Carlos de Blas
En San Siro, un estadio mítico en el fútbol europeo, se
disputan los dos 'eternos' rivales de la capital de España el trofeo más
deseado y más grande a nivel de clubes del balompié continental en 90 minutos,
más si hay empate en el marcador, con un recuerdo imborrable: la final
disputada en 2014 en Lisboa.
No quiere hablar el Atlético de revancha, sino de
"nueva oportunidad" en la Liga de Campeones, aunque aquel encuentro
marcó a equipo, cuerpo técnico y aficionados por la forma tan cruel de la
derrota, con el 1-1 de Sergio Ramos en el minuto 93 y una prórroga agónica.
Desde entonces, ese título, el único que le falta al Atlético y al entrenador
Diego Simeone, es su gran ambición.
Para el Real Madrid fue la tan perseguida décima Copa de
Europa, un momento que ha permanecido y permanecerá en el tiempo, inolvidable,
porque la ganó cuando parecía perdida, por el éxtasis que supuso en el equipo,
dispuesto ahora, con el francés Zinedine Zidane, a conquistar una vez más el fútbol
europeo.
La reafirmación del Real Madrid con el técnico galo y sus
incontestables individualidades, con Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Karim
Benzema, Luka Modric... contra el Atlético, un equipo por encima de todo, un
bloque capaz de eliminar a Barcelona y Bayern Múnich, pero también con un
talento indudable en sus futbolistas.
Un partido de alta tensión, tremenda rivalidad, que promete
mucha táctica, mucha intensidad y mucha ambición, desde un lado y desde el
otro. El Atlético habla del contragolpe de su rival, de presionar arriba y
golpear primero en el marcador; el Real Madrid no desvela sus cartas. Al
contraataque, con espacios, es temible; con la posesión también, sobre todo por
toda la pegada de su ataque.
El duelo parte desde el equilibrio, con el precedente de
Lisboa a favor del Real Madrid, pero con los diez derbis más recientes con
estadísticas favorables al Atlético. Ha ganado, ha empatado cuatro y sólo ha
perdido uno. Son estadísticas en la víspera, no importan nada cuando el balón
entre en juego en el estadio de San Siro, pero marcan en la preparación de la
gran final de Zidane.
La dinámica plasma una impotencia madridista, el cambio de
una tendencia en la que ganaba cualquier enfrentamiento a la dificultad máxima
en conseguirlo. El francés busca soluciones en el tapete, donde Simeone
consiguió de su máximo estudio la fórmula para dar la vuelta a la situación,
encontrando puntos débiles del rival que explotar. Jugar a encerrarse no casa
con el estilo Zizou, por lo que el Real Madrid saltará a San Siro a adueñarse
del balón y explotar las virtudes ofensivas de sus jugadores. De su pegada y el
sacrificio defensivo que hagan como bloque depende el éxito.
Le espera ya en Milán, desde el jueves, el Atlético, con su
once casi definido, con variantes en su juego y con un trabajo meticuloso,
llevado hasta el más mínimo detalle, del técnico en las dos semanas que ha
estado su plantilla sin competir, desde el pasado 14 de mayo cuando se impuso
al Celta en el Vicente Calderón (2-0).
Simeone ha preparado a su equipo para muchos partidos dentro
de uno solo, para defender a Gareth Bale, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema;
para contrarrestar al medio campo, pero también para atacar, para presionar y
para variar su sistema o cambiar de registro si el encuentro lo requiere,
dependiendo del momento.
Es una de las virtudes del conjunto rojiblanco, del que se
prevé un inicio potente, al estilo de sus últimos combates antes grandes
adversarios como el Barcelona o la ida de semifinales con el Bayern, con una opción
latente en el once, el belga Yannick Carrasco por el argentino Augusto
Fernández, respecto a sus pruebas para la final.
Dependiendo de su elección por el planteamiento, más
ofensivo o más a la expectativa táctica, también dependerá cuál será el elegido
de los dos. La otra duda está en la defensa, en el acompañante del uruguayo
Diego Godín. Ahí se perfila el montenegrino Stefan Savic como titular y ahí
apunta al banquillo José María Giménez.
El resto, salvo sorpresa, está claro. Desde el esloveno Jan Oblak,
imbatido en 32 de sus 50 encuentros oficiales, hasta el delantero Fernando
Torres, goleador en siete de los últimos once encuentros, y el francés Antoine
Griezmann, en punta o por banda, pero siempre esencial en el esquema de
Simeone. Suma 32 goles.
Juanfran Torres y Filipe Luis son indiscutibles en los
laterales, como Godín en el centro de la zaga y como Saúl Ñíguez, Gabi
Fernández y Koke Resurrección en el centro del campo. De si juega Augusto o
Carrasco también dependerá la posición de Koke, por dentro o por fuera. Su
pase, su constancia y su balón parado son claves.
Para el Real Madrid, la final marca la gloria o el fracaso,
la temporada de la Undécima Copa de Europa del rey de la competición o un año
en blanco doloroso, después de no llevarse a la boca el pasado ningún título de
los considerados grandes.
En este curso el relevo en el banquillo de Zidane por Rafa
Benítez recondujo el camino. A tiempo en Liga de Campeones, la única
competición donde estuvo fuerte el Real Madrid toda la temporada. Superando al
PSG por el liderazgo en la fase de grupos, imponiendo su pegada ante el Roma en
octavos de final, tirando de noche mágica de remontada europea en el Santiago
Bernabéu ante el Wolfsburgo en cuartos y plasmando autoridad en un duelo
igualado de semifinales contra el Manchester United. El camino menos exigente a
la final fue para el conjunto madridista.
El once del Real Madrid en San Siro lo recita de carrerilla
cualquier madridista. Está definido. No hay hueco para las sorpresas salvo
invento inesperado de Zidane. Keylor Navas, portero menos goleado de la 'Champions'
con tan solo dos tantos encajados vivirá la noche más importante de su carrera.
Carvajal y Marcelo en los laterales, armas ofensivas claves; la vieja guardia,
Pepe y Sergio Ramos, en el centro de la zaga. Casemiro como figura única en la
plantilla de medio centro. De ayuda a los centrales y a cualquier cobertura en
los laterales. El ancla blanco.
El fútbol blanco cobrará sentido gracias a Toni Kroos y Luka
Modric, el encargado de traspasar líneas rojiblancas y enganchar con los tres
de arriba, la BBC, el tridente más desequilibrante del mundo junto a la MSN del
Barcelona. Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo ante el gran momento. Los
referentes.
El estado físico en el que llega la plantilla del Real
Madrid respecto a Lisboa es la gran diferencia, por encima de las cinco caras
nuevas que presentará en un once, ya en una plantilla sin Iker Casillas, Fabio
Coentrao, Sami Khedira ni Ángel Di María y en la que permanece la única baja
por lesión para San Siro: Raphael Varane.
El resto de la plantilla está sana y en mejores condiciones
que hace dos años. Y Zidane tiene en el banquillo más armas para decantar la
final si no va por el camino que desea. Jugadores de la dimensión de James
Rodríguez o Isco Alarcón y la revelación de la temporada madridista, Lucas
Vázquez, esperan la oportunidad de brillar.