Carlos de Blas
Como si vivieran en el minuto 90 una y otra vez desde el
pitido inicial. Así han salido a disputar una épica vuelta de cuartos de final
de Liga de Campeones Real Madrid y Bayern de Múnich, haciendo honor al
enfrentamiento más repetido de la competición.
Sin respiro. Sabedor de que necesitaba dos goles como mínimo
para clasificarse, el Bayern salió al Bernabéu a por todas. Asustó el equipo
bávaro a la parroquia reunida en el Bernabéu con unos primeros quince minutos
en los maniató al Real Madrid. La banda izquierda de Alaba y Ribery llevaba
todo el peligro con repetidos centros que no encontraban rematador. el primer
aviso serio llegó en el minuto 9, cuando Lewandowsky recibió dentro del área un
balón fruto de la conexión Alaba-Ribery; sin embargo, Marcelo se lanzó en
plancha para obstruir un gol cantado. Antes el chileno Vidal en el minuto 4 hubo de ser expulsado por una entrada por detrás a Isco sin posibilidad de jugar el balón y a la altura del talón de Aquiles.
El nerviosismo blanco se podía personificar durante ese tramo
en Casemiro, con tres pérdidas que armaron peligrosas contras teutonas. Vidal,
desde la frontal, probaba también fortuna aunque de manera infructuosa.
Poco a poco, el Madrid recuperaba la calma. Para el minuto
20, dos llegadas al área de Neuer sirvieron para espantar a los fantasmas. El
paso adelante dado por Kroos resultó fundamental para la transformación del
Real Madrid.
En el continuo ida y vuelta, el Bayern seguía erre que erre
con sus centros, buscando sin cesar un remate de cabeza de Lewandowski que no
terminaba de llegar. Por contra, el Madrid aprovechaba las pérdidas de los de
Ancelotti para montas contraataques fulgurantes.
En uno de ellos, fue Boateng el que en esta ocasión salvó
bajo palos otro gol cantado. Neuer dejó escapar un chut de Carvajal que acabó
suelto dentro del área para la llegada de Ramos, que no se lo pensó dos veces
para reventar el esférico.
Desde entonces, el Real Madrid ofreció la buena cara
mostrada en la segunda parte de la ida. Con el
arma del contraataque, una y otra vez los blancos desaprovechaban estas
superioridades con chuts errados de Cristiano y apariciones en segunda jugada
de Kroos desde la frontal que pusieron en aprietos a la defensa rival.
El descanso no rebajó las revoluciones de la primera mitad y
el Madrid salió de vestuarios con la misma determinación pero, esta vez, las
llegadas del Bayern se transformaron en mordidas.
En el minuto 47, otra vez una entrada a destiempo de Vidal le hacía acreedor de la segunda tarjeta que Kassai omitió, perdonándole la expulsión. Así, en el minuto 51, en la siguiente jugada a que Marcelo
volviera a salvar bajo palos el 0-1, Casemiro derribó a Robben dentro del área. Lewandowski no dudó y colocando el balón en la izquierda
mientras Navas se lanzaba al lado opuesto ponía por delante al Bayern.
El gol en contra dejó grogui al Real Madrid, que acabó
desordenando sus líneas permitiendo al Bayern tomar el control del juego.
Seguía la sangría por la banda de Alaba y, sobre todo, en segundas jugadas.
Zidane reaccionó desde el banquillo dando entrada a Asensio
en lugar de Benzema, pues era necesario volver a controlar el balón y el centro
del campo. Poco después, al ver que se mantenía la dinámica, fue Lucas el que
ocupó el lugar de Isco. Ancelotti también movió ficha dando descanso a Ribery
-34 años en sus piernas- por Douglas Costa y a Xabi Alonso -35 años- por Thomas
Müller.
Entre cambio y cambio, Carvajal condujo la enésima contra
que acabó en nada debido a un último control que le forzó a chutar y no dar el
pase a un Asensio que esperaba solo a su izquierda.
Ya en el 77, como si de una redención se tratara, Casemiro y
Cristiano dejaron atrás sus fallos previos protagonizando el empate del Madrid.
El brasileño logró mantener la pelota en sus pies pese a caer al suelo y al
levantarse mandó un pase a Cristiano dentro del área para que batiera a Neuer
con un remate de cabeza cruzado que anuló la estirada del portero alemán.
Poco duró la alegría en la casa blanca, pues en la siguiente
jugada al saque de centro, un balón colgado a Müller acabó en las mallas de
Navas empujado por Ramos, en un inexplicable intento de deshacerse del empuje
del delantero que lleva de serie el carácter de viejas glorias como Effenberg. Si bien en la misma judada, Ribéry estaba en fuera de juego, por el que el gol no debió haber subido al marcador. Con el 1-2, el resultado llevaba el partido a la prórroga, pero quedaban aún 12
minutos para certificarlo.
Siguiendo con el espíritu de frenesí que barnizaba todo el
encuentro, la locura siguió siendo dueña de la mente de los jugadores y la calma
se esfumó. Balón a un lado y otro del campo, con el gol pudiendo caer de un
lado u otro. Pero ya en el 84, Vidal vio su segunda amarilla por una falta
sobre Asensio y dejaba de nuevo la eliminatoria en un once contra
diez.
Ancelotti entonces decidió jugar a especular y dejó fuera a
Lewandowski para meter a Kimmich en el centro del campo. La responsabilidad del
ataque del Bayern volvía a recaer en solitario en Müller.
Los minutos hasta el final del tiempo reglamentario le
valieron al Madrid para crear su particular oasis. Con una calma y tranquilidad
inusitada, tocaba y buscaba el hueco justo, sin prisa. Y los encontraba. Pero
de nuevo Neuer o un defensa aparecía en el último momento para desbaratar el
gol definitivo. Era hora, pues, de la prórroga.
Lo visto en ese tramo final pareció un espejismo. El Bayern,
con diez, tomaba el control del tiempo reglamentario. Pero el cansancio
empezaba a hacer mella en los bávaros y el Madrid recuperó la iniciativa, aun
con un Carvajal que se notaba destrozado físicamente y que se sumaba al ataque
andando -quedando el tercer cambio disponible-. Cristiano y Asensio generaron
inquietud a los alemanes con chuts desde la frontal, volviendo a dejar
constancia de que Neuer estaba siendo el jugador más destacado de los alemanes
en la eliminatoria.
Al borde de la pausa del tiempo extra, Ramos aprovechó una
de sus subidas al ataque para enviar un balón centrado a Cristiano, que recibió
solo en el punto de penalti del área del Bayern -debido a una posición ilegal
permitida por el juez de línea-. El portugués controló la pelota, se dio la
vuelta y esta vez, por fin, pudo batir a Neuer para poner el 2-2.
Los alemanes seguían estando a un tanto de la clasificación,
pero en la segunda parte de la prórroga se convirtieron en un cadáver de cuerpo
presente. Así, en sendas tarascadas de Marcelo y Asensio por el mismo corazón
del campo, la zaga alemana asistía como testigo con su mirada a la puntilla de
la eliminatoria. Primero el brasileño llegó al área y asistió a su vera a
Cristiano para que el 7 blanco firmara el triplete. Luego, el joven mallorquín,
volvió a dejar muestra de su talento llegando al área y batiendo al imbatible
Neuer de tiro cruzado. El 4-2 definitivo dejaba al Real Madrid en semifinales
de Liga de Campeones por séptima vez consecutiva.