lunes, 2 de junio de 2014

DEL BOSQUE Y LOS SUYOS


El seleccionador dio a conocer la lista de 23 jugadores que representará a España en el próximo Mundial de Brasil de 2014  

Antonio Blanca

Vicente del Bosque es un hombre afortunado. Aunque a menudo, el marqués, se encuentra en el ojo del huracán, máxime cuando se acerca y disputa un gran campeonato internacional, de esos en los que España últimamente domina el percal. Lo único negativo que le pasa a Del Bosque es que varios millones de españoles, tantos como aficionados al fútbol haya, son también seleccionadores. Así que haga lo que haga el director de orquesta de la Roja si no vuelve a ganar, está perdido. O incluso si gana sin jugar bien.

¿Que no va Carvajal? ¡Injusticia! Pero, ¿cuántos goles ha metido Fernando Torres este año? ¿Sigue yendo el 'Niño' con España por el gol de Viena de hace seis años? ¿Y Villa? Menudo añito que ha hecho Villa... ¡Si está acabado! Gabi no está ni en la lista de 30 jugadores... El capitán del campeón de Liga y subcampeón de Champions, ¡qué vergüenza! Ah, e Isco Selección... ¡Del Bosque lleva a todos los del Barça! Si Xavi está mayor y Cesc es un manta... ¿Ni Llorente ni Negredo? ¿Y quién va a rematar, Mata? ¿Dónde está Callejón?

Así transcurrieron los primeros minutos en la jornada de sábado 31 de mayo. La lista definitiva de 23 hombres de Vicente del Bosque pareció no dejar conforme a nadie, seguramente, ni al propio Vicente del Bosque. "Se me cae el alma a los pies al ver la cara de Jesús Navas", comentó el seleccionador. Pero el extremo vertiginoso del Manchester City, que sí estuvo en Sudáfrica, lleva dos meses sin jugar. Como Jordi Alba, que sí va. Por no hablar del jugueteo de lesiones y recuperaciones de Diego Costa. Aunque eso es otro cantar.

El seleccionador laureado en el Mundial 2010 y en la Eurocopa 2012 en Ucrania y Polonia, sabe que afronta un reto sin igual. Ningún equipo en la historia encadenó cuatro torneos seguidos, aunque sí hay varios que repitieron triunfo en el Mundial. Ese debe ser el espíritu de la Roja, pero a Brasil llega un equipo que ha venido agotando poco a poco su juego total. El de posesión hasta el aburrimiento del rival y la presión asfixiante. En el Mundial de 2006, una joven selección española de la mano de Luis Aragonés empezaba a gestar una generación bárbara, que se destaparía finalmente en la Eurocopa de Austria y Suiza en 2008 con un nivel para enmarcar. El mejor de la Roja, de cuyas rentas vivió en los dos siguientes triunfos. Y que no se olvide, también en los dos batacazos de la Copa Confederaciones en Sudáfrica 2009 y en Brasil en 2013. Los jugadores más emblemáticos de una generación que se agota no llegan en su mejor versión, o incluso no llegan. Puyol, Xavi, Villa, Fernando Torres, Iker Casillas, Xabi Alonso o Cesc Fábregas. Demasiadas vacas sagradas lejos de su mejor versión.

En cualquier caso, la expedición conformada por Vicente del Bosque apuesta por la continuidad en el mismo plan de juego, escasea de un plan secundario para un partido difícil, pero aporta experiencia a quilates y calidad técnica en cada rincón, a lo que le suma la irrupción de un crack global, Diego Costa.

Podemos definir el 'ataque de entrenador' cuando un técnico, sea del equipo que sea, toma una decisión arriesgada, osada, a todas luces ilógica, y el experimento le sale rana. Incluso en una carrera con tanto premio como la del seleccionador nacional, aparecen los furibundos ataques de entrenador.

Empezando por el final y sin ir muy lejos, Vicente del Bosque tuvo un ataque de entrenador en el ensayo general de 2013. Maracaná y Brasil esperaban a España en la final de la Confederaciones, con toda la intención de abofetear al equipo campeón del Mundo. Y vaya si lo consiguieron. 3-0 y meneo futbolístico a varios niveles. En la formación de España, sorpresivamente apareció como titular Juan Mata, en sustitución de Cesc Fábregas, que ya estaba recuperado de sus problemas físicos. Toni Grande admitió los motivos: "Nos decidimos por Mata por su viveza y para fijar más a Alves".
Mata fue muy superado en aquella batalla, como casi todo el combinado nacional.

