jueves, 13 de abril de 2017

RONALDO, LA BESTIA BLANCA

Colosal partido del portugués para darle la vuelta a un partido en el que el Madrid mereció más pero no mató la eliminatoria contra el Bayern

Antonio Blanca

Hasta hace bien poco, visitar la casa del Bayern de Múnich era sinónimo de derrota para el Real Madrid. Tal era la estadística -16 derrotas seguidas antes del 0-4 de 2014- que se hablaba ya de la maldición alemana (juntando sus visitas al resto de equipos teutones los números no mejoraban demasiado). Pero algo ha cambiado en los últimos tiempos. Y la prueba, más allá del mencionado despliegue de 2014, fue también visible este miércoles.

Sin miedo, serio y sabiendo medir lo que había que hacer en cada momento del partido, el Real Madrid se llevó un triunfo incontestable, con un resultado quizás demasiado corto para la exhibición mostrada en la segunda parte. Tan sólo un imperial Manuel Neuer bajo palos evitó que la eliminatoria quedara resuelta esta miércoles.

La primera parte fue el perfecto ejemplo de partido igualado. Rememorando los viejos enfrentamientos, ambos conjuntos salieron al césped con la idea de luchar por el control del balón. Por fases se fueron turnando el dominio, aunque las ocasiones claras aún no hacían acto de presencia. No fue hasta el minuto 18 cuando un cabezazo de Benzema estuvo a punto de convertirse en el primer tanto del partido cuando acabó siendo rechazado entre el larguero y Neuer, haciendo tangible cierto dominio del Madrid en esos instantes.

Pero en el vaivén de la balanza de juego, el turno de ataque bávaro acabó sacando réditos gracias a sus constantes saques de esquina. En uno de ellos, en el minuto 25, un balón mandado por Xabi Alonso al área acabó en el fondo de la red tras un testarazo inapelable de Vidal llegando desde atrás para rematar de cabeza con fuerza.

El gol dotó de mayor calma a los locales y Thiago pudo aparecer más entre líneas para poner en aprietos a la zaga blanca, donde Nacho, sutituyendo a los lesionados Pepe y Varane, cumplió de manera más que solvente su papel de central efectuando apariciones concisas y sin miramientos.

Seguía rondando el área de Navas el Bayern, con otro cabezazo de Vidal como exponente aprovechando la enésima demostración de Robben de que aun cuando tenga taca-taca, su desmarque hacia el interior seguiría reventando defensas. Y ya en el descuento, un chut de Ribery, con demasiada libertad para revolotear por la frontal, dio en el hombro de Carvajal, considerado mano por los asistentes del colegiado y, por ende, penalti.

Sin embargo, el destinado a ser el héroe de la noche, Arturo Vidal, mandó la pena máxima a los cielos del Allianz haciendo válido el dicho de dudosa estadística "penalti injusto, penalti fallado".

Con el ánimo de haber salvado un 'match ball', el Real Madrid regresó de los vestuarios con ganas de demostrar lo que no había podido en el primer tiempo. No hubo que esperar demasiado para certificar con un gol la reacción. En el minuto 47, un balón puesto por Carvajal desde la derecha -tras un excelente pase previo de Casemiro-, acabó en un remate de primeras de Cristiano Ronaldo, que con inteligencia dio un paso atrás para quedarse con el hueco perfecto dentro del área que acabó marcando la diferencia. El 1-1 subía al marcador y las tornas habían cambiado.

El Madrid echó de menos algo de desborde en la primera mitad, con Marcelo bien cubierto por Lahm y las ayudas de Vidal y con Modric en no una de sus mejores noches. Sin emabrgo, pese a estar el descanso entre medias, el golpe anímico al Bayern con el penalti fallado y el empate nada más entrar en la reanudación otorgó al Madrid el control del partido.

La herida la Bayern fue todavía mayor cuando en un intervalo de cinco minutos, Javi Martínez dejó a su equipo con diez en el minuto 63 tras ver dos amarillas al cortar dos contras de Cristiano Ronaldo, catalizador de la reacción blanca. Poco antes, un Bale renqueante dejó su puesto a Asensio, en otro movimiento vital para el posterior desarrollo del encuentro.

Contra diez, el Madrid cogió la pelota y dio una clase magistral de media hora. Sólo los milagrosos reflejos de Neuer evitaron que la diferencia fuera mayor. Primero ante un cabezazo a lo Vidal de Bale, luego con el pie ante un remate de Benzema y otra vez con el guante ante un chut a bocajarro de Cristiano a dos metros. Inconmensurable el cancerbero de Gelsenkirchen.

Ya en el minuto 77, tras ver al Madrid cocinar a fuego lento la jugada, Asensio se graduó por todo lo alto con un centro medido al segundo palo para que Cristiano, con la plancha, lograra por fin derribar el muro del portero del Bayern. El 1-2 ponía algo de justicia en el marcador. Pero el Madrid seguía sin confirmarse. Con Carvajal entrando como un cuchillo al rojo vivo en la mantequilla, su banda derecha fue la entrada al área bávara, llegando a protagonizar una jugada de escándalo que acabo en gol anulado por fuera de juego de Benzema.

Sumando ocasiones, hasta Ramos cumplió de manera puntual con su hora bruja mandando al fondo de la red un cabezazo en el descuento que celebró con ahínco hasta que el colegiado decretó el fuera de juego desde el que había partido.

El 1-2 acabó como el resultado definitivo en una noche en la que el Real Madrid volvió a enterrar viejos fantasmas de otro tiempo, dejando ya otra exhibición para el recuerdo en el Allianz Arena ante un Bayern que sigue vivo y podrá contar con un arma de destrucción masiva que no tuvo hoy: Robert Lewandowski. Así pues, el martes que viene el Santiago Bernabéu volverá a ser testigo de otra de las épicas batallas del que ya es el clásico de Europa.