anotar un gol en 180 minutos, quedaba eliminado. La Juventus, junto a Mónaco, Atlético y Real Madrid, disputará las semifinales de la Liga de Campeones.

miércoles, 19 de abril de 2017

RONALDO MACHACA AL BAYERN

Carlos de Blas

Como si vivieran en el minuto 90 una y otra vez desde el pitido inicial. Así han salido a disputar una épica vuelta de cuartos de final de Liga de Campeones Real Madrid y Bayern de Múnich, haciendo honor al enfrentamiento más repetido de la competición.

Sin respiro. Sabedor de que necesitaba dos goles como mínimo para clasificarse, el Bayern salió al Bernabéu a por todas. Asustó el equipo bávaro a la parroquia reunida en el Bernabéu con unos primeros quince minutos en los maniató al Real Madrid. La banda izquierda de Alaba y Ribery llevaba todo el peligro con repetidos centros que no encontraban rematador. el primer aviso serio llegó en el minuto 9, cuando Lewandowsky recibió dentro del área un balón fruto de la conexión Alaba-Ribery; sin embargo, Marcelo se lanzó en plancha para obstruir un gol cantado. Antes el chileno Vidal en el minuto 4 hubo de ser expulsado por una entrada por detrás a Isco sin posibilidad de jugar el balón y a la altura del talón de Aquiles.

El nerviosismo blanco se podía personificar durante ese tramo en Casemiro, con tres pérdidas que armaron peligrosas contras teutonas. Vidal, desde la frontal, probaba también fortuna aunque de manera infructuosa.

Poco a poco, el Madrid recuperaba la calma. Para el minuto 20, dos llegadas al área de Neuer sirvieron para espantar a los fantasmas. El paso adelante dado por Kroos resultó fundamental para la transformación del Real Madrid.

En el continuo ida y vuelta, el Bayern seguía erre que erre con sus centros, buscando sin cesar un remate de cabeza de Lewandowski que no terminaba de llegar. Por contra, el Madrid aprovechaba las pérdidas de los de Ancelotti para montas contraataques fulgurantes.

En uno de ellos, fue Boateng el que en esta ocasión salvó bajo palos otro gol cantado. Neuer dejó escapar un chut de Carvajal que acabó suelto dentro del área para la llegada de Ramos, que no se lo pensó dos veces para reventar el esférico.

Desde entonces, el Real Madrid ofreció la buena cara mostrada en la segunda parte de la ida. Con el arma del contraataque, una y otra vez los blancos desaprovechaban estas superioridades con chuts errados de Cristiano y apariciones en segunda jugada de Kroos desde la frontal que pusieron en aprietos a la defensa rival.

El descanso no rebajó las revoluciones de la primera mitad y el Madrid salió de vestuarios con la misma determinación pero, esta vez, las llegadas del Bayern se transformaron en mordidas.

En el minuto 47, otra vez una entrada a destiempo de Vidal le hacía acreedor de la segunda tarjeta que Kassai omitió, perdonándole la expulsión. Así, en el minuto 51, en la siguiente jugada a que Marcelo volviera a salvar bajo palos el 0-1, Casemiro derribó a Robben dentro del área. Lewandowski no dudó y colocando el balón en la izquierda mientras Navas se lanzaba al lado opuesto ponía por delante al Bayern.

El gol en contra dejó grogui al Real Madrid, que acabó desordenando sus líneas permitiendo al Bayern tomar el control del juego. Seguía la sangría por la banda de Alaba y, sobre todo, en segundas jugadas.

Zidane reaccionó desde el banquillo dando entrada a Asensio en lugar de Benzema, pues era necesario volver a controlar el balón y el centro del campo. Poco después, al ver que se mantenía la dinámica, fue Lucas el que ocupó el lugar de Isco. Ancelotti también movió ficha dando descanso a Ribery -34 años en sus piernas- por Douglas Costa y a Xabi Alonso -35 años- por Thomas Müller.

Entre cambio y cambio, Carvajal condujo la enésima contra que acabó en nada debido a un último control que le forzó a chutar y no dar el pase a un Asensio que esperaba solo a su izquierda.

Ya en el 77, como si de una redención se tratara, Casemiro y Cristiano dejaron atrás sus fallos previos protagonizando el empate del Madrid. El brasileño logró mantener la pelota en sus pies pese a caer al suelo y al levantarse mandó un pase a Cristiano dentro del área para que batiera a Neuer con un remate de cabeza cruzado que anuló la estirada del portero alemán.

Poco duró la alegría en la casa blanca, pues en la siguiente jugada al saque de centro, un balón colgado a Müller acabó en las mallas de Navas empujado por Ramos, en un inexplicable intento de deshacerse del empuje del delantero que lleva de serie el carácter de viejas glorias como Effenberg. Si bien en la misma judada, Ribéry estaba en fuera de juego, por el que el gol no debió haber subido al marcador. Con el 1-2, el resultado llevaba el partido a la prórroga, pero quedaban aún 12 minutos para certificarlo.

Siguiendo con el espíritu de frenesí que barnizaba todo el encuentro, la locura siguió siendo dueña de la mente de los jugadores y la calma se esfumó. Balón a un lado y otro del campo, con el gol pudiendo caer de un lado u otro. Pero ya en el 84, Vidal vio su segunda amarilla por una falta sobre Asensio y dejaba de nuevo la eliminatoria en un once contra diez.

Ancelotti entonces decidió jugar a especular y dejó fuera a Lewandowski para meter a Kimmich en el centro del campo. La responsabilidad del ataque del Bayern volvía a recaer en solitario en Müller.

Los minutos hasta el final del tiempo reglamentario le valieron al Madrid para crear su particular oasis. Con una calma y tranquilidad inusitada, tocaba y buscaba el hueco justo, sin prisa. Y los encontraba. Pero de nuevo Neuer o un defensa aparecía en el último momento para desbaratar el gol definitivo. Era hora, pues, de la prórroga.

