jueves, 19 de mayo de 2016

EL IMPERIO DEL SEVILLA

Portentosa actuación del cuadro andaluz en la segunda parte de la final para remontar al Liverpool, sumar su tercera Liga Europa consecutiva y la Quinta de su historia

Antonio Blanca

El público congregado en el St. Jakob Park de Basilea (Suiza) volvió a presenciar este miércoles una de esas finales europeas que pasan al imaginario colectivo. El renacido Liverpool de Jürgen Klopp, en busca de recuperar la gloria europea (en la competición menor) en un año en el que escaló hasta la octava posición de la Premier tras la llegada del técnico alemán. Frente al equipo que se ha apoderado de la competición en once años, el Sevilla.

Los onces iniciales propuestos por ambos técnicos dejaban claro las intenciones de cada uno. Klopp, poniendo sobre el césped a cinco jugadores con marcado carácter ofensivo como lo son Milner, Lallana, Firmino, Coutinho y Sturridge. Emery, siendo previsor, tiró de pizarra moviendo a Coke al centro del campo dejando la banda derecha a Mariano para tratar de contrarrestar la efusividad atacante del Liverpool.

A pesar de las intenciones del técnico sevillista, el planteamiento de los ‘red’ sobrepasó por completo al equipo español. El despliegue físico de los ingleses, presionando en todo el campo y moviendo la pelota con velocidad endiablada, era de tal intensidad que un Sevilla que usó las últimas tres jornadas de Liga para dar descanso a los titulares fue incapaz de igualar.

En medio de la batalla de intensidad en la que se convirtieron los diez primeros minutos, Carriço se convirtió en protagonista por partida doble. Primero, cuando con una chilena bajo la línea de gol despejó un remate de cabeza de Sturridge que ya cantaba la afición ‘red’ como el primero de la noche. Segundo, un minuto después cuando cometió un penalti claro por mano en el que el árbitro principal, el de área y el linier se convirtieron en la excepción a los testigos que lo presenciaron en todo el estadio.

La final era un monólogo del Liverpool, el Sevilla apenas generaba peligro más allá del balón parado y centros lejanos. La calma y tino de Banega con la pelota era insuficiente para sobrepasar el agobio al que eran sometidos los de blanco por la presencia continua de un jugador rival alrededor.

Pese a su inferioridad manifiesta, el Sevilla logró dar un susto a la media hora cuando Gameiro se inventó la ocasión más clara para los suyos con una chilena dentro del área cazando un balón perdido y mandándolo a escasos centímetros del poste bajo la atenta mirada de un Mignolet que poco hubiera podido hacer de tener algo más de puntería el ariete galo.

Sin embargo, el dominio del Liverpool acabó por tener recompensa en el minuto 35 gracias a un espectacular remate con el exterior de Sturridge desde la zona izquierda del interior del área que hizo inútil la estirada de David Soria.

El 0-1 dejó grogui al Sevilla, ya de por sí dominado, y permitió al Liverpool pasar a una fase de acoso y derribo. Un posible 0-2 fue anulado cuando Sturridge, en fuera de juego claro, amagó por tocar un remate de cabeza de Lovren que iba claramente al interior de la portería del Sevilla.

Lo mejor para el Sevilla en la primera parte acabó siendo el pitido del árbitro para señalizar el descanso y el propio colegiado sueco que birló otro penalti a los de la ciudad de los Beatles, por mano clarísima de Krychowiak. El 0-1 se quedaba corto para el Liverpool teniendo en cuenta la diferencia abismal en el juego a favor de los de Klopp.

La charla de Unai Emery al descanso debió ser de la que servirían de guión en una película con aires del Hollywood más comercial tipo Al Pacino arengando a los suyos en un vestuario protagonizado por Channing Tatum, pues el cambio que dio el Sevilla de una mitad a otro es de los que quedan escritos en los anales de la competición.

No bastaron sino diez segundos para demostrar los renovados aires en el Sevilla. Mariano cazó un rechazo de Alberto Moreno, se fue del mismo Moreno con un caño y enfiló la portería por banda derecha para ceder con un pase raso a Gameiro el honor de anotar el gol del empate.

La euforia inundó tanto a equipo como afición y los papeles de la primera mitad se intercambiaron en la segunda. La mística del Liverpool en finales europeas, donde nunca antes había sido remontado, palideció ante la del Sevilla, de la que no escasea ni mucho menos.

Gameiro gozó en el minuto 48 de un mano a mano claro, pero la velocidad de Touré hizo aparición para desviar el balón a córner.

Poco a poco todos los jugadores fueron entrando en calor, y si Banega segui mandando en el centro del campo, se le sumó un Vitolo imperial en banda izquierda. El canario se ofrecía a para el pase y el desborde. Y gracias a ello actuó como punta de lanza en la jugada del segundo tanto. Tras hacer tres pareder con diferentes compañeros, Vitolo se plantó en el balcón del área. Justo cuando parecía que el balón se le escapaba con un toque largo, apareció por detrás a la velocidad del rayo Coke para mandar un testarazo al fondo de la red. Ahora sí, con el 2-1 en el minuto 64, el estadio ya cantaba en un solo idioma.

Klopp trataba de reaccionar metiendo más madera en su ataque. Si ya de por sí su once inicial era ofensivo, con la entrada de Origi, Benteke y Allen acabó por depositar toda su fe para lograr la remontada que acabó como imposible.

En el minuto 70, el lateral enviado al centro del campo con la misión de tapar a Coutinho acabó siendo el héroe de la noche cuando acabó rematando solo cerca del área pequeña un balón para transformar el definitivo 1-3. Entonces la confusión fue la que dominó esos instantes, pues mientras Coke se iba a celebrarlo los jugadores del Liverpool miraban al linier que marcaba fuera de juego. Sin embargo, en una buena decisión, el colegiado señaló saque de centro pues el balón le llegó a Coke por un despeje fallido de un defensa. Así pues, no había fuera de juego y, por lo tanto, la quinta corona europea estaba ya más cerca.

Los infructuosos intentos del Liverpool no movieron un ápice la determinación del Sevilla, que ante el toque de corneta inglés llegó a contar con espacio y ocasiones para aumentar más las diferencias.

El 3-1 quedó como marcador definitivo en la quinta Liga Europa del Sevilla, la tercera consecutiva en un domino iniciado en 2005. Con Reyes levantando el trofeo, el conjunto hispalense certifica su presencia en la fase de grupos de la Liga de Campeones y suma una fecha más a su calendario de finales. Tras la de Copa del domingo, suma la Supercopa de Europa a la de España como citas obligadas del verano.