jueves, 17 de mayo de 2018

UN PASTEL SIN GUINDA

Desde el año 2010 el conjunto otrora de la ribera del Manzanares ha vuelto a paladear las mieles del triunfo, faltándole la ansiada por tres veces perdida Copa de Europa

Antonio Blanca

El Atlético fue el “pupas”, el del refrán al que “a perro flaco todo son pulgas”, el que se llevaba siempre las calabazas en los flirteos, el que siempre vivía en el alambre, el que había bajado a Segunda con un buen equipo, el que caía simpático pero no atemorizaba, el que (más allá del doblete) naufragaba año tras año. Sí, ese era el Atlético, pasado del verbo ser. En el año 2010 cambiaron las tornas. A partir de entonces, primero con Quique Sánchez Flores en el banquillo y después con Simeone (periplo de Gregorio Manzano mediante), el conjunto rojiblanco ha conseguido desterrar todos esos tópicos. Ahora, “gana, gana y gana”, como pregonaba Luis Aragonés, gana en la Liga Europa, en la Champions League compite, la roza con la yema de los dedos por dos veces, pero se les esfuma, esa guinda del pastel para redondear su historia, para dar el salto de calidad definitivo.

Esa época prodigiosa la comenzó Quique Sánchez. Con él, el Atlético ganó su primera Europa League en el año 2010. Después, vino Gregorio Manzano y, tras un mal inicio de temporada, apareció Simeone como remiendo. El club apostó por el “Cholo” y le salió bien ya que acabó el curso ganando la Europa League con dos goles de Falcao y otro de Diego contra el Athletic de Marcelo Bielsa. “Entonces se empezó a gestar algo importante”, reconoció el argentino en la rueda de prensa previa al partido contra el Olympique. El tiempo dicta que así fue.

Después, llegó una Copa del Rey (nada más y nada menos que contra el Madrid en el Santiago Bernabéu), dos Supercopas de Europa, una Liga (en el Camp Nou) y esta última Europa League. Esa es la cosecha. ¿La pena para el Atleti? Las dos finales de Copa de Europa perdidas contra el Real Madrid en Lisboa (con un gol en el minuto 93 de Sergio Ramos que forzó la prórroga) y en Milán (con una pena máxima fallada por Juanfran y el gol posterior de Ronaldo en la tanda de penaltis).

Este es el balance y el palmarés. Por eso, Simeone es “sagrado”. Se puede compartir su estilo, sus maneras, sus formas o su juego. Puede caer peor o mejor. Es posible, incluso, que alguien, durante estos años, se haya visto en la tentación de pedir su cese. Pero, definitivamente, y temporada tras temporada, el “Cholo” ha vuelto (con títulos o sin ellos, también con una millonaria inversión) a salir por la puerta grande del Calderón. Ahora, lo seguirá haciendo en el Metropolitano.

Simeone tiene un año más de contrato con el Atlético de Madrid. Es decir, si no renueva, terminará su etapa como entrenador la próxima temporada, cuando se disputa la final de la Champions League en el coliseo rojiblanco. Ese es su objetivo, tratar de levantar el título maldito en casa. Por eso se queda. Por eso, esta Europa League no debería ser el cierre a una década prodigiosa, sino el último estertor de un futuro aún más halagüeño a corto plazo, porque todo sea dicho, el Atlético de Madrid no debe ser un club de un torneo grande pero menor, el Atleti ha de ser de Champions.