Lo visto en ese tramo final pareció un espejismo. El Bayern, con diez, tomaba el control del tiempo reglamentario. Pero el cansancio empezaba a hacer mella en los bávaros y el Madrid recuperó la iniciativa, aun con un Carvajal que se notaba destrozado físicamente y que se sumaba al ataque andando -quedando el tercer cambio disponible-. Cristiano y Asensio generaron inquietud a los alemanes con chuts desde la frontal, volviendo a dejar constancia de que Neuer estaba siendo el jugador más destacado de los alemanes en la eliminatoria.

Al borde de la pausa del tiempo extra, Ramos aprovechó una de sus subidas al ataque para enviar un balón centrado a Cristiano, que recibió solo en el punto de penalti del área del Bayern -debido a una posición ilegal permitida por el juez de línea-. El portugués controló la pelota, se dio la vuelta y esta vez, por fin, pudo batir a Neuer para poner el 2-2.


Los alemanes seguían estando a un tanto de la clasificación, pero en la segunda parte de la prórroga se convirtieron en un cadáver de cuerpo presente. Así, en sendas tarascadas de Marcelo y Asensio por el mismo corazón del campo, la zaga alemana asistía como testigo con su mirada a la puntilla de la eliminatoria. Primero el brasileño llegó al área y asistió a su vera a Cristiano para que el 7 blanco firmara el triplete. Luego, el joven mallorquín, volvió a dejar muestra de su talento llegando al área y batiendo al imbatible Neuer de tiro cruzado. El 4-2 definitivo dejaba al Real Madrid en semifinales de Liga de Campeones por séptima vez consecutiva.

lunes, 17 de abril de 2017

SALVAVIDAS ISCO

Con dos goles sublimen en Gijón el malagueño evitó que el Madrid perdiera la ventaja que tiene frente al Barcelona en el momento crucial de la Liga

Antonio Blanca

La Liga atravesó el ecuador de este alocado y trascendental mes de abril con los dos gigantes mostrando síntomas claros de cansancio mental. Real Madrid y Barcelona, que siguieron estrategias diversas a la hora de afrontar sus citas previas a la batalla ante Bayern y Juventus, defendieron sus posiciones con más agonía de lo previsto en dos envites anunciados y confirmados como resbaladizos. Para alcanzar la valiosa cosecha de tres puntos, ambos colosos se apoyaron en la magia de sus mejores jugadores en liza. En esta ocasión Isco acompañó a Messi en esa categoría para desatascar a sus compañeros y rescatarles de un pinchazo que podría condicionar sus candidaturas al título.

El vigente campeón de Europa desplegó en El Molinón un equipo en el que sólo repitieron Sergio Ramos y Nacho con respecto al escuadrón que tomó tres días antes Munich. Asensio, Morata, Lucas Vázquez, James y incluso Coentrao disponían de una alternativa que aprovecharía, sobre todo, Isco. El malagueño fue el jugador sobre el que pivotó la fase ofensiva de un Madrid dominador de la pelota. De sus botas fluyeron las combinaciones que conllevaron los tres goles merengues, con dos dianas de extraordinaria factura, sobre todo la primera. La segunda, más simple, resultaría decisiva porque llegó en el minuto 90 y significaría la cosecha de tres puntos que vendió muy cara el Sporting. Los asturianos, con un modelo de defensa y frenético contragolpe, conseguirían desestabilizar el mando y el equilibrio de un Madrid que notó la suplencia de Casemiro sobremanera. Cop y Vesga adelantaron a los locales en dos ocasiones, pero entre Isco y Morata se apañaron para empatar y completar una remontada que pasó la presión de Chamartín al Camp Nou en la última media hora del enfrentamiento del que los rojiblancos saldrían heridos en su brega por la salvación.

El Barcelona, todavía resacoso por el fiasco de Turín, evidenció las dudas que vino a maquillar el legendario 6-1 ante el PSG. Los pupilos de Luis Enrique, que volvió a la defensa de cuatro y sentó a Iniesta, mostraron un ejercicio de bipolaridad demasiado familiar para la tribuna culé. La Real Sociedad retó a pelear por la posesión a los locales y se jugaría con un ritmo vertiginoso y un compás pleno de espacios y llegadas. Los dos equipos jugaban al ataque y descubrían sus líneas defensivas, dibujando un primer tiempo en el que se anotaron cinco goles. Messi sería el encargado de poner a los suyos 2-0 y de asistir a un válido Alcácer en el 3-1. Ambos resultados parecían sentenciar los puntos, pero el alma guerrera de los de Eusebio agujereó la espalda del sistema blagurana con contras que llevaron el apretado 3-2 al descanso, con dianas de Umtiti en propia meta y Xabi Prieto, sobre la hora. Y, en el segundo acto, el coloso fue borrado del mapa por los donostiarras. El soliloquio visitante probó a Stegen en múltiples ocasiones y contaminaría de incertidumbre el final de un encentro en el que el equipo en ventaja bajó las revoluciones de forma explícita. Sin embargo, llegaría a la orilla el Barcelona y defendería el resultado para seguir la estela de su eterno enemigo, a una semana del decisivo Clásico.

Por detrás sigue asomando un Atlético que destacó por su rendimiento dentro del trío puntero. Los colchoneros golearon a Osasuna con un doblete de Carrasco y una diana de Filipe Luis y edificaron su tercera posición gracias, también, al pinchazo de un impotente Sevilla que no pudo pasar de las tablas sin goles ante el Valencia. Los de Sampaoli, que sufrieron la lesión de Vitolo, mostraron la impotencia goleadora que viene arrastrando y terminaron por evidenciar el intento de controlar a un sistema levantino que puso en aprietos a Diego Rico. Con esos resultados, los rojiblancos viajarán a Inglaterra plenos de fe y los andaluces ven cómo su colchón en Liga de Campeones se ve reducido.

Y es que, a falta de la participación del Villarreal (que jugará contra el Alavés en Mendizorroza), el Athletic se encaramó a la Europa League con fuerza, gracias a los goles de Aduriz y Muniain (dos cada uno) en la goleada que los vizcaínos le endosaron a Las Palmas (5-1). El Espanyol también se ha apuntado a la batalla por los escaños continentales, ya que su triunfo ante el Leganés -0-1, gol sobre la bocina de Baptistao- deja a los catalanes a un punto de un Eibar que resbaló con creces, en cancha del Betis (2-0, con gol andaluz en el primer y último minuto).

