Julio Candela
Hace año y medio los Schmeichel, Mahrez y Vardy celebraban
en el ayuntamiento de Leicester el campeonato de Championship y el consecuente
ascenso a la Premier League. El célebre 'We are the champions' resonó por todo
lo alto en una ciudad que no se imaginaba lo que ocurriría en 2016. El
Leicester, ese equipo humilde que en 2015 sufrió hasta el final para mantener
la categoría, sería campeón de la Premier League.
Los goles de un extrabajador de una fábrica, la magia de los
regates de un desconocido argelino, y el trabajo de un francés 'bajito' se
alinearon bajo la batuta de un entrenador italiano. Un hombre que ha saboreado
el éxito al final de su carrera y con la hazaña más complicada entre manos. Sí,
el Leicester y Ranieri son campeones de Inglaterra matemáticamente gracias al
empate a dos entre Chelsea y Tottenham.
La aspiración del Leicester de Ranieri a principio de
temporada era mantener la categoría. El equipo se reforzó con 10 jugadores tras
vender a cinco y perder otros tantos jugadores cedidos.
Entre las nuevas incorporaciones estaba Okazaki, buen
futbolista japonés, y otros con menos nombre como Fuchs y Kanté.
Lo dicho, salvar la categoría se firmaba al inicio de curso.
Lo que pasa es que cuando en la jornada 13 vas primero con solo una derrota en
tu haber, tu caché empieza a subir.
"Se va a caer, tarde o temprano", "no va a
durar", decían las voces de multitud de analistas deportivos a nivel
mundial. No les faltaba razón porque en el primer encuentro serio de la
campaña, el Leicester había claudicado en el King Power Stadium por 2-5 ante el
Arsenal.
Sin embargo, los chicos de Ranieri siguieron impasibles
basándose en una gran defensa y en un estilo de juego muy italiano. Esperar
atrás y aprovechar el combate arriba de Vardy y la velocidad en la banda de
Mahrez. Todo salió a la perfección, y el 6 de febrero el Leicester se dio
cuenta de que podía ser campeón.
Tras ganar al Liverpool 1-0 en casa, los 'foxes' visitaron
el Etihad Stadium de su mayor perseguidor, el Manchester City.
El Leicester rindió demostrando de lo que era capaz y asaltó
uno de los feudos más complicados de la Premier League. Huth en dos ocasiones y
un golazo de Mahrez sellaron un 1-3 para una historia que estaba destinada a
terminar bien.
Después de perder ajustadamente ante el Arsenal, 9 jornadas
con siete victorias y dos empates dejaron al Leicester al borde del milagro.
Old Trafford era el escenario ideal, pero en un cuento de
hadas no todos los momentos tienen por qué ser perfectos. Un empate con gol del
capitán Wes Morgan aplazó el final feliz un día más.
La historia tiene tanto encanto que hasta Ranieri estaba en
un avión de vuelta a Inglaterra cuando el Tottenham jugaba en Stamford Bridge y
no podía conseguir la victoria. Ese resultado de 2-2 hacía campeón al Leicester
por primera vez en sus 132 años de historia. El mayor éxito del fútbol moderno
en el que tiene mucho que ver un tal Vichai Srivaddhanaprabha.
El millonario tailandés Vichai Srivaddhanaprabha, rey de los
'duty free' de su país, es el hombre en la sombra que ha construido la gran
temporada del Leicester, club que compró cuando nadie apostaba por él en 2010
invirtiendo 40 millones de euros.
Este amante del polo, de 58 años, forma parte de la élite de
Tailandia, pero pese a su fortuna acostumbra a mostrarse cercano con los
hinchas del fútbol, regalando cerveza y aperitivos en el estadio del club, el
King Power, un lugar al que ha llegado en ocasiones para ver partidos
directamente en helicóptero hasta el círculo central.
A pesar de su gran popularidad, Vichai es un personaje algo
enigmático y que tiene poco contacto con la prensa. Prefiere dejar a su hijo
Aiywatt, conocido con el apodo de "Top", en la primera línea mediática.
"Hace apenas dos o tres años dijo que quería que el
equipo consiguiera buenos resultados en la Premier League y aquí están",
explico su hijo Aiywatt recientemente.
Su fortuna, construida a partir de una primera única tienda
en Bangkok, está estimada actualmente en 2.900 millones de dólares.
Desde que compró el Leicester en segunda división, ha ido
inyectando decenas de millones de euros, sin hacer mucho ruido ni comprar
grandes superestrellas, una estrategia diferente a la de otros equipos
adquiridos en los últimos años por millonarios.
El plan ha funcionado a la perfección y sino que se lo digan
a los Mahrez, Vardy y Kanté.
En verano de 2015, el Leicester hacía oficial la destitución
de Nigel Pearson como entrenador. El técnico que propició el ascenso y que
había salvado a los 'foxes' consiguiendo una décimo cuarta posición, abandonaba
el club por diferencias con la directiva.
También pudo influir decisivamente el escándalo sexual que
varios jugadores del Leicester protagonizaron en Tailandia celebrando la
permanencia. Tres futbolistas fueron fulminantemente despedidos del club, entre
ellos James Pearson, hijo del entrenador Nigel Pearson.
Llegó Ranieri casi sin tiempo para formar un equipo a su
medida, pero se adaptó a lo que había. Con él y su estilo sobrio pero efectivo,
Vardy consiguió 22 goles y fue nombrado mejor jugador del año para la prensa
inglesa.
Asimismo, el honor de ser el mejor jugador de la Premier fue
para el argelino Riyad Mahrez, una de las actuales perlas del fútbol mundial
con 18 goles y 11 asistencias esta campaña.
Junto a ellos la solidez de Drinkwater y Kanté en el centro
del campo, la dirección del capitán Morgan desde la zaga y la seguridad de
Schmeichel en portería, han hecho posible la mayor hazaña de la historia del
fútbol.