Julio Candela
En 2001, el Celta de Mostovoi y Gustavo López caía derrotado
en cuartos de UEFA ante el Barça de Rivaldo. 16 años después, el Celta de Iago
Aspas y Pione Sisto hace historia y alcanza las semifinales de Europa League
por primera vez.
Tocaba sufrir tras el 3-2 a favor de la ida, pero el fútbol
le debe una al Celta, una que puede pasar por esta Europa League del segundo
'EuroCelta' de la historia. Porque ya no hay uno. Mostovoi y compañía ya han
sido superados por el equipo de Berizzo.
Se esperaban unos primeros minutos complicados para los
celestes ante la necesidad de marcar del Genk. El Luminus Arena estaba a
rebosar con unos fans dispuestos a llevar en volandas a su equipo, pero muy
pronto se dieron cuenta de que enfrente había un equipo difícil de torear.
Tanto fue así que a los 10 minutos la pelota solo pasaba por
botas de jugadores del Celta. Radoja estuvo perfecto en la recuperación, Pablo
el 'Tucu' Hernández hizo lo propio en la distribución y arriba Pione Sisto tiró
de un tridente con Guidetti desaparecido y Aspas implicado en tareas
defensivas.
El extremo danés paralizó por segundos a los belgas. Se
orientó en la frontal y buscó un disparo con rosca al palo largo que se perdió
por línea de fondo por pocos centímetros. El Celta ya mostraba sus credenciales
y hacía buena la frase de Berizzo en rueda de prensa, había que "salir a
ganar" en Bélgica.
Los de Berizzo provocaron los 'olés' del medio millar de
aficionados gallegos desplazados a Genk con sus continuos toques de pelota,
asfixiando a un rival perdido corriendo tras el cuero.
Pione Sisto pelea un balón durante el partido ante el
Genk.Pione Sisto pelea un balón durante el partido ante el Genk.
Pione Sisto pelea un balón durante el partido ante el Genk.
Getty Images.
Sin embargo, el dominio no se tradujo en grandes ocasiones y
el duelo se igualó. Samatta tuvo una peligrosa volea a balón parado aunque lo
cierto es que Sergio apenas tuvo que intervenir en los mejores minutos del
Racing Genk.
La mala nueva llegó en forma de lesión de Guidetti en el
42'. El sueco se fue del terreno de juego con cara de pocos amigos y Beauvue
entró en su lugar. Casi llega y besa el santo como se suele decir. Una
acrobática volea obtuvo la respuesta de un paradón de Ryan, justo antes de que
Sisto volviese a rozar la escuadra desde la frontal. Solo faltó el gol en los
primeros 45 minutos.
Una segunda parte para hacer historia. Una segunda parte que
el celtismo querría incluir entre sus recuerdos imborrables, y una segunda
parte en el que pasar a semifinales no se concebiría sin sufrir.
Así es el Celta de Eduardo Berizzo. Un equipo que ataca como
nadie y defiende mal como pocos, prometiendo un carrusel de emociones en cada
partido.
En el minuto 62 tuvo lugar el primer capítulo de ese
carrusel. Pione Sisto, que ya marcó en la ida, se subió a la moto y tiró su
característica diagonal. La finalizó con un zapatazo que superó a Ryan por
arriba y desató la locura tanto en el banquillo como en la grada celtiña.
Un gol muy merecido por los méritos del Celta, pero cuya
alegría poco duraría por un error infantil de Cabral. Un salida de balón sin
sentido que aprovechó Trossard para robar el cuero y batir a Sergio por el palo
largo. Tocaba sufrir 20 minutos.
Jozabed entró por Wass para intentar arreglar a un Celta
partido. El problema fue que el Genk se fue con todo arriba, dejando solo tres
atrás en 10 minutos de una tensión casi insostenible en el Luminus Arena.
El Genk metió hasta a un central de delantero pero el fútbol
le sigue debiendo una al Celta, y los de Berizzo saben que puede pasar este año
por la Europa League. Aguantaron como jabatos para sostener un sueño que no
tiene fin. El Celta, por primera vez en semifinales de la Europa League.
Histórico.