En la parte baja no se movería la zona de descenso, pues todos perdieron y también lo hizo el Leganés, que marca la frontera de la salvación en 27 puntos (cinco por delante del Sporting). Cuatro por encima de ese listón se colocó un Deportivo que, al fin, dio una alegría a su graderío y tomó el oxígeno suficiente que le proporcionaron los goles de Joselu y Mosquera ante el plácido Málaga. Así pues, el trío de cola quemó una fecha más de calendario sin reaccionar. Y en la siguiente jornada se enfrentarán Osasuna y Sporting y el Granada viajará al Pizjuán. Los pepineros, por su parte, se la jugarán en Villarreal.

jueves, 13 de abril de 2017

RONALDO, LA BESTIA BLANCA

Colosal partido del portugués para darle la vuelta a un partido en el que el Madrid mereció más pero no mató la eliminatoria contra el Bayern

Antonio Blanca

Hasta hace bien poco, visitar la casa del Bayern de Múnich era sinónimo de derrota para el Real Madrid. Tal era la estadística -16 derrotas seguidas antes del 0-4 de 2014- que se hablaba ya de la maldición alemana (juntando sus visitas al resto de equipos teutones los números no mejoraban demasiado). Pero algo ha cambiado en los últimos tiempos. Y la prueba, más allá del mencionado despliegue de 2014, fue también visible este miércoles.

Sin miedo, serio y sabiendo medir lo que había que hacer en cada momento del partido, el Real Madrid se llevó un triunfo incontestable, con un resultado quizás demasiado corto para la exhibición mostrada en la segunda parte. Tan sólo un imperial Manuel Neuer bajo palos evitó que la eliminatoria quedara resuelta esta miércoles.

La primera parte fue el perfecto ejemplo de partido igualado. Rememorando los viejos enfrentamientos, ambos conjuntos salieron al césped con la idea de luchar por el control del balón. Por fases se fueron turnando el dominio, aunque las ocasiones claras aún no hacían acto de presencia. No fue hasta el minuto 18 cuando un cabezazo de Benzema estuvo a punto de convertirse en el primer tanto del partido cuando acabó siendo rechazado entre el larguero y Neuer, haciendo tangible cierto dominio del Madrid en esos instantes.

Pero en el vaivén de la balanza de juego, el turno de ataque bávaro acabó sacando réditos gracias a sus constantes saques de esquina. En uno de ellos, en el minuto 25, un balón mandado por Xabi Alonso al área acabó en el fondo de la red tras un testarazo inapelable de Vidal llegando desde atrás para rematar de cabeza con fuerza.

El gol dotó de mayor calma a los locales y Thiago pudo aparecer más entre líneas para poner en aprietos a la zaga blanca, donde Nacho, sutituyendo a los lesionados Pepe y Varane, cumplió de manera más que solvente su papel de central efectuando apariciones concisas y sin miramientos.

Seguía rondando el área de Navas el Bayern, con otro cabezazo de Vidal como exponente aprovechando la enésima demostración de Robben de que aun cuando tenga taca-taca, su desmarque hacia el interior seguiría reventando defensas. Y ya en el descuento, un chut de Ribery, con demasiada libertad para revolotear por la frontal, dio en el hombro de Carvajal, considerado mano por los asistentes del colegiado y, por ende, penalti.

Sin embargo, el destinado a ser el héroe de la noche, Arturo Vidal, mandó la pena máxima a los cielos del Allianz haciendo válido el dicho de dudosa estadística "penalti injusto, penalti fallado".

Con el ánimo de haber salvado un 'match ball', el Real Madrid regresó de los vestuarios con ganas de demostrar lo que no había podido en el primer tiempo. No hubo que esperar demasiado para certificar con un gol la reacción. En el minuto 47, un balón puesto por Carvajal desde la derecha -tras un excelente pase previo de Casemiro-, acabó en un remate de primeras de Cristiano Ronaldo, que con inteligencia dio un paso atrás para quedarse con el hueco perfecto dentro del área que acabó marcando la diferencia. El 1-1 subía al marcador y las tornas habían cambiado.

El Madrid echó de menos algo de desborde en la primera mitad, con Marcelo bien cubierto por Lahm y las ayudas de Vidal y con Modric en no una de sus mejores noches. Sin emabrgo, pese a estar el descanso entre medias, el golpe anímico al Bayern con el penalti fallado y el empate nada más entrar en la reanudación otorgó al Madrid el control del partido.

La herida la Bayern fue todavía mayor cuando en un intervalo de cinco minutos, Javi Martínez dejó a su equipo con diez en el minuto 63 tras ver dos amarillas al cortar dos contras de Cristiano Ronaldo, catalizador de la reacción blanca. Poco antes, un Bale renqueante dejó su puesto a Asensio, en otro movimiento vital para el posterior desarrollo del encuentro.

Contra diez, el Madrid cogió la pelota y dio una clase magistral de media hora. Sólo los milagrosos reflejos de Neuer evitaron que la diferencia fuera mayor. Primero ante un cabezazo a lo Vidal de Bale, luego con el pie ante un remate de Benzema y otra vez con el guante ante un chut a bocajarro de Cristiano a dos metros. Inconmensurable el cancerbero de Gelsenkirchen.

Ya en el minuto 77, tras ver al Madrid cocinar a fuego lento la jugada, Asensio se graduó por todo lo alto con un centro medido al segundo palo para que Cristiano, con la plancha, lograra por fin derribar el muro del portero del Bayern. El 1-2 ponía algo de justicia en el marcador. Pero el Madrid seguía sin confirmarse. Con Carvajal entrando como un cuchillo al rojo vivo en la mantequilla, su banda derecha fue la entrada al área bávara, llegando a protagonizar una jugada de escándalo que acabo en gol anulado por fuera de juego de Benzema.

