Jaime Trevijano
Los más escépticos piensan que los éxitos del Madrid de
Zidane han llegado de pura casualidad. Que el entrenador francés tiene una
suerte inmensa que le ha llevado a conquistar tres títulos, los tres más
importantes a nivel de clubes, en su primer año dirigiendo al conjunto blanco.
Que su equipo gana partidos y pasa eliminatorias por fortuna. Pero los triunfos
de Zizou no son, ni mucho menos, flor de un día. Al contrario, ha tenido que
cultivarla durante muchos meses con cariño y dedicación para que termine
mostrándose en todo su esplendor.
Después de un año como inquilino del banquillo madridista,
Zidane ha cosechado un balance de 41 victorias, 11 empates y dos derrotas en 54
partidos. Estos fríos datos son capaces por sí mismos de convencer al mayor
incrédulo. Pero no sólo es eso, antes de su llegada, el Madrid era un equipo a
la deriva, con un vestuario disgustado, eliminado de la Copa del Rey,
descolgado en la Liga y sin fe en la Champions. Tras su contratación, el Madrid
dio un vuelco total a la situación y empezó a notarse un ambiente de calma y
tranquilidad propicio para que los blancos volvieran a ganar.
La suerte se puede tener un día, dos o tres como mucho, pero
no cabe hablar de ella dentro de una racha de imbatibilidad en la que el equipo
de Zidane lleva ya 39 encuentros sin conocer la derrota. Y no tiene pinta de
que se vaya a acabar porque el conjunto blanco mejora sus actuaciones partido
tras partido, un ejemplo fue el reciente choque de Copa frente al Sevilla. A
parte del potencial ofensivo que siempre ha tenido, el Madrid ahora es un
bloque sólido y compacto al que es difícil marcar y generar ocasiones, y al que
es difícil ganar en intensidad.
Son muchas las virtudes de Zidane como entrenador. La más
notable es el buen manejo de una amplia y equilibrada plantilla. Con él los 24
jugadores del primer equipo, y algún que otro canterano, están plenamente
implicados, sabiendo que de un momento a otro tendrán su oportunidad y deberán
dar el máximo si no quieren caerse del barco. Por este motivo se explica el
alto rendimiento del equipo a pesar de las numerosas e importantes bajas que ha
tenido a lo largo de la temporada. Además, Zidane ha demostrado grandes
conocimientos futbolísiticos ganando la batalla táctica a Luis Enrique o
Simeone en enfrentamientos directos frente a Barça y Atlético.
Entre otras cosas, se habla de la “flor de Zidane” por los
muchos partidos que ha remontado en los minutos “noventa y ramos”, o las
finales ganadas en la prórroga o en la tanda de penaltis. Incluso para estas
gestas existe una explicación razonable más allá del simple y superficial análisis
de la suerte madridista. Y es que el entrenador francés ha sabido transmitir un
carácter campeón a sus jugadores, les ha inculcado una asombrosa mentalidad
ganadora que les hace creer en la victoria hasta el pitido final. Porque en la
vida y en la alta competición sin esfuerzo no se consigue nada, Zidane ha
tenido una suerte trabajada, una flor cultivada.