En la Eurocopa de 2012, la selección nacional ganó el torneo principalmente por un imperial eje defensivo con Sergio Ramos y Gerard Piqué. En aquel torneo, más que en ningún otro, la duda eterna del delantero centro planeó durante el campeonato de España. Ninguno convencía a Del Bosque ni aportaba grandes resultados. El falso nueve de Cesc fue el encargado del debut en el golpetazo ante Italia (1-1), en el que marcó el catalán. Y después lo haría Torres por partida doble ante la débil Irlanda y en la final el de la sentencia ante Italia. Ningún ariete predominaba en su poderío. Y a Del Bosque, para las semifinales ante la Portugal de Cristiano Ronaldo, se le ocurrió poner de partida a Negredo, inédito hasta entonces. La novedad resultó un fiasco, y España ganó por penaltis después de un tedioso 0-0 en 120 minutos.

Uno de los golpes psicológicos más fuertes ante los que Del Bosque tuvo que levantar al grupo fue en el debut mundialista en Sudáfrica. Una selección suiza muy inferior planteó un partido muy denso a la Roja, que llegaba más favorita que nunca para ganar el torneo. Un equipo de nombres desconocidos se impuso por 1-0 a España en una jugada de rebotes y a base de aguantar muy cerca de su portería. España, lenta e imprecisa, con transiciones muy cortas, resultaba incapaz. Era la primera vez que el pivote Busquets-Xabi Alonso se presentaba en sociedad, pero lo peor no fue que el equipo no funcionara en su primer plan de juego, sino que el plan B resultó exasperante. Del Bosque ingresó en el extremo a Jesús Navas, y el resto del partido España no hizo más que colgar balones desacertados desde el carril diestro y no rematar ninguno. Fernando Llorente cabeceaba al aire en el banquillo. 

Se podría considerar también un ataque de entrenador la decisión de Vicente del Bosque de ir a Turquía a trabajar, al Besiktas, experimento que obviamente le salió rana. Aunque no fue el único. El propio Luis Aragonés lo haría más tarde. Pero los dos accidentes más complicados de entender como técnico en su paso por el Real Madrid, se sitúan en el marco de la Champions League.

El primero de ellos coloca como protagonista a Iker Casillas, con algunas semejanzas a su situación actual. El jovencísimo Iker se adueñó pronto de la portería madridista, con una capacidad de mando y unos reflejos bajo el arco que le hicieron poco a poco apoderarse de un sobrenombre singular, 'El Santo'. Pero cuando arrancaba la final de la Champions League de 2002, entre Real Madrid y Bayer Leverkusen, Casillas no formaba parte del once titular. César Sánchez era el elegido por Del Bosque.
"Y eso que nunca olvidaré, y se lo recuerdo constantemente para que no se le olvide ni a él [Del Bosque] ni a Hierro, que entre los dos me limpiaron del equipo y me mandaron al banquillo. No voy a parar de repetírselo hasta que no me lo reconozcan. Los dos. No voy a parar. Ninguno me lo reconoce, entre ellos dos se tapan. 'El marqués' me dice que no estaba bien. Mentira. Me limpiaron".

Así lo explica Casillas en su biografía. Casi con ironía, porque todo acabó con César lesionado, Iker entrando en los últimos minutos y salvando tres balones de gol. Levantaron la Novena y todo se olvidó. O casi todo.

El otro gran error de Del Bosque en el Real Madrid terminó por colocar al técnico al pie de los caballos. Una temporada después, en 2003, el conjunto madridista disputaba semifinales de Champions, la vuelta, en Turín ante la Juventus, en la que defendía un 2-1 del Bernabéu. Pero Del Bosque no eligió bien. Cierto es que el gran Ronaldo volvía de lesión, pero el técnico prefirió optar por jugar sin un 'nueve' verdadero. Guti y Raúl se intercambiaban la posición, con Morientes y el propio Ronaldo mirando desde el banco. Intervino el brasileño en la segunda parte, pero ya era tarde. Del Bosque quedó tocado con aquel planteamiento sin delantero y con un eje de construcción Cambiasso-Flavio Conceiçao.

Ahora, que tenga suerte Del Bosque en Brasil, que haya elegido bien.