Sumando ocasiones, hasta Ramos cumplió de manera puntual con su hora bruja mandando al fondo de la red un cabezazo en el descuento que celebró con ahínco hasta que el colegiado decretó el fuera de juego desde el que había partido.

El 1-2 acabó como el resultado definitivo en una noche en la que el Real Madrid volvió a enterrar viejos fantasmas de otro tiempo, dejando ya otra exhibición para el recuerdo en el Allianz Arena ante un Bayern que sigue vivo y podrá contar con un arma de destrucción masiva que no tuvo hoy: Robert Lewandowski. Así pues, el martes que viene el Santiago Bernabéu volverá a ser testigo de otra de las épicas batallas del que ya es el clásico de Europa.

miércoles, 12 de abril de 2017

LA JUVENTUS HUMILLA AL BARÇA

Jordi Grimau

El Barça vuelve a sufrir un duro golpe en Europa que le deja de nuevo al borde de la eliminación. La Juventus pasó por encima del conjunto blaugrana evocándole la fatídica noche vivida en París y obligándole a obrar otro milagro para seguir vivo en la máxima competición continental. Dybala se convirtió en el verdugo de los de Luis Enrique con dos goles que encarrilaron la goleada juventina. El joven delantero argentino se reivindicó como auténtico sucesor de Messi en el mejor escenario posible.

Con esta contundente derrota el Barça sufre su Calvario particular en esta Semana Santa. Mucho tendrá que rezar el equipo culé para lograr un milagro similar a la remontada histórica que protagonizó frente al PSG. Además, la Juventus es un equipo experimentado, con mucho oficio en defensa y un bloque sólido y trabajado. Los de Luis Enrique han demostrado que son capaces de hacer cualquier cosa pero se antoja harto difícil repetir la gesta por segunda vez consecutiva.

La Juventus empezó el encuentro apretando al Barça en su campo y robando el balón en zonas peligrosas. Hasta tal punto surtió efecto la presión italiana que Luis Enrique ordenó a su portero a lanzar el balón en largo en vez de arriesgarse a sacarlo jugado. Fue tarde para hacer rectificaciones porque Dybala sorprendió al conjunto blaugrana cuando apenas habían transcurrido siete minutos de encuentro. El delantero argentino recibió un pase de Cuadrado dentro del área y con una buena maniobra se revolvió y sacó el latigazo que acabó colándose en la portería de Ter Stegen.

Todo pudo cambiar en una jugada puntual. El devenir del partido y la eliminatoria pudo ser bien diferente si Iniesta hubiera aprovechado un mano a mano que Buffon solventó con una mano increíble. El eterno portero italiano salvó a su equipo a sus 39 años para agrandar aún más su leyenda. No llegó el empate pero sí el segundo gol de Dybala, que con otro zurdazo ajustado al palo amplió la ventaja para su equipo y desequilibró la balanza del lado juventino.

Tras la reanudación el Barça inclinó el campo hacia el área rival pero la Juventus supo manejar la situación a la perfección. Un escenario que posiblemente se repita en la vuelta en el Camp Nou, con los jugadores culés volcados y los italianos saliendo al contragolpe. Higuaín perdonó al Barça al fallar un claro mano a mano frente a Ter Stegen pero no lo hizo Chiellini en un saque de esquina que remató al fondo de las mallas a pesar del pacaje que le hizo Mascherano. Pudo ser un calco de la noche parisina pero el cuarto lo frenó el colegiado, que señaló un fuera de juego de Dybala inexistente. Su centro posterior, con la jugada ya anulada, lo remató Cuadrado a la red.


El Barça no bajó los brazos a pesar del 3-0, a diferencia del partido del Parque de los Príncipes, porque un gol hubiera servido para hacer del milagro una remontada más asequible. Sin embargo, debajo de los palos se encontraba el incombustible Gianluigi Buffon, un portero con mayúsculas que sacó otra mano salvadora al disparo de Luis Suárez. La definición de milagro es "hecho sobrenatural atribuido a la intervención divina". Dicen que ocurre uno cada mucho tiempo. El Barça ya tuvo el suyo.

LA ESTRELLA DE ZIZOU

Jaime Trevijano

Los más escépticos piensan que los éxitos del Madrid de Zidane han llegado de pura casualidad. Que el entrenador francés tiene una suerte inmensa que le ha llevado a conquistar tres títulos, los tres más importantes a nivel de clubes, en su primer año dirigiendo al conjunto blanco. Que su equipo gana partidos y pasa eliminatorias por fortuna. Pero los triunfos de Zizou no son, ni mucho menos, flor de un día. Al contrario, ha tenido que cultivarla durante muchos meses con cariño y dedicación para que termine mostrándose en todo su esplendor.

Después de un año como inquilino del banquillo madridista, Zidane ha cosechado un balance de 41 victorias, 11 empates y dos derrotas en 54 partidos. Estos fríos datos son capaces por sí mismos de convencer al mayor incrédulo. Pero no sólo es eso, antes de su llegada, el Madrid era un equipo a la deriva, con un vestuario disgustado, eliminado de la Copa del Rey, descolgado en la Liga y sin fe en la Champions. Tras su contratación, el Madrid dio un vuelco total a la situación y empezó a notarse un ambiente de calma y tranquilidad propicio para que los blancos volvieran a ganar.

La suerte se puede tener un día, dos o tres como mucho, pero no cabe hablar de ella dentro de una racha de imbatibilidad en la que el equipo de Zidane lleva ya 39 encuentros sin conocer la derrota. Y no tiene pinta de que se vaya a acabar porque el conjunto blanco mejora sus actuaciones partido tras partido, un ejemplo fue el reciente choque de Copa frente al Sevilla. A parte del potencial ofensivo que siempre ha tenido, el Madrid ahora es un bloque sólido y compacto al que es difícil marcar y generar ocasiones, y al que es difícil ganar en intensidad.

