Horas
después de que el empate en el derbi dejara al Real Madrid con un sabor agrio,
Michel y su Málaga se encargaron de cambiar el sino de la Liga
Antonio Blanca
La
jornada 31 de La Liga propuso uno de los platos principales de su desenlace por
el título. El partido cumbre de la fecha reunían en el Santiago Bernabéu a Real
Madrid y Atlético. Los de Chamartín luchaban por defender su liderato y
presionar al Barcelona, que jugaba cuatro horas más tarde en Málaga; los
segundos, por su parte, pugnaban por alimentar su tercera posición recién
recuperada. Todo ello en medio de las cuentas pendientes que su renovada
rivalidad ha generado y con la vista puesta en los enfrentamientos
continentales del miércoles, ante Bayern y Leicester. Y la tensión del contexto
sería el pentagrama sobre el que se jugaría en el verde.
Los
pupilos de Zidane y los de Simeone se neutralizaron de inicio en una batalla en
la que, poco a poco, se desnudaría el guión de ambos: el Madrid tendió a
manejar más minutos de posesión al tiempo que los rojiblancos se amoldaban al
modelo de repliegue y salida. La coral intensidad reduciría los espacios y las
ocasiones, relegando las opciones a fogonazos. Benzema y Ronaldo probarían a
Oblak en el primer acto y también en el segundo. Todo ello para vanagloria del
meta esloveno. Antes de la segunda ráfaga de chuts, Torres marró un mano a mano
despejado por Navas. Y es que ambos jugaban al filo cuando salían del “tacticismo”.
Y Koke y Saúl habían adelantado el peso del balón parado en el minuto 2.
Pero
en la reanudación se dibujaría otro perfil de ajedrez. Los merengues
ascendieron las revoluciones en la salida de vestuarios e hicieron caja gracias
a un córner botado por Kroos y cabeceado a la red por Pepe. Y, tras haber
dominado a su escurridizo rival, los vigentes campeones de Europa soltaron las
riendas del control que venían manejando para entregarse a un ejercicio de
especulación de la posesión y cesión de metros que les terminaría por resultar
abrasivo. Su condescendencia acrecentó la jerarquía colchonera y los de la
ribera del Manzanares cumplirían su venganza con una diana de Griezmann en la
recta final. Los cambios y la estrategia del Cholo (final dominante a pesar de
contar con menos efectivos) arrancaron el empate de la casa del líder. El
apagón de concentración tradicional de los madridistas no superó al exigencia
atlética y ponían en bandeja la preponderancia liguera al gigante catalán.
Sin
embargo, los blaugrana se olvidaron del ritmo, el ardor y la fluidez
combinativa precedentes. Luis Enrique decidió volver al 4-3-3 y se la jugó
colocando a Mascherano como lateral diestro. En consecuencia, sacrificó la
profundidad por ese perfil y restó soluciones a una circulación que no sería lo
suficientemente rápida como para desarbolar al ortodoxo y eficaz cierre de
Míchel. Aún así, un pase largo de Jordi Alba dejó a Luis Suárez en mano a mano
con un Kameni providencial. Se jugaba sobre la perenne posesión horizontal
visitante y los andaluces se atrincheraban en busca de una contra que cazarían
antes del descanso.
Un
pelotazo de Juancar sintonizó con el desmarque de Sandro, que retrató el
agujero táctico de un Barça muy adelantado y plomizo para batir a Stegen. El
gol local condujo al descanso y en la reanudación saldría el segundo clasificado
con Iniesta en el verde y, sobre todo, con otra actitud. Messi empezó a gozar
de huecos para explotar entre líneas y el argentino lo intentaría en juego y,
más que nada, a balón parado. Pero no llegaba la producción azulgrana a
inquietar a Kameni. Luis Enrique planeó el regreso a los tres centrales como
medida para abordar la obligada remontada, pero Neymar, intermitente, se
auto-expulsó. Entró en un toma y daca continuo el desenlace, con el árbitro
anulando un gol legal a Peñaranda y sacando fuera del área un penalti cometido
sobre Sergi Roberto, no pitando otro sobre Fontás del Málaga. No llegaría a la
orilla la épica de un Barcelona demasiado endeble. La enésima contra clara
cedida a los blanquiazules terminó por sentenciar los tres puntos gracias al 2-0
que anotó Jony. La doble campanada está servida y el Madrid, finalmente, amplió
en un punto su brecha en la cima clasificatoria.
Por
detrás reaccionó un Sevilla que, en su caída (cinco partidos seguidos sin
ganar) ya veía peligrar hasta el cuarto puesto. Los de Sampaoli recuperaron su
colorido estilo para entregarse a la locura ofensiva que el Deportivo sólo pudo
sostener en un primer acto de cinco goles. Jovetic y Sarabia adelantaron a los
hispalenses y Kakuta selló, con un doblete, las tablas. Correa colocaría el 3-2
el borde del intermedio y la portería de Lux seguiría sufriendo una tormenta
que cerró Ben Yedder. Así recuperó la sonrisa el club de Nervión en el homenaje
a Monchi.
Los
escaños por la Europa League siguen sin repartirse. El Villareal golpeó primero
el viernes, en un duelo directo frente al Athletic. El Submarino fue muy
superior en la defensa de su estadio y Víctor Ruiz, Bakambu y Adrián
completaron un 3-1 esclarecedor que redondeó Laporte. Con ese triunfo se
despegan los levantinos la estela del grupeto vasco. En ese intervalo
clasificatorio, el de las plazas sexta y séptima mostró fuerza un Eibar muy
competitivo, que este fin de semana tomó Balaídos ante un Celta con la mente
puesta en su duelo continental ante el Genk. Kike García y Pedro León pusieron
a los armeros sextos y presionaron a una Real Sociedad que ha de responder este
lunes en su combate de urgencias ante el Sporting de Gijón. Por último, Piatti
nutrió las aspiraciones europeas de un Espanyol que ganó por la mínima al desmotivado
Alavés, para colocarse a un partido de la séptima posición.
La
lucha por la permanencia abrió un nuevo capítulo con el único triunfo de
Osasuna. Los pamploneses prolongaron su respingo al sumar su primera victoria
casera de este curso (la jornada previa ganaron su segundo partido). Lo
hicieron tras remontar al gol inicial del Leganés, anotado por Siovas. La fe de
los pamploneses encendería a El Sadar con un doblete de Sergio León que colocó
a su equipo a 10 puntos de la salvación. Lucieron los rojillos una fe no
compartida por un Granada arrollado. Los nazaríes fueron goleados por el
Valencia de Zaza (dos goles) en el Nuevo Los Cármenes. Además, el Betis parece
apuntarse a la sufrida brega, después de haber sufrido un 4-1 ante un Las
Palmas reconciliado consigo mismo.