Son muchas las virtudes de Zidane como entrenador. La más notable es el buen manejo de una amplia y equilibrada plantilla. Con él los 24 jugadores del primer equipo, y algún que otro canterano, están plenamente implicados, sabiendo que de un momento a otro tendrán su oportunidad y deberán dar el máximo si no quieren caerse del barco. Por este motivo se explica el alto rendimiento del equipo a pesar de las numerosas e importantes bajas que ha tenido a lo largo de la temporada. Además, Zidane ha demostrado grandes conocimientos futbolísiticos ganando la batalla táctica a Luis Enrique o Simeone en enfrentamientos directos frente a Barça y Atlético.


Entre otras cosas, se habla de la “flor de Zidane” por los muchos partidos que ha remontado en los minutos “noventa y ramos”, o las finales ganadas en la prórroga o en la tanda de penaltis. Incluso para estas gestas existe una explicación razonable más allá del simple y superficial análisis de la suerte madridista. Y es que el entrenador francés ha sabido transmitir un carácter campeón a sus jugadores, les ha inculcado una asombrosa mentalidad ganadora que les hace creer en la victoria hasta el pitido final. Porque en la vida y en la alta competición sin esfuerzo no se consigue nada, Zidane ha tenido una suerte trabajada, una flor cultivada.

lunes, 10 de abril de 2017

UN PUNTO QUE VALE TRES

Horas después de que el empate en el derbi dejara al Real Madrid con un sabor agrio, Michel y su Málaga se encargaron de cambiar el sino de la Liga

Antonio Blanca

La jornada 31 de La Liga propuso uno de los platos principales de su desenlace por el título. El partido cumbre de la fecha reunían en el Santiago Bernabéu a Real Madrid y Atlético. Los de Chamartín luchaban por defender su liderato y presionar al Barcelona, que jugaba cuatro horas más tarde en Málaga; los segundos, por su parte, pugnaban por alimentar su tercera posición recién recuperada. Todo ello en medio de las cuentas pendientes que su renovada rivalidad ha generado y con la vista puesta en los enfrentamientos continentales del miércoles, ante Bayern y Leicester. Y la tensión del contexto sería el pentagrama sobre el que se jugaría en el verde.

Los pupilos de Zidane y los de Simeone se neutralizaron de inicio en una batalla en la que, poco a poco, se desnudaría el guión de ambos: el Madrid tendió a manejar más minutos de posesión al tiempo que los rojiblancos se amoldaban al modelo de repliegue y salida. La coral intensidad reduciría los espacios y las ocasiones, relegando las opciones a fogonazos. Benzema y Ronaldo probarían a Oblak en el primer acto y también en el segundo. Todo ello para vanagloria del meta esloveno. Antes de la segunda ráfaga de chuts, Torres marró un mano a mano despejado por Navas. Y es que ambos jugaban al filo cuando salían del “tacticismo”. Y Koke y Saúl habían adelantado el peso del balón parado en el minuto 2.

Pero en la reanudación se dibujaría otro perfil de ajedrez. Los merengues ascendieron las revoluciones en la salida de vestuarios e hicieron caja gracias a un córner botado por Kroos y cabeceado a la red por Pepe. Y, tras haber dominado a su escurridizo rival, los vigentes campeones de Europa soltaron las riendas del control que venían manejando para entregarse a un ejercicio de especulación de la posesión y cesión de metros que les terminaría por resultar abrasivo. Su condescendencia acrecentó la jerarquía colchonera y los de la ribera del Manzanares cumplirían su venganza con una diana de Griezmann en la recta final. Los cambios y la estrategia del Cholo (final dominante a pesar de contar con menos efectivos) arrancaron el empate de la casa del líder. El apagón de concentración tradicional de los madridistas no superó al exigencia atlética y ponían en bandeja la preponderancia liguera al gigante catalán.

Sin embargo, los blaugrana se olvidaron del ritmo, el ardor y la fluidez combinativa precedentes. Luis Enrique decidió volver al 4-3-3 y se la jugó colocando a Mascherano como lateral diestro. En consecuencia, sacrificó la profundidad por ese perfil y restó soluciones a una circulación que no sería lo suficientemente rápida como para desarbolar al ortodoxo y eficaz cierre de Míchel. Aún así, un pase largo de Jordi Alba dejó a Luis Suárez en mano a mano con un Kameni providencial. Se jugaba sobre la perenne posesión horizontal visitante y los andaluces se atrincheraban en busca de una contra que cazarían antes del descanso.

Un pelotazo de Juancar sintonizó con el desmarque de Sandro, que retrató el agujero táctico de un Barça muy adelantado y plomizo para batir a Stegen. El gol local condujo al descanso y en la reanudación saldría el segundo clasificado con Iniesta en el verde y, sobre todo, con otra actitud. Messi empezó a gozar de huecos para explotar entre líneas y el argentino lo intentaría en juego y, más que nada, a balón parado. Pero no llegaba la producción azulgrana a inquietar a Kameni. Luis Enrique planeó el regreso a los tres centrales como medida para abordar la obligada remontada, pero Neymar, intermitente, se auto-expulsó. Entró en un toma y daca continuo el desenlace, con el árbitro anulando un gol legal a Peñaranda y sacando fuera del área un penalti cometido sobre Sergi Roberto, no pitando otro sobre Fontás del Málaga. No llegaría a la orilla la épica de un Barcelona demasiado endeble. La enésima contra clara cedida a los blanquiazules terminó por sentenciar los tres puntos gracias al 2-0 que anotó Jony. La doble campanada está servida y el Madrid, finalmente, amplió en un punto su brecha en la cima clasificatoria.

Por detrás reaccionó un Sevilla que, en su caída (cinco partidos seguidos sin ganar) ya veía peligrar hasta el cuarto puesto. Los de Sampaoli recuperaron su colorido estilo para entregarse a la locura ofensiva que el Deportivo sólo pudo sostener en un primer acto de cinco goles. Jovetic y Sarabia adelantaron a los hispalenses y Kakuta selló, con un doblete, las tablas. Correa colocaría el 3-2 el borde del intermedio y la portería de Lux seguiría sufriendo una tormenta que cerró Ben Yedder. Así recuperó la sonrisa el club de Nervión en el homenaje a Monchi.

Los escaños por la Europa League siguen sin repartirse. El Villareal golpeó primero el viernes, en un duelo directo frente al Athletic. El Submarino fue muy superior en la defensa de su estadio y Víctor Ruiz, Bakambu y Adrián completaron un 3-1 esclarecedor que redondeó Laporte. Con ese triunfo se despegan los levantinos la estela del grupeto vasco. En ese intervalo clasificatorio, el de las plazas sexta y séptima mostró fuerza un Eibar muy competitivo, que este fin de semana tomó Balaídos ante un Celta con la mente puesta en su duelo continental ante el Genk. Kike García y Pedro León pusieron a los armeros sextos y presionaron a una Real Sociedad que ha de responder este lunes en su combate de urgencias ante el Sporting de Gijón. Por último, Piatti nutrió las aspiraciones europeas de un Espanyol que ganó por la mínima al desmotivado Alavés, para colocarse a un partido de la séptima posición.

La lucha por la permanencia abrió un nuevo capítulo con el único triunfo de Osasuna. Los pamploneses prolongaron su respingo al sumar su primera victoria casera de este curso (la jornada previa ganaron su segundo partido). Lo hicieron tras remontar al gol inicial del Leganés, anotado por Siovas. La fe de los pamploneses encendería a El Sadar con un doblete de Sergio León que colocó a su equipo a 10 puntos de la salvación. Lucieron los rojillos una fe no compartida por un Granada arrollado. Los nazaríes fueron goleados por el Valencia de Zaza (dos goles) en el Nuevo Los Cármenes. Además, el Betis parece apuntarse a la sufrida brega, después de haber sufrido un 4-1 ante un Las Palmas reconciliado consigo mismo.

sábado, 8 de abril de 2017

MEDIA LIGA EN JUEGO

Carlos de Blas

El de este sábado es un enfrentamiento particular. Porque el derbi capitalino de esta trigésima jornada adopta el rol de juez liguero y de primera puerto de categoría especial en este abril alpino; porque el enfrentamiento entre Real Madrid y Atlético servirá para calibrar la pulsión competitiva y el atino de ambos escuadrones antes de aplicarse a la empresa continental (cuatro días después visitarán los merengues al todopoderoso Bayern y acogerán los colchoneros al inmaculado risorgimento del frenético Leicester); y porque desde el 2013, año en que se fracturó la inercia de 14 temporadas sin triunfo rojiblanco, la amalgama de cuentas pendientes entre ambos púgiles ha crecido de manera directa con respecto al aumento del nivel de los visitantes.

Para consultar la relación de rencillas que envolverán de furor el duelo no hace falta encaminarse lejos ni en el tiempo ni en el espacio. Las dos finales de la Liga de Campeones no han hecho más que refutar lo equilibrado de estos cruces. O, por lo menos, no lo ha subrayado menos que el hecho de que los pupilos de Simeone hayan ganado los tres últimos enfrentamientos directos ligueros en el Bernabéu. Las rencillas se extienden con el amargor y la sed de venganza que emana la ribera del Manzanares, pues en el último derbi que acogerá el Calderón triunfó, con sonrojo, el enemigo íntimo. Además, la posibilidad de nublar el anhelo del título doméstico o el objetivo de la tercera plaza a los contrincantes aliña, aún más, una partida de ajedrez, intensidad, calidad y entraña entre dos plantillas que se conocen al extremo.

"Imagino un rival que salga muy fuerte, con una presión muy alta seguramente en el arranque del partido, con mucha velocidad, como lo suelen hacer los 20, 25 minutos. Con Bale, Ronaldo, el juego entre líneas de Benzema, casi seguro que jugará Isco en la mitad de cancha, tendrá mucho más posesión si no juega Casemiro... Es el partido que me imagino; un equipo que va a salir muy fuerte y nosotros llevar el partido muy rápidamente al lugar donde nos sintamos más cómodos y nos podamos sentir más importantes para responder a esa intención que va a tener seguro el rival en el inicio del partido", diagnosticó el técnico argentino en una previa en la que su colega eludió dar pistas y se limitó a aclarar que "esperamos un partido de 90 minutos que tendremos que sufrir y en el que no va a cambiar mucho lo hecho hasta ahora".


Quedará por comprobar cómo gestionan Zinedine Zidane y el Cholo sus planteamientos con respecto al hacinamiento de citas que prevé el calendario. El técnico galo, menos acuciado por las lesiones que su homólogo, llega a la batalla con la plantilla más descansada (ya que su fondo de armario le permitió legitimar su apuesta por rotar sin ambages ante Alavés y Leganés). Los atléticos, por el contrario, se manejan sobre la incertidumbre de las molestias de Gameiro -fuera por una tendinitis en el abductor del muslo izquierdo- o Gaitán -apartado de la convocatoria por una artritis metatarso-falángica del primer dedo del pie izquierdo- y las consabidas bajas de Augusto, Tiago, Moyá y Vrsaljko. Y es en este punto donde entra en juego la duda sobre la convicción en el reparto de esfuerzos, con los cuartos de Champions y el Clásico asomando.

Más allá de esos condicionamientos particularmente decisivos en la apuesta inicial (o posterior) de ambos estrategas, el Bernabéu contrapondrá la inercia dispar de dos equipos en racha pero que navegan atravesando sensaciones encontradas. Los líderes han retomado la vorágine ganadora, más resultadista que convincente, que ya les hizo rozar el récord de partidos sin perder de manera consecutiva. Y es que los madridistas siguen acumulando puntos con la misma facilidad con la que intercalan intervalos de presión coordinada y resolución en el papel controlador con apagones de concentración que desnudan agujeros tácticos y abandonan a la incertidumbre marcadores favorables. Es precisamente el partido de ida (ganaron por 0-3 con hat-trick de un Ronaldo que llegará descansado y hambriento) el clavo ardiendo al que se aferra el camarín y la tribuna locales: presuponen que el vigente campeón de Europa es capaz de conectar compromiso y tino colectivos en los duelos de altura. Pero ese axioma es sólo una sospecha a testar en esta jornada sabatina.

El quebradero de cabeza de Zidane transita entre la baja forma de Modric, la influencia negativa del 4-3-3 en el equilibrio de su esquema y la necesidad de la inclusión de Bale en la dinámica. La reaparición del Benzema resplandeciente en las últimas semanas resulta tan esperanzadora para los punteros como el paso adelante de Isco, Carvajal, Kroos o Ramos, aunque confiar en que un testarazo del sevillano volverá a salvar los muebles aparentaría un optimismo hiperbólico del que lo contemplara. Es por ello que le urge al Madrid cohesionar filas y rendir más atención al manejo del devenir. Deberá elegir Zizou entre presionar o esperar; si mandar o tender a la verticalidad. Porque exponerse a una ruptura interlineal (que se ha dado con demasiada frecuencia, desnudando a un Casemiro desasistido) sería regalar a Griezmann, Koke, Carrasco y compañía demasiada ventaja. Está capacitado el bloque norteño para domesticar la conducción hacia lo físico que podría pretender el Atlético, pero habrá de sintonizar su relación asociativa con el cuero porque ya no es pronosticable un derbi sin sogas adelantadas defensivas de los rojiblancos.



Esto último no quiere decir que Simeone, tal y como ha debido gastar el fuelle de su vestuario por la coyuntura, contemple plantear una presión agresiva y feroz prolongada. Sí cabe en su hoja de ruta discutir la posesión del esférico en fases del encuentro, como ya hizo en los últimos duelos ganados. También parece un apartado de obligado cumplimiento la atención a las superioridades por banda, con Filipe y Carrasco como pareja cumbre y Koke cada vez más acertado en el último pase, desde la mediapunta. Ahora que la evolución del curso devuelve al Atlético la vitola de mejor defensa del Viejo Continente, tiene ante sí el subcampeón de Europa la posibilidad de amenazar a su ilustre rival en estático (con Saúl, Gabi, y la superioridad numérica en la medular -los carrileros se unirán a la circulación y amortizarán los huecos si los delanteros merengues no ayudan en fase defensiva-) o en vuelo. Este punto es al que más atención ha de prestar el estudio de Valdebebas, con Griezmann y sus lanzadores como elementos a vigilar tras cada pérdida. Ambas facetas cimentan un esplendoroso 2017 sin derrota de los sureños.

No se puede olvidar que el empate le vale el conjunto colchonero, mientras que el Madrid está empujado a ganar en el pulso que mantiene con un Barcelona renacido en la excelencia (visitará al casi salvado Málaga). Este contexto constituye, en sí mismo, un parámetro relevante de la fórmula. En este sentido, el Atlético es un emblema del juego psicológico. En la paleta del Cholo sobresale su sabiduría en la lectura de las energías que circundan al césped, y aunque cuente con un banquillo menos dotado, dispone en su maletín de argucias tácticas que podrían desesperar a un rival impotente, arrinconado al centro lateral inocuo (si colapsa los pasillos centrales). Pero también conoce las rutas de acceso al dictado del tempo, con virtuosismo estratégico para disolver el ritmo merengue y hurtar la escena a un equipo al que le cuesta recuperar la pelota y en el que su técnico reniega de la posesión sin problema.


La riqueza de variantes y la clase de los nombres en liza (Marcelo y Torres están por despertar todavía) auguran un paisaje que asumiría con normalidad el duelo de estilos (iniciativa local y especulación visitante, y a la inversa), el intercambio de pautas (centrocampismo o verticalidad de ambos) y el señuelo posicional (defensa adelantada o retrasada, según la voluntad dominadora o contragolpeadora). Lo que queda fuera de toda duda es que las dos escuadras tratarán de negar los espacios, ya sea a la espalda de sus dibujos o entre líneas, en un ejercicio de exigencia desaforado que subrayaría, entonces, la puntería, el balón parado, la solidez en el repliegue y la gestión del resuello como conceptos trascendentales. El mundo balompédico volverá a posar su atención en la capital española y con razón. El espectáculo está servido. Con LaLiga y la confianza de cara a la representación en Champions sobre la mesa.

jueves, 6 de abril de 2017

ASENSIO DIRIGE AL MADRID DE LOS SUPLENTES

Con una alineación totalmente desconocida salió el Madrid en Leganés presionado por la victoria del Barça para vencer y mantener el liderato

Antonio Blanca

"Todos los jugadores son importantes" y "Cristiano Ronaldo llega a este final de año mejor que en otras temporadas" fueron dos de las afirmaciones que redundaron en el riesgo asumido por Zinedine Zidane este miércoles. El técnico francés prosiguió su maniobra de rotaciones para deglutir el cúmulo de partidos trascendentales que le presenta abril y dejó fuera al Balón de Oro, a Bale, Kroos (trío no convocado), Carvajal, Modric, Benzema e Isco (suplentes). A pesar de saberse obligado a ganar, tras el triunfo plácido del Barça ante el Sevilla, el entrenador defendió la coherencia de su discurso y se la jugó. Eso sí, sin revolucionar el esquema.

El Leganés y Butarque pronto le mostrarían lo temerario de su revolución. La confianza en su fondo de armario aparentó un error de cálculo en el tramo inicial de un partido sin gobierno. El primer cuarto de hora acumuló pérdidas del líder en su cancha, fruto de la desacomplejada presión a campo completo pepinera y de lo improvisado de la nómina en la estructura principal del favorito (sólo Ramos, Marcelo y Navas sobrevivían a los cambios). Kovacic se manejaba por delante de Casemiro, con Lucas Vázquez, James y Asensio por delante. El desequilibrio de la puesta en escena le granjeó a los pupilos de Garitano varias llegadas. La primera, en el minuto 2, fue obra de Rico, que lanzó desviado desde media distancia.

Respondería Morata con una rosca desde el perfil zurdo que no encontró el segundo palo. Pero la aproximación merengue llegó sobre el cauce del contragolpe en un ajedrez que negaba el juego en estático. La anarquía propuesta por los locales les proporcionó el espacio y los huecos para que Szymanowski inaugurara sus intentonas y un nubarrón de centros laterales amenazara al meta tico. No duraba la pelota en los piés visitantes, aunque el coloso amenazaba tras recuperación con la velocidad de sus bandas y ante lo adelantado de la valiente zaga blanquiazul. El chut fuera de palos de Luciano Neves subrayaría un paisaje desestructurado en el que la superioridad numérica del club que lucha por eludir el descenso pautaba la verticalidad global.

Sin embargo, el pretendido cara a cara, que mantenía al gigante fuera de su vertiente controladora, se tornaría en el peor de los escenarios para los intereses de los sureños, pues su consistencia se vería demasiado expuesta en cada salida al contragolpe rival. Y la amenaza latente tomaría forma de manera abrasiva en un intervalo de explosión de puntería madridista. James (ausente hasta entonces) sería el engargado de descorchar la bacanal. Abrió el colombiano para que Asensio (el más lúcido de su equipo) entrara en ignición. El cambio de ritmo del balear desbordó a la zaga contrincante, con soltura, y cedió para que el cafetero rematara a la red a placer -minuto 16-.

A continuación, Morata emergería para firmar un doblete frenético. Su primera diana llegaría por la vía del balón parado. Había chutado al poste Danilo en la acción previa (caño delicado mediante) y el ex delantero de la Juventus embocaría un testarazo que se colaría en la portería de Herrerín, manso, ante el desconcierto de los locales -minuto 18-. Cinco minutos más tarde, Kovacic pintaría el tipo de duelo con una arrancada central que deshilachó una medular rebosante de hectáreas para correr. El slalom potente del croata se tradujo en asistencia fina para que el 9 suplente merengue la pusiera en la escuadra. Sólo un remate de Siovas, en balón parado, y otro de Tito, ambos sin consecuencias, dieron alimento al orgullo de un Leganés sobrepasado por la receta de calidad y hambre dispuesta por Zidane.

Tardó en recomponer la figura el Lega, pero la querencia visitante por no domar el esférico sino seguir en el pentagrama vertical le reenganchó a la dinámica cuando hubo tragado el shock. Este estadio post-traumático se daría en el 31. Rico, carrilero izquierdo que había causado problemas al cierre rival, dio argumento a la grada para creer. Su desmarque rompió la espalda de Danilo y tocó línea de fondo. El centro sería rematado a la red con displicencia por Garbiel, tras el despeje errático de Ramos. Y, poco después, la fe local se desbarataría al arrancar un córner que significaría el 2-3 -minuto 35-. Peinó Siovas y Luciano batió a Navas, en soledad. No pretendió Zidane congelar el tempo ni controlar el partido (con la posesión) y las lagunas tácticas de su novedosa relación de nombres le mostró el envés de su apuesta con la misma celeridad con que la calidad evidenció su cara amable. No se había remangado el Madrid y su bajada de revoluciones le castigó cauterizando la brecha conseguida.

Herrerín sostendría la nueva ráfaga energética de los suyos al desviar un remate de Lucas Vázquez en la conclusión de una contra. No aflojaba nadie la efervescencia generalizada y tampoco se dejó de jugar sobre la hoja de ruta desenfrenada que estudió Garitano. Antes del descanso dispondría todavía Danilo de otro chut en la desembocadura de otro contragolpe. Su pretendida vaselina acabó en los guantes de Herrerín -minuto 42-. El intermedio sobrevendría después de un cañonazo de Bustinza que atajó Keylor -falta lateral- y de que Siovas retratara lo desenfadado de la confrontación con una rabona efectuada en el centro del campo. Ganó un partido sin interrupciones aire con la entrada en vestuarios. La oda ofensiva esperanzaba a un Leganés en la lona a los 25 minutos y sonrojaba a un Madrid al que se le presupone un mayor rigor táctico y aplomo para gestionar su ventaja.

Solamente tres minutos se demoraría la entente entre locura y calidad que se venía desarrollando en alcanzar el paroxismo. Una falta lateral lanzada por James finalizó en la meta del Leganés. Falló el cabezazo Morata y su error propició que los manotazos trazados por Bustinza hicieran el 2-4 de la forma más rocambolesca imaginable. Eso sí, un desenlace semejante sí rimaba con la melodía del encuentro. Había reaccionado con gallardía e intensidad el coloso y Lucas Vázquez remató a puerta en otro contraataque que pilló desestabilizado a un equipo que ya no tenía fuelle para prolongar el incendio. En consecuencia, Garitano sacó a Tito y metió a Samu García.

Otra vez debía rehacerse el club humilde y el recién entrado lanzaría demasiado cruzado tras otra pelota ganada después de una presión muy elevada. No existía la medular visitante (sólo para correr al galope de la contra) y eso mantenía abiertas las rutas de acceso a Navas del bloque pepinero. Alberto Bueno también sería incluido en la fórmula (se fue Gabriel) pero las fuerzas no respondían a la pretensión de esfuerzo pautada por el técnico local. El estándar de ritmo había desfallecido y el centrocampismo apareció para regocijo de un Madrid más cómodo en el cortejo del esférico.


Isco sentó a James (gris, como todo el equipo, aunque se marchó con un gol, una asistencia y un enojo colosal) en el 70 y en plena densidad. Los dos goles de distancia pesaban demasiado, aunque los centros laterales siguieron cayendo sobre la jurisdicción de Navas y el Leganés continuaba tratando de trompicar la salida de pelota visitante. La dignidad del decimoséptimo clasificado estaba siendo defendida con bravura pero la postrera contemporización del vigente campeón de Europa clausuró los tres puntos y la inercia. Mariano entregaría respiro a Morata y Modric haría lo propio con Kovacic antes del único chispazo de Szymanowski (desborde en acción individual pero chut lejos de tino), que sería sustituido por Machís. Y Herrerín arrebataría la gloria personal a Vázquez tras una jugada espléndida. Con poco que jugarse, y ni la raspa de las disposiciones tácticas, languideció una batalla en la que el cansancio fue tan relevante como cualquier factor analizable. Su efecto pinchó la burbuja local y facilitó el cierre pausado de un Madrid que volvió a sobrevivir a otro ejercicio de pretendido descontrol.